DS. Congreso de los Diputados, Comisiones, núm. 536, de 08/04/2014
cve: DSCD-10-CO-536
CORTES GENERALES
DIARIO DE SESIONES DEL CONGRESO DE LOS DIPUTADOS
COMISIONES
Año 2014 X LEGISLATURA Núm. 536
PRESUPUESTOS
PRESIDENCIA DEL EXCMO. SR. D. ALFONSO GUERRA GONZÁLEZ
Sesión núm. 21
celebrada el martes,
8 de abril de 2014
ORDEN DEL DÍA:
Comparecencia cuatrimestral de la señora secretaria de Estado de
Presupuestos y Gastos (Fernández Curras), para informar sobre el grado de
ejecución de los Presupuestos Generales del Estado y la evolución de las
principales magnitudes, previa remisión del informe correspondiente. Por
acuerdo de la Comisión de Presupuestos. (Número de expediente 212/001562)
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Se abre la sesión a las doce y cinco minutos del mediodía.
El señor PRESIDENTE: Damos comienzo a la sesión de la Comisión de
Presupuestos con la celebración de la comparecencia de la señora
secretaria de Estado de Presupuestos y Gastos para informar sobre el
grado de ejecución de los Presupuestos Generales del Estado y la
evolución de las principales magnitudes después de la remisión que ha
hecho del informe correspondiente.
Agradecemos la presencia de la secretaria de Estado y, sin más, le damos
la palabra.
La señora SECRETARIA DE ESTADO DE PRESUPUESTOS Y GASTOS (Fernández
Curras): Señorías, cumplo un año más con la tradición que consagra la
presencia de la secretaria de Estado de Presupuestos y Gastos ante la
Comisión del Congreso para dar cuenta de los datos de déficit que arroja
el cierre del ejercicio anterior, en este caso el 2013. Lo hago con la
satisfacción de traer a sus señorías unos datos que indican claramente
que las medidas que ha aplicado el Gobierno y ha animado, a través de la
Ley de Estabilidad Presupuestaria, a tomar al resto de las
administraciones públicas, están funcionando. Están obrando sus efectos
en la economía española y en la credibilidad de nuestro país a nivel
interno y a nivel externo, tanto de las instituciones europeas como de
los organismos calificadores y de los inversores de todo el mundo.
El cierre presupuestario del año 2013 del conjunto de las administraciones
públicas muestra, como les decía, los buenos resultados conseguidos
gracias al esfuerzo realizado por todos. El balance final refleja que se
ha vuelto a reducir el déficit público en un año de fuerte contracción
económica, se ha mejorado también el objetivo de gasto público, se ha
logrado un aumento de los ingresos, a pesar del impacto negativo del
ciclo económico en nuestros impuestos y cotizaciones y gracias al efecto
de las medidas normativas puestas en marcha por el Gobierno e incluso en
términos absolutos se ha mejorado el objetivo de déficit. Cuando se fijó
el objetivo de estabilidad la meta era cerrar el ejercicio con un déficit
de 68.340 millones de euros; finalmente se ha cerrado con 67.755
millones, es decir, 585 millones de déficit menos. Esta cifra representa
el 6,62 % del PIB, frente a un objetivo del 6,50, una ligera desviación
de 12 centésimas que, por otro lado, va a verse corregida en los próximos
meses con la revisión metodológica del PIB que va a llevar a cabo
Eurostat para todos los países de la Unión Europea. Desglosando ese
déficit del 6,62, que excluye la ayuda financiera, corresponde a la
Administración central un 4,33 %, el de las comunidades autónomas alcanza
el 1,54, el de la Seguridad Social un 1,16 y las corporaciones locales
tuvieron superávit del 0,41 %. Finalmente, las ayudas al sector
financiero ascienden en 2013 a 0,46 puntos del PIB, si bien, como saben
ustedes, estas ayudas no computan en el déficit a los efectos del
procedimiento de déficit excesivo en el cumplimiento del objetivo fijado
de acuerdo con la normativa comunitaria. Si estos datos demuestran el
camino realizado, hay una realidad si se quiere aún más importante que
hay que destacar: el tremendo esfuerzo fiscal en términos estructurales
realizado durante todo 2013. Les recordaré que la Unión Europea exigía
que el ajuste fuese el 1,1 % del PIB. Pues bien, se ha superado este
ajuste con creces alcanzando el 1,56 %. La consecuencia de este esfuerzo
es que España alcanza por primera vez desde 2007 un superávit estructural
primario del 1,13 % tras una reducción del déficit estructural primario
de 1,9 puntos del PIB. Ello demuestra, señorías, que la política fiscal
aplicada es correcta. El déficit se sigue reduciendo incluso en un año
tan recesivo y con una caída del PIB del 1,2 % que hubiera llevado por sí
solo a un aumento del déficit. Se ha logrado reducirlo por el efecto de
las medidas de consolidación fiscal.
Desde el inicio de la legislatura todas las medidas económicas aprobadas
por el Gobierno -todas- tienen un único objetivo: crecer y crear empleo.
Para ello, la política económica aplicada se ha venido asentando sobre
dos pilares fundamentales, como son la necesaria consolidación fiscal y
las reformas estructurales. La consolidación fiscal es un elemento
ineludible para garantizar la sostenibilidad de las finanzas públicas en
el frágil entorno financiero de la zona euro. Por ello, estamos llevando
a cabo un saneamiento de las cuentas públicas sin precedentes con el fin
de reducir los alarmantes niveles de déficit público que llegaron a
registrar nuestras cuentas públicas, y, por ello, hemos obtenido los
resultados en el ejercicio 2013 que acabo de relatarles. Paralelamente
hemos adoptado una ambiciosa batería de reformas estructurales que se
están poniendo en marcha desde el principio de la legislatura aumentando
la flexibilidad y competitividad de nuestra economía. La estrategia
económica aplicada empieza a dar sus frutos. Desde el inicio de la crisis
nunca la economía española había comenzado ningún ejercicio con una
corrección tan clara de los desequilibrios macroeconómicos. Se observan
indicadores positivos en casi todos los campos: sector exterior, cuentas
públicas, sector financiero e incluso en el mercado laboral también se
aprecian los primeros signos que invitan a la esperanza. Los datos de
afiliación de la Seguridad
Social en marzo conocidos la semana pasada son los mejores desde el año
2007; casi 84.000 afiliados más a la Seguridad Social. Paralelamente, el
paro se redujo en más de 16.600 personas en dicho mes, siendo la
reducción más acusada desde marzo de 2006. Ello es porque se han adoptado
medidas, se ha ejercido el gobierno y la gestión y se ha hecho de la
forma adecuada, no sujeta a los intereses de un partido ni con la vista
puesta en la popularidad y el aplauso, sino en la urgente necesidad de
frenar la caída y comenzar la recuperación. Hoy las tasas positivas de
crecimiento son una realidad. Desde la segunda mitad de 2013 estamos
registrando tasas trimestrales de crecimiento positivas que, aunque son
modestas, nos permiten afirmar que la economía española ha dejado atrás
la recesión y que nos encontramos ante una situación radicalmente
distinta a la que vivíamos hace solo un año. Todos los organismos
internacionales y analistas reconocen este cambio de tendencia en la
economía española. Al mismo tiempo, España se ha convertido en el país de
la eurozona en el que se están viendo las mayores revisiones al alza en
las expectativas de crecimiento. La Comisión Europea, por ejemplo, ha
sido uno de los últimos organismos que ha mejorado las previsiones de
crecimiento, variándolas del 0,5 % al 1 % para 2014, justo el doble. La
reciente remisión a las autoridades europeas de la información del cierre
del conjunto de las administraciones públicas y la trascendencia que
tiene dicha información ha hecho que me haya parecido adecuado hacerles
aquí una referencia y un resumen del resultado global alcanzado por
España Estado miembro.
Ahora paso a centrarme en la ejecución de los Presupuestos Generales del
Estado. La Administración central ha registrado un déficit de 44.326
millones de euros, lo que representa un 4,33 % del PIB. La desviación
sobre el objetivo se debe fundamentalmente a la ejecución de las
políticas sociales. El Estado ha tenido que transferir casi 30.000
millones de euros a la Seguridad Social, de los que 16.396 han ido al
Servicio Público de Empleo Estatal y 13.401 al sistema de Seguridad
Social para pensiones no contributivas y complementos a mínimos. La
Administración central es la principal garante del Estado del bienestar
en España y ese compromiso de solidaridad con las políticas sociales es
el motivo más importante de la desviación del objetivo. Al tiempo, se ha
ayudado a que las comunidades autónomas obtuvieran mejores resultados
soportando también el Estado la pérdida de ingresos tributarios. Además,
el Estado también ha tenido que hacer frente a compromisos adquiridos con
otras administraciones públicas, en este caso la Unión Europea, y ha
ejecutado en una cuantía superior a la prevista las transferencias a la
Unión Europea por exigencias de la propia normativa comunitaria y por un
defecto en la previsión del presupuesto comunitario. Los compromisos
sociales y frente a la Unión Europea que han ido surgiendo durante 2013
han podido ser cubiertos en gran medida con la desviación positiva o el
ahorro de intereses de 8.800 millones de euros.
Entrando en el análisis del comportamiento de los distintos ingresos y
gastos, permítanme destacar, señorías, que hasta diciembre los ingresos
no financieros totales ascendieron a 191.096 millones de euros, un 1 %
menos que en el mismo periodo del año anterior, debido a que la
recaudación impositiva total alcanza prácticamente el mismo importe que
en 2012 pero ha habido una disminución de los ingresos no financieros de
un 7,7 %. En estos resultados influye la liquidación definitiva del
sistema de financiación de las comunidades autónomas de régimen común. La
liquidación del ejercicio 2010 por participación en los impuestos
estatales realizada en 2012 resultó a favor de las comunidades autónomas
por un importe de 25.000 millones de euros, mientras que el Estado
ingresó vía transferencias corrientes casi 26.000, de los cuales 22.421
corresponden a la liquidación del Fondo de suficiencia, 3.395 a la
devolución de anticipos concedidos en 2010 y 90 millones a la
compensación de pagos del impuesto sobre el patrimonio. En 2013 la
liquidación del ejercicio 2011 ha sido favorable al Estado en 2.348
millones, 1.460 por la participación en impuestos y 888 por Fondo de
suficiencia. Además, el resultado de 2013 está muy condicionado por el
alto importe de las devoluciones, que superan un 15,1 % las producidas en
el ejercicio 2012. Estas devoluciones compensan buena parte del
incremento de los ingresos brutos, que aumentaron un 3,3 %. Es por ello
que para tener una idea de la evolución subyacente de los ingresos hay
que acudir a los ingresos en términos homogéneos, que cancelan los
distintos calendarios de devoluciones de 2012 y 2013 además de eliminar
el impacto de medidas normativas transitorias como fueron la declaración
tributaria especial o el gravamen de revalorización de activos. Estos
ingresos homogéneos crecieron en 2013 un 3,7 % cuando en 2012 crecieron
un 1,9 % con el mismo resultado de homogeneización. El principal impulso
de estos ingresos han sido las medidas normativas, que han supuesto en
2013 un incremento en los ingresos de cerca de 11.900 millones de euros,
un 7 % más de los ingresos netos del año. El IRPF, con 69.946 millones de
euros, desciende en el conjunto del año un 1 %. Esta caída se debe
principalmente al descenso de retenciones un 0,3 %. Ahora bien, estas
retenciones han ido reduciendo su
caída en los últimos meses del año debido a la menor pérdida de empleo y
al aumento de la masa salarial de las administraciones públicas al no
estar afectadas las retribuciones de este año por la supresión de la paga
extraordinaria. En términos homogéneos, corregido el distinto ritmo de
realización de devoluciones en el IRPF, el descenso se sitúa únicamente
en el 0,2 %. En el impuesto sobre sociedades se han recaudado 19.964
millones y registra una caída del 6,9 % en la que influye también el
fuerte aumento de las devoluciones. En términos homogéneos -corregido,
pues, este efecto de devoluciones en ambos años- el descenso es del 3 %.
Este resultado es consecuencia de una caída de los ingresos por cuota
diferencial bruta del ejercicio en 2012 por un 2,2 % y de un aumento en
los pagos fraccionados en un 19,8 %. Cabe señalar en relación con este
impuesto y como novedad para 2013 la aparición de tasas positivas en los
beneficios declarados por grandes empresas y grupos fiscales en el
segundo y tercer pago fraccionado del año. Por lo que se refiere a los
impuestos indirectos, éstos se elevan a 73.733 millones de euros, importe
superior en un 3 % al de 2012. El IVA, con una recaudación de 51.939
millones, muestra un crecimiento acumulado del 2,9 %, derivado, entre
otros, de que los ingresos brutos experimentan un crecimiento del 5,3 %.
En términos homogéneos -y corregido también el distinto calendario de
devoluciones- el IVA pasa a registrar un aumento del 9,7 % impulsado por
la subida de tipos impositivos en septiembre de 2012 y por la
desaceleración de la caída de gasto final sujeto al impuesto. Los
impuestos especiales ascienden a 19.073 millones, con un crecimiento del
4,7 como consecuencia básicamente del impuesto sobre hidrocarburos que
está aumentando un 15,6 % y que está relacionado con los cambios
normativos y de gestión que han aportado a la recaudación 1.184 millones
de euros. Por último, el resto de los ingresos no financieros ascienden a
23.323 millones, frente a los 25.279 millones del año 2012.
Por lo que se refiere a los gastos, las obligaciones reconocidas se elevan
a 161.242 millones de euros, un 5 % más que en 2012, y los pagos totales
alcanzan 160.769, un 5,5 % más que en el ejercicio anterior. Ahora bien,
este incremento del gasto del Estado en 2013 es consecuencia del aumento
de transferencias a la Seguridad Social y del incremento de los gastos
financieros y gastos sin correspondencia en el ejercicio 2012, como es la
reforma del sistema eléctrico por casi 3.000 millones de euros. En cuanto
al incremento de las transferencias en la Seguridad Social, quiero
resaltar que el gasto de transferencias en 2013 es un 72 % superior al de
2012. En 2013 se han reconocido obligaciones por importe de 15.693
millones, frente a los 9.145 millones de 2012. En cuanto a las
obligaciones reconocidas de gastos de personal, éstas se sitúan en 27.651
millones, con un aumento de 908 millones, apenas un 0,8 respecto del
ejercicio anterior por el efecto de la supresión de la paga
extraordinaria en diciembre de 2012. El gasto del capítulo de gastos
corrientes en bienes y servicios ha ascendido a 3.190 millones, un 9,3 %
menos que en el ejercicio anterior. En gastos financieros las
obligaciones reconocidas son un 9 % superiores al ejercicio anterior. Los
gastos de transferencias corrientes se han situado en 89.371 millones, un
4,6 % más que en el año anterior debido, como se ha señalado
anteriormente, al incremento de transferencias a la Seguridad Social. Y
en cuanto a los gastos de capital, las inversiones reales presentan una
disminución del 24,2 % fundamentalmente debido a una minoración de las
inversiones en fomento. Por último, las transferencias de capital crecen
un 31,5 por las destinadas a la CNMC para financiar los costes del
sistema eléctrico.
Señorías, los datos son tozudos y reflejan una mejoría en la situación de
la economía española; ni suficiente ni definitiva, pero neta mejoría. La
propia Comisión Europea, en su último informe sobre desequilibrios
macroeconómicos del pasado 5 marzo, saca a España del grupo de países con
desequilibrios excesivos y considera que se ha realizado un ajuste
significativo a lo largo del último año y que, de mantenerse la tendencia
actual, los desequilibrios continuarán reduciéndose gradualmente. Es
cierto -y se avisa- que siguen existiendo riesgos en nuestra economía,
pero confía en la reducción gradual de sus desequilibrios. La propia
Comisión ha reconocido que las mejoras en las perspectivas
macroeconómicas deberían permitir que España cumpliese holgadamente los
objetivos de 2014. No es una afirmación gratuita. Los primeros datos de
que disponemos en la ejecución del presupuesto del Estado de 2014 no solo
lo corroboran, sino que reafirman que esta es la senda que conduce de
nuevo al crecimiento. La generación de empleo, cuyos datos hemos conocido
la semana pasada, ya dicen que, por primera vez en cinco años, hemos
encadenado dos meses de subidas interanuales en el número de cotizantes a
la Seguridad Social, al tiempo que contemplaban seis meses con una
tendencia ininterrumpida a la baja, que muestran el comienzo de la
consolidación de un mercado laboral en el que, por supuesto, aún queda
mucho, muchísimo, por hacer.
Señorías, sin triunfalismo alguno, que no cabe cuando aún queda tanto por
hacer, creo haberles hecho, desde la objetividad incontestable de los
datos que les he expuesto, la fotografía de un país,
España, y de una sociedad que ha cambiado el rumbo, que ha detenido la
caída libre que padecía, frenando en seco su deterioro y comenzando, bien
que tímidamente aún, su recuperación. No hay otra forma de interpretarlo
sino desde el empecinamiento demagógico. Estos son los datos del cierre
del ejercicio 2013. Quedo ahora a su disposición para escuchar sus
intervenciones y, por supuesto, contestar o responder a las preguntas que
me puedan plantear.
El señor PRESIDENTE: Gracias, señora secretaria de Estado, por su
intervención.
Pasamos al turno de los grupos parlamentarios que quieran intervenir. Por
parte de UPyD, el señor Anchuelo tiene la palabra.
El señor ANCHUELO CREGO: Si vemos objetivamente las cifras, como la
secretaria de Estado ha propuesto, es difícil compartir el análisis tan
optimista que ella ha realizado. El año pasado tuvimos un déficit público
que ascendió a la cifra de 67.775 millones de euros; 67.000 millones de
euros de exceso de gasto sobre nuestra recaudación, y esto sin contar las
ayudas públicas a la banca, que computarán o no computarán en el
procedimiento de déficit excesivo, pero que se han pagado y se han
perdido 4.600 millones a sumar a los anteriores; vamos ya por 49.000
millones de euros perdidos. Junto a esta enorme cifra de déficit hay un
aumento de la deuda pública todavía mayor de 76.000 millones de euros;
30.000 más si sumamos el Fondo de liquidez autonómico y de pago a
proveedores. La deuda pública alcanza ya la cifra de 960.000 millones de
euros, un 94 % del PIB, aproximándose a niveles muy peligrosos. La
reducción del déficit que se ha producido ha sido una reducción mínima y
este creo que es un dato importante. Si comparamos el déficit de este año
y el del anterior hay una reducción de apenas 3 décimas, del 6,95 al
6,62. Eso sí, un año más se incumplen, aunque sea por poco, aunque sea
por una décima, los objetivos marcados por la Unión Europea que se habían
revisado al alza. Este incumplimiento se va produciendo de forma
sistemática. Por otro lado, estamos hablando de cifras del conjunto de
las administraciones públicas, pero resulta llamativo que en aquellas
partes de la Administración pública en las que el Gobierno tiene un
control más directo, el incumplimiento haya sido más grande. En el caso
de la Administración central es la única que empeora respecto a 2012 y
sobrepasa ampliamente su objetivo, 4,33 frente al 3,8. Lo mismo sucede en
una serie de importantes comunidades autónomas que están gobernadas por
el Partido Popular, como es el caso de Murcia, Valencia Castilla-La
Mancha, Aragón. Por tanto, en esa mejora que se nos describe, la parte de
las administraciones que el Gobierno controla más directamente no parece
haber sido la que más haya contribuido. Esto respecto a las cifras, pero
una segunda parte debería consistir en analizar cómo se han alcanzado
esas cifras.
Hay un dato que a nuestro grupo le preocupa, y es que haya aumentado el
gasto público. Si se controla el déficit no es por una disminución del
gasto. El gasto público ha aumentado, se ha gastado más que en el año
2012; ha subido, en términos del PIB, del 44 al 44,4. Eso pese a que ha
caído la prima de riesgo fuertemente en el conjunto de la periferia
europea, gracias a las políticas del Banco Central y gracias a que ha
habido un menor gasto en prestaciones por desempleo, no por la caída de
desempleados por personas que encuentren empleo, sino por el número de
desempleados que han ido agotando sus prestaciones y perdiendo cobertura.
Donde ha habido control del gasto es en aquellas partidas más sensibles
al crecimiento, como el gasto en inversión, mientras que se ha dejado
pendiente la reforma a fondo de las administraciones con fusión de
ayuntamientos, eliminación de diputaciones, disminución más acusada del
número de entes públicos no administrativos, etcétera.
Por el lado de los ingresos, que es por donde se ha realizado el ajuste,
se ha producido con una nueva subida de impuestos, porque las bases han
caído, el PIB ha caído un 1,2; se ha recaudado más aumentando de nuevo
los tipos, aumentando de nuevo los impuestos a los españoles y aumentando
los impuestos a los de siempre, básicamente a las rentas del trabajo
dependiente y fundamentalmente por medio de la imposición directa; por
medio de una imposición, por tanto, regresiva en términos fiscales, y un
año más se ha perdido la oportunidad de profundizar en la lucha contra el
fraude. No son afirmaciones gratuitas. La propia Agencia Tributaria ha
informado recientemente de que el año pasado disminuyeron un 9 % sus
ingresos por lucha contra el fraude, algo que no se producía desde el año
1991, y el propio Gobierno, que viene diciendo que no hay ningún problema
y que hay medios suficientes, en la memoria económica del reciente real
decreto en el que convoca nuevas plazas públicas, afirma que la plantilla
de la Agencia Tributaria está cerca de sus mínimos históricos tras una
grave disminución en los últimos años. Tal vez esa falta de medios tenga
que ver con el fracaso de la recaudación en la lucha contra el fraude.
En tercer lugar -aunque sea un tema delicado, no se puede dejar de señalar
por su relevancia política-, todo lo que he dicho anteriormente se basa
en el supuesto de que las cifras sean fiables, pero
un año más hay ciertas dudas de si esas cifras son fiables o de si el
Gobierno ha vuelto a utilizar la contabilidad creativa. Ha habido
informaciones sobre el hecho de que el cierre del gasto se ha adelantado
al 25 de noviembre. En 2011 fue el 30 de diciembre, como debe ser; en
2012, el 3 de diciembre; el año pasado, el 25 de noviembre. Rogaría a la
secretaria de Estado que diera alguna explicación sobre si este hecho es
cierto o no y, en caso de que sea cierto, que explicara por qué se ha
producido, porque reducir el déficit y el gasto acortando las fechas en
que se puede gastar no parece el mejor procedimiento.
También ha generado grandes dudas en numerosos analistas el hecho de que
en el cuarto trimestre del año pasado cayó fuertemente tanto el gasto
como el déficit, en concreto el consumo público disminuyó un 19 %, y eso
cuando el año previo se habían suprimido las pagas extras de los
empleados públicos. Cómo se explica esa brusca caída del gasto en el
cuarto trimestre teniendo en cuenta que comparamos con un año previo en
que se suprimieron las pagas de los empleados públicos. También es
sorprendente y sería muy preocupante que las cifras no fuesen fiables y
que el análisis anterior se basara en unas cifras discutibles.
Por último, en cuanto a las perspectivas de futuro, el próximo año 2015
tenemos que alcanzar un objetivo del 4,2 % de déficit público. Eso supone
que, respecto a los niveles que estamos viendo en 2013, hay que disminuir
unos 25.000 millones el déficit público, porque el ajuste entre 2013 y
2012 -como antes he dicho- ha sido de unas décimas, y el objetivo de la
Unión Europea no era tan ambicioso, pero ¿cómo se va a producir esa
disminución adicional de 25.000 millones? Y, sobre todo, y con esa
pregunta concluyo mi intervención, ¿cómo es compatible con las promesas
que está haciendo el Gobierno de una disminución generalizada de
impuestos? Le rogaría a la secretaria de Estado que en su segunda
intervención contestase, si es tan amable, a estas preguntas.
El señor PRESIDENTE: En nombre de Convergència i Unió, tiene la palabra el
señor Sánchez i Llibre.
El señor SÁNCHEZ I LLIBRE: En primer lugar, quiero agradecer la
comparecencia de la secretaria de Estado, doña Marta Fernández, en esta
Comisión de Presupuestos y también me gustaría plantearle algunas dudas
que tiene nuestro Grupo Parlamentario de Convergència i Unió respecto a
observaciones y datos relevantes que nosotros no acabamos de entender.
Por eso nos gustaría que, a través de esta comparecencia, pudiera dar luz
a nuestras dudas que, repito, no dejan de ser relevantes.
Si nos fijamos en los datos y en los cuadros que nos ha planteado el
Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas y vamos directamente a
la liquidación de los presupuestos del año 2012 y del año 2013, vemos una
serie de diferencias que no acabamos de entender. Respecto al año 2012,
señora secretaria de Estado, la participación de las comunidades
autónomas en las recaudaciones de IRPF, IVA por operaciones interiores e
impuestos especiales fue según estos datos de 90.846 millones de euros,
mientras que en el año 2013 los mismos ingresos por dichos impuestos -o
sea IRPF, IVA por operaciones interiores e impuestos especiales- fueron
de 68.479 millones de euros. Nos encontramos ante una duda en un aspecto
relevante sobre la que nos gustaría una aclaración en el sentido de que
los ingresos de las comunidades autónomas por estos conceptos han
descendido un 25 %, o sea más de 22.000 millones de euros. En cambio, si
hacemos la misma operación mirando los ingresos que ha percibido el
Estado por estos conceptos, comprobando cuidadosamente las declaraciones
de los años 2012 y 2013, vemos que se ha experimentado un cambio radical.
Así como en las comunidades autónomas los ingresos por estos conceptos
han descendido un 25 %, vemos curiosamente que en el Estado los ingresos
por dichos conceptos se han incrementado un 60 %, o sea, han pasado de
unos ingresos de 38.426 millones de euros a unos ingresos de 61.597
millones de euros. Aquí nos hacemos una primera pregunta. ¿Cómo justifica
el Gobierno una caída en la recaudación de las comunidades autónomas de
un 25 %, teniendo en cuenta, señora secretaria de Estado, que la caída
del PIB no supera el 1,2 %? Hay unas cantidades perfectamente reflejadas
en las liquidaciones de los presupuestos de 2012 y 2013 que ustedes han
tenido a bien enviarnos, pero no acabamos de comprender cómo se pueden
producir diferencias de estas magnitudes tan importantes en el sentido de
que el Estado ha incrementado un 60 % sus ingresos y las comunidades
autónomas los han reducido en un 25 %. Sobre la base de estas mismas
dudas y estos mismos datos que están perfectamente reflejados en sus
informes, nos gustaría preguntar si el Gobierno ha valorado la
posibilidad de que haya habido trasvase de recursos fiscales de las
comunidades autónomas hacia la Administración central.
Una segunda cuestión, señora secretaria de Estado, es una duda menos
relevante que la que acabo de exponer, pero también nos gustaría que nos
diera una explicación. Respecto a la ejecución de la recaudación de las
oficinas de la Agencia Tributaria, comparando el año 2013 con el año
2012, vemos que
en el conjunto del Estado la recaudación ha disminuido en un 4,2 %,
mientras que en el mismo ejercicio y en plena crisis de recaudación de
las oficinas de la agencia en Cataluña ha experimentado un aumento del
2,8 %. ¿Cómo justifica el Gobierno los aumentos de la recaudación en
Cataluña -que también se da en otras comunidades autónomas, como
Cantabria y Madrid- en un momento de grave crisis, cuando en el conjunto
del Estado la recaudación disminuye?
En relación con la evolución de los gastos del año 2013 también tenemos
algunas dudas razonables. ¿Cómo en un contexto de ajuste presupuestario,
solo en el capítulo 2, gastos corrientes de bienes y servicios, y en el
capítulo 6, inversiones reales, hay reducción del gasto respecto al
ejercicio del año 2012? Aumentan los gastos de personal en un 2,9 % y
aumentan las transferencias de capital y las transferencias corrientes.
Otra duda. ¿A qué se debe que la principal disminución de transferencias
corrientes respecto del año 2012 vuelva a corresponder a las comunidades
autónomas, con un descenso del menos 12,7 %, y sea muy superior al
descenso de las transferencias corrientes a los organismos vinculados a
la Administración central, organismos autónomos -menos 6,2 %-, agencias
estatales y organismos públicos -menos 2,8 %- y entes públicos,
fundaciones y restos de servicios públicos -menos 7,7 %-? Aquí hay
también un dato relevante, en el sentido de que la principal disminución
de las transferencias corrientes vuelven a llevársela otra vez las
comunidades autónomas, en un porcentaje que supone casi un 50 % más, el
menos 12,7 %.
Otra cuestión -y voy terminando- es cómo justifica el Gobierno o la
secretaría de Estado que usted preside la escasa ejecución de los
programas de gasto tan importantes para la reactivación económica y para
la transformación del tejido productivo como el de innovación tecnológica
y telecomunicaciones, que tiene un 42 %, coordinación de la investigación
científica y técnica, en un 40 %, o el de investigación y desarrollo en
tecnología industrial del Ministerio de Economía en un 50 %. Después hay
un dato basado en las declaraciones que hizo el ministro de Hacienda y
Administraciones Públicas respecto a la ejecución de los datos del
déficit del Estado y de las diferentes administraciones que lo configuran
relativos al año 2013, donde siempre el Gobierno saca pecho, y aquí no
tenemos absolutamente nada que decir, de que los cumplimientos de los
déficits prácticamente se han conseguido, pero nosotros siempre añadimos
la valoración objetiva que le voy a dar a continuación.
Según los datos del propio Ministerio de Hacienda, en el año 2013 la
Administración General del Estado tuvo un déficit del 4,33 % y la
Seguridad Social del 1,16 %, significando ello que tanto el Estado como
la Seguridad Social en el año 2013 han aumentado el déficit respecto al
año 2012 en un pequeño porcentaje. En cambio, las comunidades autónomas
han reducido su déficit significativamente y los entes locales han
aumentado su superávit. Por eso nos gustaría saber cómo valora usted,
señora secretaria de Estado, este desequilibrio entre los esfuerzos
exigidos a las administraciones territoriales y el esfuerzo de mínimos
que realiza el Estado, porque si hacemos un análisis global de cuáles han
sido los esfuerzos de austeridad que han tenido que hacer las diferentes
administraciones, vemos que el Estado, la Administración Central del
Estado, y la Seguridad Social han incrementado significativamente sus
déficits respecto al año 2012 y, en cambio, los que sí han hecho un
esfuerzo importantísimo para disminuir sus déficits, yo diría
proporcionalmente en unos porcentajes muy relevantes, han sido las
administraciones autonómicas, sin dejar de subrayar el gran esfuerzo que
han hecho los entes locales, que han incrementado su superávit.
El señor PRESIDENTE: En nombre del Grupo Parlamentario Socialista, tiene
la palabra el señor Rangel.
El señor RANGEL TARRÉS: Señora secretaria de Estado, bienvenida a esta
Comisión y además con un optimismo que ha puesto de manifiesto en su
intervención. Lo celebro muchísimo y nos gustaría compartir ese
optimismo. En mi intervención en nombre del Grupo Socialista voy a
participar de algunos de los análisis que se han hecho anteriormente por
mis compañeros tanto de UPyD como de Convergència i Unió y espero que no
nos ubique a todos en esa categoría que antes ha definido de pesimistas
compulsivos. Nos gustaría ser optimistas, pero hay algunas cosas que nos
preocupan a la vista del análisis que podemos hacer de las cuentas del
año 2013 y una de ellas es el elevado incremento de la deuda, que va ya
desbocada, la deuda y los avales. Hay otra cuestión que también nos
preocupa y es cómo se reparten las cargas y los beneficios en la salida
de la crisis. Eso nos preocupa muchísimo, porque tiene que ver con las
políticas que lleva a cabo el Gobierno para impulsar la economía, que se
basan en la devaluación salarial, en el incremento de la presión fiscal a
determinadas capas y además en una
desinversión en infraestructuras y en no apoyar el cambio de modelo
productivo para tener una economía más saneada, más competitiva y de
forma sostenible. Eso nos preocupa y me referiré a esos puntos en mi
intervención.
En primer lugar, paso a un tema al que usted no ha hecho referencia, que
es el incremento de la deuda pública. Antes se ha dicho, estamos ya en un
incremento acumulado de este Gobierno de 223.000 millones de euros, en el
año pasado ha crecido en 76.000 millones, un 8,6 % más que en 2012, y,
como sabe perfectamente, la Comisión Europea señala que los elevados
déficits públicos y el bajo crecimiento del PIB nominal van a situar la
deuda bruta de las administraciones públicas españolas en el 99 % del PIB
en 2014 y en el 103 % de nuestro PIB en 2015. Eso es muy preocupante. De
hecho, no deja de sorprender que en el discurso oficial del optimismo,
cuando se echa mano del recurso de la herencia recibida, no se hable de
esta herencia que están amasando y que van a dejar a los próximos
Gobiernos para que toreen con ella. Es sorprendente que no hablen de eso.
Por tanto, nos gustaría que nos hablase de la evolución de la deuda y de
las perspectivas que tiene, más que nada porque la deuda y los avales
sabemos que tienen unos beneficiarios, que son los bancos, las
constructoras y las eléctricas, fundamentalmente; por lo tanto, ya
sabemos aquí quién puede salir beneficiado de algunas de las políticas
que lleva a cabo el Gobierno.
Por otra parte, también podemos hablar del déficit. Usted ha resaltado que
hay una ligera desviación -de una décima o de doce centésimas- del
objetivo, pero no hemos entrado demasiado en el detalle de cómo se
descomponen los diversos subsectores de la Administración pública, de
cómo ha ido ese déficit. De hecho, en el conjunto de la Administración
General del Estado y de la Seguridad Social ha crecido. Ese déficit tan
criticado ha crecido tres décimas respecto del año 2012 y ha crecido
bastante respecto de 2011 y, en cambio, quienes han ajustado -y han
ajustado bastante- han sido las comunidades autónomas, que son las que
deben prestar servicios públicos esenciales como la sanidad y la
educación. Aquí también ya vemos quién está cargando con el ajuste de las
cuentas públicas y con la crisis, los ciudadanos, que ven deteriorarse
esos servicios públicos, y además puedo dar fe. Un familiar mío ha tenido
una intervención quirúrgica hace tres días y he constatado lo buenos que
son los médicos, pero en qué ámbito intentan resolver los problemas
sanitarios, en qué ambiente, con qué recursos y con qué medios. Vemos
cómo se ha recortado el gasto sanitario y cómo afecta a los pacientes.
También se ha hablado del comportamiento de las corporaciones locales. Han
colaborado mucho en paliar el déficit en su conjunto, en que nos
acercáramos al cumplimiento del objetivo, y, en cambio, están sometidas a
una de las reformas estructurales más espectaculares con un
desapoderamiento brutal de las corporaciones locales como gobiernos y
precisamente sobre la base de la Ley de Estabilidad Presupuestaria y
atendiendo a unos resultados que no son los que están demostrando las
cifras día a día. Cuando vemos esos datos no entendemos cómo se ha podido
llevar a cabo esa reforma de las corporaciones locales, de la
Administración local.
Otro tema preocupante que tiene que ver con sus políticas de devaluación
salarial y con las reformas estructurales del mercado de trabajo que
llevaron a cabo es que están cayendo las bases impositivas, está cayendo
la recaudación porque caen las bases impositivas. No cae demasiado la
recaudación porque han incrementado la presión fiscal. ¿Sobre quién la
han incrementado? Sobre los mismos. Hablábamos de cargas y beneficios.
Han incrementado la presión fiscal -aunque caen las bases tributarias- en
las clases medias y las clases trabajadoras y eso nos preocupa. Nos
preocupa más todavía ver que no hay interés alguno en cambiar el patrón
de crecimiento, en absoluto, porque aunque se cumpla por vía de ejecución
el presupuesto en inversión y en infraestructuras, estamos perdiendo
capacidad de competir, porque ha disminuido notablemente la inversión en
infraestructuras en relación con el producto interior bruto, es decir, se
amortiza más, que no se invierte, con lo cual estamos descapitalizándonos
para ser competitivos en el futuro.
Por otra parte -también se ha comentado anteriormente-, lo que no deja de
sorprender es que en el presupuesto de gastos la mayoría de las políticas
de gasto se ejecuten el cien por cien y, en cambio, hay dos secciones,
con las políticas que contienen, que -al menos con la información que
hemos recibido- caen de forma escandalosa, que son Industria, Energía y
Turismo, que tan solo ejecuta el 52,3 % del presupuesto que tiene
consignado, y Economía y Competitividad, con el 57,3 %. Esto afecta a
políticas que son perfectamente descriptibles para apoyo a un nuevo
modelo de crecimiento como son las de industria y energía, el 48,5 %,
comercio, turismo y pymes, el 56,1 %, investigación, desarrollo e
innovación, el 54,5 %. Eso nos preocupa porque podemos tener algún
indicador que muestre que a nivel macroeconómico podemos empezar a tener
noticias positivas, pero la distribución interna de cargas y beneficios y
la sostenibilidad de esa recuperación en el medio y el largo plazo no va
a ser posible a no ser que se
cambien de forma sustancial esos objetivos. Eso me recuerda aquella
intervención mía -que ya le he recordado también en alguna otra ocasión,
que a usted le hizo mucha gracia- del jardín y las flores.
Desgraciadamente, algunos de los indicadores y algunos de los informes
que al ministro Montoro le gustan muy poco, como el de la pobreza
infantil, nos empiezan a poner de manifiesto, negro sobre blanco, cuáles
son las flores que se van a cuidar y cuáles empiezan a estar ya
marchitas. Eso nos preocupa y nos gustaría que nos dijera algo al
respecto.
El señor PRESIDENTE: En nombre del Grupo Parlamentario Popular, tiene la
palabra el señor De Olano.
El señor DE OLANO VELA: Al igual que mis compañeros, quisiera iniciar mi
intervención agradeciendo a la secretaria de Estado de Presupuestos y
Gastos, la señora Fernández Curras, su comparecencia en el día de hoy en
esta Comisión. Quisiera agradecerle también en nombre del Grupo
Parlamentario Popular el trabajo que han llevado a cabo desde su
departamento en estos veintisiete meses que llevan en el ministerio y me
gustaría que trasladase a todo su equipo nuestras felicitaciones.
Entrando en la materia objeto de la comparecencia de hoy, debo decirles en
primer lugar que no deja de sorprenderme que a lo largo de esta
legislatura el discurso de la oposición haya variado tan poco y se
repitan las mismas acusaciones de hace dos años, acusaciones cargadas a
mi juicio de prejuicios que les impiden ver o admitir la realidad de los
hechos, en este caso la realidad de las cifras en las que nos movemos.
Debo decir que no todas las acusaciones son iguales, porque, por ejemplo,
el señor Anchuelo critica ahora que la relajación del déficit es muy
tenue, cuando en el presupuesto del año 2012 pedía que se relajara el
ritmo de consolidación fiscal. Le rogaría un poquito de coherencia.
Señora secretaria de Estado, el Grupo Parlamentario Popular está muy
satisfecho con las cifras que tan detalladamente nos ha ofrecido y que no
recitaré para no resultar repetitivo. En un ejercicio como el de 2013, en
el que el PIB retrocedió a un 1,2 %, lograr reducir el déficit público y
a la vez mantener las prestaciones sociales no resulta una tarea
sencilla, pero se ha logrado con el esfuerzo de todas las
administraciones públicas: la Administración General del Estado y los
organismos autónomos, la Seguridad Social, las comunidades autónomas y
las corporaciones locales; un esfuerzo que ese ministerio ha conseguido
repartir equitativamente entre los ingresos -un 35 % del esfuerzo- y los
gastos -un 65 % del esfuerzo-. En el apartado de ingresos quiero destacar
también la lucha contra el fraude fiscal. Por cierto, señor Anchuelo -me
vuelvo a referir a usted-, duda de la voluntad del Gobierno en la
realidad de la lucha contra el fraude fiscal. Creo que el último anuncio
del ministro de dedicar 800 funcionarios más a la lucha contra el fraude
fiscal es una buena prueba de la voluntad real de este Gobierno en este
aspecto.
A tenor de las cifras desglosadas por la secretaria de Estado, podemos
decir que España ha cumplido con el objetivo de déficit pactado con sus
socios de la Unión Europea -repito, España ha cumplido el objetivo de
déficit pactado-. De hecho, con la revisión metodológica de cálculos del
PIB que se producirá en los próximos meses, es más que probable que
podamos decir no solo que el objetivo se ha cumplido, sino que podremos
decir que se ha mejorado, todo ello, repito, en un escenario de
contracción del PIB en 1,2 puntos. Todos sabemos que los Presupuestos
Generales del Estado son el instrumento de política económica más
importante con que cuenta un Gobierno y no cabe duda de que los
presupuestos que ha tenido que aprobar hasta ahora nuestro Gobierno no
han sido fáciles ni agradables, pero sí han sido realistas, coherentes,
serios y rigurosos y desde luego han posibilitado que España haya salvado
la mayor amenaza a la que se ha enfrentado nuestro país en su historia
reciente. Me estoy refiriendo al rescate de nuestra economía, algo a lo
que muchos gurús nos abocaban irremediablemente. Pues bien, no hemos sido
rescatados y podemos decir orgullosos que hemos dejado de ser un problema
para la Europa del euro y nos hemos convertido en un ejemplo y en parte
de la solución a los problemas de la Unión Europea.
Señorías, podemos decir que el año 2013 -que no ha sido un año fácil para
la economía española y todos lo sabemos muy bien- ha sido el año en el
que hemos salido de la recesión, el año en que ha comenzado el
crecimiento económico -muy ligero, es cierto, pero crecimiento-, un
crecimiento que, con el del primer periodo de 2014, alcanza ya tres
trimestres consecutivos, y ese -nadie lo puede dudar- es un dato muy
positivo. 2013 ha sido el año en que se ha frenado la destrucción de
empleo. De hecho, el año pasado el paro se redujo en 147.385 personas, lo
que resultó ser el mejor dato desde 2006, un dato sensiblemente mejor a
los obtenidos en los últimos cinco años de Gobiernos socialistas cuando
el paro aumentaba a un ritmo de medio millón de personas anualmente. Los
primeros meses del año 2014 confirman plenamente el cambio de tendencia.
Ahora bien, seguramente lo más importante de 2013 es que se ha producido
un superávit estructural primario del 1,3 % del PIB; es decir, durante el
año pasado el
sector público alcanzó un saldo positivo entre ingresos y gastos, una vez
que se descuentan los costes de la carga de la deuda y el propio impacto
coyuntural de la crisis. Y si nos referimos a términos absolutos -y lo ha
mencionado la señora secretaria de Estado-, el objetivo del déficit se ha
superado en 585 millones de euros. La Unión Europea -también lo ha
comentado la secretaria de Estado- nos exigía un ajuste del 1,1 % del PIB
y hemos alcanzado el 1,56, superando con creces ese objetivo, y todo
ello, como decía antes, con una coyuntura económica nada favorable en la
que determinados gastos inevitables han ido creciendo, aunque en menor
medida de lo presupuestado, y me estoy refiriendo a los intereses de la
deuda por ejemplo, con 3.583 millones más, o a los gastos sociales.
Asimismo merece que citemos el esfuerzo económico que han supuesto los
distintos instrumentos de financiación que se han ejecutado en el año
2013. Me refiero al Fondo de liquidez autonómico, conocido como FLA,
gracias al cual algunas comunidades autónomas -singularmente Cataluña,
que ha recibido el 40 % del importe total- han podido hacer frente al
pago de nóminas de los trabajadores públicos, al pago de las medicinas,
de la dependencia, etcétera, por un importe total en el año 2013 de 6.525
millones de euros. Me refiero también al Plan de pago a proveedores, que
ha permitido que empresas autónomas cobrasen facturas por un importe
total de 42.000 millones de euros. Igualmente el Estado ha tenido que
hacer frente por primera vez en la historia a las transferencias a la
Seguridad Social por complementos a mínimos por un importe que supera los
7.900 millones de euros. Pese a todo ello, el conjunto de las
administraciones públicas han cumplido el objetivo marcado en junio del
año pasado. Aquí quería contestar al señor Sánchez i Llibre, que
comentaba que las comunidades autónomas sí reducen el déficit y el Estado
no. El Estado paga el FLA, el importe del FLA va a cargo del Estado, y el
40 %, repito, se destina a Cataluña. (El señor Sánchez i Llibre: Cataluña
paga los intereses). Los intereses sí.
Señorías, reconozcamos que todos estos datos son positivos, no pasa nada,
podemos reconocerlo. ¿Qué nos gustaría que fueran mejores? Por supuesto,
y a quién no, pero seamos realistas. La coyuntura económica del año 2013
era la que era y exigir mejores resultados hoy se nos antoja francamente
demagógico, sobre todo teniendo en cuenta que muchas de las críticas
vienen de un grupo, el Socialista, que de todos es sabido no destaca
precisamente por el rigor presupuestario. Me he tomado la molestia de
leer las intervenciones de los portavoces de la oposición en la
comparecencia de la señora secretaria de Estado para valorar lo que en
aquel momento era proyecto de ley de Presupuestos Generales del Estado
para 2013 y voy a citar -igual que ha hecho él- al señor Rangel. El señor
Rangel anunciaba, y cito textualmente, que la consecuencia es la recesión
permanente o, dicho de otra manera, con estos presupuestos se puede pasar
de la recesión a la depresión. Eso anunciaba en octubre del año 2012. Le
repito un dato que ya cité anteriormente: llevamos tres trimestres
consecutivos de crecimiento. Es por este tipo de profecías apocalípticas
a las que nos tienen acostumbrados por lo que -y se lo digo con cariño y
con todo el respecto que le tengo- no me merecen demasiada credibilidad
sus manifestaciones. En lo que va de legislatura no han acertado ni una
sola de sus predicciones, pero lo que resulta más sorprendente es que
cuando los datos demuestran que se equivocan, como en este caso con los
presupuestos de 2013, lejos de reconocer su error se empecinan en el
mismo y recurren a la demagogia para mantenerse en sus trece, a la
demagogia o directamente a las falsedades, y les pongo un ejemplo. Como
se han cumplido los objetivos, pero no pueden reconocerlo -yo no sé muy
bien por qué-, se inventan la teoría de que se han hecho trampas, tales
como cerrar el ejercicio de gastos en el mes de noviembre, cuando ustedes
saben perfectamente que eso es imposible y además es ilegal y está
prohibido, pero ustedes lo dicen. El señor Rangel comentaba que estaba
preocupado por el incremento de la deuda pública; no se le veía tan
preocupado en el año 2009, cuando nos metieron 120.000 millones de euros
de deuda pública, ni en los cuatro años del 2007 al 2011, cuando
incrementaron la deuda pública en 400.000 millones de euros. Algunos de
ustedes también se rasgan las vestiduras por el hecho de que existe una
ligera desviación del 0,1 %, por lo visto se trata de un hecho inaudito,
y, claro, a uno -y vuelto a citar el año 2009, en el que la desviación
alcanzó los 9,2 puntos nada más y nada menos, es decir, noventa veces más
que este año o el año 2011, con una desviación veinticinco veces superior
a la actual- no le parecen muy coherentes esas manifestaciones. Aunque
solo fuera por pudor, deberían ustedes ser un poquito más prudentes. Ya
lo que me resulta kafkiano son las declaraciones de la señora Valenciano,
cuando dice que el déficit público es hoy mayor que en el año 2011,
cuando sabe ella perfectamente que eso es radicalmente falso.
Señorías, existen dos indicadores fundamentales de cuál es la situación
real o quizá mejor sea decir que se trata de indicadores adelantados del
estado de una economía: la bolsa y el coste de financiación que establece
la prima de riesgo. Pues bien, baste decir que a lo largo del año 2013 el
Ibex se revalorizó
un 36,5 %; la prima de riesgo era hace un año un 110 % mayor que
actualmente y el bono a diez años se pagaba un 45 % más caro. A mayor
abundamiento, todos y cada uno de los centros de estudios económicos de
prestigio: Funcas, BBVA, Morgan Stanley, Deutsche Bank, Moody's y
organismos públicos como el Banco de España, el Fondo Monetario
Internacional y la Unión Europea han valorado muy positivamente el
esfuerzo realizado a lo largo de 2013 y están revisando al alza todas sus
predicciones para el ejercicio presente, en muchos casos doblando las
previsiones anteriores. ¿Qué vamos a pensar, que están todos equivocados?
Sinceramente, yo no lo creo, más bien creo que lo que no se quiere es
reconocer el esfuerzo de la sociedad española y la sensible mejoría de
nuestra economía, y los que no lo quieren reconocer son ustedes,
seguramente por algún extraño cálculo electoral, pero nosotros no estamos
en eso. El Gobierno y el Grupo Parlamentario Popular en lo que estamos es
en lograr el máximo crecimiento y, en consecuencia, la creación del mayor
número posible de puestos de trabajo. En definitiva, 2013 ha sido el año
en que se ha logrado controlar el déficit público, se ha logrado sanear
definitivamente el sistema financiero, se ha superado la recesión, se ha
empezado a crear empleo y se han puesto las bases para un mayor
crecimiento y una mayor tasa de creación de empleo que a buen seguro se
producirán a lo largo de 2014, y todo ello manteniendo las prestaciones
sociales.
No quiero dejar pasar la ocasión de hacer una pregunta a la señora
secretaria de Estado y es la siguiente: ¿qué valoración hace el Gobierno
del último pronóstico de Moody's en el que afirma que España cumplirá el
objetivo de déficit en 2014, pero que para 2015 necesitará más recortes?
Termino como empecé, señora secretaria de Estado, el Grupo Parlamentario
Popular está orgulloso de su trabajo y del de su equipo, estamos
satisfechos con las cifras que arroja el ejercicio presupuestario de 2013
y, lo que es más importante, estamos confiados y esperanzados con el
futuro. (Aplausos).
El señor PRESIDENTE: La libertad de los diputados les permite decir lo que
estimen pertinente, pero me gustaría que cuando hubiera un compareciente
tuviéramos la cortesía de dirigirnos a la persona que está compareciendo.
Les anuncio que en próximas comparecencias no voy a aceptar un juego
entre grupos parlamentarios, sino que habrá que atender a las referencias
que haga el señor o la señora compareciente, en este caso doña Marta
Fernández Curras. Es ella quien tiene ahora la oportunidad de contestar a
las preguntas o las cuestiones que hayan planteado.
La señora SECRETARIA DE ESTADO DE PRESUPUESTOS Y GASTOS (Fernández
Curras): Señorías, hemos oído diversos calificativos respecto al
cumplimiento del objetivo. Variamos desde el incumplimos al casi
cumplimos y yo casi me voy a quedar con las expresiones de nuestros
observadores. Por ejemplo, Moody's, que nos dice que cumplimos en
términos absolutos, lógicamente se está refiriendo a esa variación del
PIB, ese juego que ya hemos explicado y que básicamente nos lleva a una
secuencia de cumplimos con el PIB de junio, incumplimos con el PIB de
marzo y volveremos a cumplir con el PIB de septiembre. En última
instancia, lo que se está poniendo de manifiesto es que el margen de
desviación es tan escaso que la polémica se extingue. Desviación mínima
es la expresión que utiliza el BBV y desvío marginal la que usa la
Comisión. Por lo tanto, las cosas son lo que son, la proporción es 1
frente a 68 y es una cuestión de medida. Esta es la ventaja de este
debate, que es un debate con una realidad incontestable, que son los
números. Ya tenemos resultados de esa política económica, desde luego
nada que ver con debates anteriores, donde estábamos partiendo de un
déficit del 9 % y donde nos pasamos dos ejercicios consecutivos con la
apertura de un expediente por desequilibrios macroeconómicos graves.
Hoy la realidad es bien distinta, y lo cierto es que durante los debates
que nos han acompañado, por lo menos los que he presenciado yo,
exponíamos un camino que ciertamente se avanzaba como duro, sabíamos que
desde el Gobierno la única solución era consolidación fiscal y reformas
estructurales. Ahora bien, en la exposición comprendo las dudas porque
podían sonar a un conjunto de medidas de política económica que nosotros
considerábamos acertadas y otros consideraban desacertadas. Hoy desde
luego estamos en condiciones ya de ofrecer unos resultados. Esos
resultados se pueden constatar por el mero hecho de que desde el inicio
de la crisis económica nunca iniciamos un ejercicio con semejante
corrección de los desequilibrios macroeconómicos, y eso en todos los
campos: en el sector exterior, en las cuentas públicas, en el sistema
financiero y en el mercado laboral, cuyos datos recientes nos alientan al
optimismo y a la esperanza. Perdimos cuatro años, pero en dos hemos dado
prácticamente la vuelta; en dos años se ha revertido la situación y,
frente a otros debates, hoy no hay riesgo de intervención, hoy no hay
ningún riesgo del euro, donde España era un Estado capital para la
consolidación de esa moneda única europea, no estamos ante un crack
financiero, nadie se acuerda de la prima de riesgo e incluso hemos dejado
de hablar de la balanza por cuenta corriente, porque hemos pasado a tener
capacidad de financiación.
A mí me gustaría reflexionar sobre qué hemos hecho. Realmente creo que
desde el principio de la legislatura la actitud del Gobierno ha sido la
de un Gobierno perfectamente comprometido y cohesionado con todas las
administraciones territoriales, y no en vano su primer proyecto
legislativo fue la Ley Orgánica de Estabilidad Presupuestaria, en el
convencimiento último de que el Estado era el coordinador capital de las
políticas económico-financieras de todas las administraciones
territoriales, habida cuenta de que el presupuesto del Estado es del que
salen los flujos principales o muy importantes para otras
administraciones públicas. En ese convencimiento afrontamos cuál era el
contexto de la economía española y su realidad. Su realidad es que es un
Estado miembro y, por tanto, pertenece a la Unión Europea con sus
ventajas y sus inconvenientes. Desde el punto de vista de estos
inconvenientes o limitaciones, lo cierto es que nos encontramos frente a
la peor crisis económica de la historia reciente de nuestro país sin un
instrumento que siempre ha sido capital -o así lo hemos utilizado con
profusión al menos-, que es la política monetaria. Las consecuencias eran
sabidas. Era una reforma aparente, pero lo que estaba ocurriendo es que
el país se empobrecía. Ahora teníamos que elegir otro camino, pero además
con fuertes limitaciones, las limitaciones que derivaban de que la
política fiscal cuando uno está sometido a un expediente de
desequilibrios macroeconómicos graves y con un nivel de déficit público
extraordinario, pues tiene pocos recursos. Es decir, no es posible
recurrir a políticas expansivas, como se hizo en otro tiempo. Pese a
ello, utilizamos instrumentos financieros de una enorme potencialidad,
como el FLA o la financiación de proveedores, que tanto han ayudado a la
liquidez de nuestra economía en una crisis de liquidez.
En una economía como la nuestra en la que la potencia de los
estabilizadores automáticos es muy importante en un momento de recesión,
porque se desploman los ingresos y se disparan las prestaciones sociales
y los intereses de la deuda pública, esta contención o esta consolidación
se hace todavía más difícil; ir hacia una senda de convergencia con estos
componentes es todavía más difícil. Por eso, creo que sí comparamos los
resultados año a año podemos comprender qué es lo que ha estado haciendo
el Gobierno y cómo la política económica está dando frutos. En 2012
desarrollamos una política económica muy restrictiva; y a los resultados
de cierre me remito; unos resultados que nos están contraponiendo un
menos 6,3 % de disminución del consumo público frente al menos 1 % de
2013. Por cierto, aprovecho para responder a la inquietud del señor
Anchuelo, nada estrambótico ni raro hay en esos datos de consumo público
a los que usted se ha referido del último trimestre del año,
especialmente de diciembre. Como bien saben, este Gobierno está muy
comprometido con la transparencia; tan comprometido que la profusión de
publicaciones hace que no sean entendidas. En 2013 hemos dado un paso
importantísimo en un país tan descentralizado como el nuestro, que ha
sido pasar a consolidar mensualmente los datos de la Seguridad Social,
del Estado y de las comunidades autónomas. Eso significa no solo que
ofrezcamos una cifra mensual de resultado de vigilancia del déficit, sino
que realmente estamos consolidando cuentas públicas. Al tener información
mensual versus la trimestral que teníamos en 2012, ha sido posible
imputar los consumos intermedios y las inversiones al momento en el que
se han ido produciendo, aproximándolos al auténtico devengo económico. Es
por ello que los datos de 2012 y 2013 no son comparables, no son
homogéneos. Sí lo serán los de 2013 y 2014, porque ya tendremos la serie
histórica para comparar esos datos consolidados mes a mes.
Como les decía, y vuelvo a la política restrictiva de 2012, el menos 6,3 %
comparado con el menos 1 % representa un esfuerzo fiscal extraordinario
de 40.000 millones de euros, una reducción del déficit público de 24.500
millones de euros y un ajuste estructural del 1,9 %. Pero esta política
tenía un sentido. Evidentemente, se trataba de intentar colocarnos lo
antes posible en la senda del crecimiento. Ese sentido se empieza a
entrever en el último cuatrimestre de 2012. Me estoy refiriendo a la
vuelta que se produce en nuestra balanza de pagos y a la capacidad de
financiación del cuarto trimestre de 2012 frente al inicio del primer
trimestre de 2012, que empezamos con menos 5,2 y terminamos con más 2,5
de capacidad de financiación. Lógicamente, no fue suficiente para que un
solo trimestre positivo tirara de todo el año y, por lo tanto, hemos
tenido que esperar a 2013 para tener capacidad de financiación y darle la
vuelta a nuestra balanza de pagos. Esto es capital en una crisis de deuda
soberana y financiera, y tan capital es que así nos lo han valorado.
Progresivamente hemos ido conociendo la mejora de la cualificación de
nuestra deuda pública y en marzo de 2014 concluye la propia Comisión
excluyéndonos del expediente de desequilibrios macroeconómicos graves
básicamente por este resultado de la capacidad de financiación. Saca a
España y mete a Italia. ¡Quién nos lo iba a decir en julio de 2012,
cuando era una obsesión ver cuál era el diferencial de Italia y cuál era
el diferencial de España sin entender muy bien entonces qué es lo que
pasaba!, habida cuenta de que nuestra deuda pública es muy alta, pero la
de Italia está en el 120 %.
En estas circunstancias y con esta senda mejorada que nos ha permitido
ahorrar 8.800 millones de intereses, afrontamos 2013. En 2013 ha habido
básicamente una variación cualitativa del gasto. Tengo que decirles que
la comparación con el déficit la puedo admitir, pero la comparación con
el gasto de 2012 no, porque esta misma Cámara aprobó un presupuesto
inicial modificando el techo de gasto que inicialmente había aprobado
reconociendo 13.000 millones más de gasto público en el caso del
presupuesto del Estado. Por lo tanto, si de esos 13.000 nos hemos quedado
en menos de la mitad de ejecución, esa ejecución se ha respetado. Hemos
estabilizado el gasto en 2013 y se ha perseguido que medidas ya adoptadas
anteriormente en relación con los ingresos siguieran su evolución como
este comportamiento de estabilizadores automáticos en sentido contrario.
Es decir, si se están mejorando los ingresos, empieza algo a cambiar. Eso
se nota en el segundo semestre de 2013, en el que mejora la recaudación
notablemente. En términos globales hemos mejorado la recaudación de 2012
en un 0,2 % y las bases imponibles están creciendo en todos los
impuestos. En el cuarto trimestre de 2013 la base de rentas crece un 5,5
%; sobre gasto, un 2,8 %; la renta bruta a los hogares, un 2,2 %; la base
imponible del impuesto sobre sociedades, un 30,1 %; el gasto final sujeto
a IVA, un 4,4 %; y la única que baja es la base correspondiente a los
impuestos especiales que, como saben ustedes, están incididos por otras
razones, ya que tienen finalidades extrafiscales.
Cuando les digo que hemos estabilizado el gasto, lo hemos hecho en general
en el conjunto de las administraciones públicas; apenas hay una variación
de 1.000 millones. En el Estado hemos superado el gasto de 2012 y nos
hemos quedado por debajo de la previsión del presupuesto de 2013 por una
razón: ha habido más gasto por transferencias; 7.000 millones de euros
más a la Seguridad Social que ya estaban previstos en el presupuesto de
2013, pero que no estaban en el presupuesto de 2012. Recordarán que el
presupuesto de 2013 nace con una misión importante, que era culminar la
separación de fuentes entre el Estado y la Seguridad Social, algo que
derivaba del Pacto de Toledo pero de lo que aquí todo el mundo se había
olvidado. Eso se llevó a efecto. Es más, tengo que recordar la propia
historia de 2013. No es cierto que permaneciéramos pasivos. Precisamente
los resultados de 2012 nos permitieron una negociación con la Unión
Europea de cara a relajar el cumplimiento del objetivo de déficit, o sea,
relajar la senda de consolidación fiscal. Tanto es así que en 2013 nos
dan más objetivo que en 2012; 6,5 respecto a 6,3. Nuestra primera
petición fue de 6,3, cuando aprobamos el programa de estabilidad
-recordarán- en abril de 2013, y llegó el Ecofin de junio y dijo que un
6,5. A partir de ahí viene el primer reparto, porque el Estado se quedó
con su 3,8, y el déficit -como ustedes saben- es una fuente de
financiación más; desde el 0,7 al 1,5 -el 0,8, perdón- a las comunidades
autónomas y desde el 1 al 1,4 a la Seguridad Social. Ese ya fue el
reparto que se hizo en la distribución de los objetivos precisamente
sosteniendo la sanidad y la educación, así como nuestras prestaciones
sociales. Aun así fue insuficiente, porque hubo que hacer un crédito
extraordinario de casi 6.000 millones con destino al Servicio Público de
Empleo Estatal. Esta es la ejecución del Estado que, aun encima, ha visto
incrementada su factura de intereses por la financiación de su propio
déficit, sin duda, pero por el apuntalamiento del déficit de los demás,
porque en 2013 las comunidades autónomas -casi todas las comunidades
autónomas- tenían cerrado su acceso a los mercados financieros. Por lo
tanto, esto es lo que está haciendo el Estado; es nuestra obligación;
somos el garante del Estado del bienestar. Además, proporcionamos
financiación porque estábamos en condiciones de proporcionarla. No se me
ocurre una política más responsable si queremos responder todos como
Estado miembro que somos cohesionado y perfectamente comprometido con la
senda de convergencia fijada por Europa para nuestro Estado miembro.
Todo esto -y voy a las preguntas que se me hacen con respecto a la
composición del gasto- personalmente no lo juzgo nada inquietante, porque
realmente la senda de convergencia que deriva del pacto fiscal que se
diseña para toda Europa no es una senda de un déficit nominal, que la
propia variación del PIB puede determinar que tiene errores en su
configuración, sino que lo realmente importante es la senda estructural,
que tiene un ritmo ordinario de un 0,8. Como España venía de unas cifras
importantes se nos puso un objetivo de reducir el déficit estructural un
1,1 %. Pues lo hemos superado con creces. Hemos devuelto un 1,56 % de
ajuste estructural. Precisamente sobre esta estabilización de gasto y
esta mejora de los ingresos, que continúa en los primeros meses del año
2014, es de la que obtenemos estos márgenes fiscales para el futuro. Para
muestra un botón, podemos decir que realmente según todos los indicadores
que llevamos hasta el momento de 2014 -ya he hecho referencia a los de la
Seguridad Social- en el consolidado de todas las administraciones
públicas -ese sí que ya podemos compararlo con enero consolidado del
2013, consolidado 2014, consolidado 2013-, el conjunto de las
administraciones públicas está mejorando desde el 0,47 frente a menos
0,53 con que cerró el año pasado. Pero en los
datos de indicadores del Estado de febrero se muestra ya un avance muy
significativo en la contención del déficit a ese nuevo objetivo conjunto
que tenemos de llegar al 5,8. Estamos hablando de 1.730 millones menos de
déficit; un 1,18 en 2014, frente a un menos 1,38 en 2013. ¿Cómo se
consigue esta minoración de déficit? Pues porque los ingresos están
creciendo los dos primeros meses del año un 7 % y el gasto está
disminuyendo un 2,4 %. Ayer, el secretario de Estado de Hacienda
anunciaba el primer indicador, el primer avance, de los datos de marzo;
los ingresos siguen creciendo un 5 %.
Por lo tanto, el conjunto de la historia del año sí que nos permite ver
cómo esos indicadores fiscales se están dando la vuelta; está aumentando
la recaudación y el gasto se ha visto estabilizado; estabilizado y no
desplomado, porque se me pregunta por la disminución de la inversión en
infraestructuras. Efectivamente, yo partí de la base de reconocerlo.
Hemos disminuido la inversión en infraestructuras. Ahora bien, respecto a
la pérdida de competitividad ya no estoy muy de acuerdo, porque pese a
esa reducción, y teniendo en cuenta el camino que lleva nuestro país de
gran esfuerzo en infraestructuras públicas, que además lo ha hecho casi
solo, porque el 85 % de ese gasto en infraestructuras se ha financiado
con recursos propios y solo un 15 % con recursos comunitarios, pero el
país apostó por converger en materia de infraestructuras, hoy por hoy
estamos en la media de la Unión Europea en inversión en infraestructuras
que, desde luego, tienen un contexto casi tan tímido en crecimiento como
nosotros. Respecto a la política de I+D+i, también tengo que discrepar,
porque la política en su conjunto está subiendo un 0,2 % y solo hay que
ver los organismos, que están creciendo un 2,8 %. Son distintas formas de
ejecutar el presupuesto y cada Gobierno elige el mejor agente o el que lo
hace con mayor eficiencia.
Por último, quería referirme a esa pregunta que se me hace sobre la orden
de cierre y la duda sobre la realidad de los datos. Aquí, señorías, les
tengo que hacer un ruego encarecido, una apuesta y una confirmación
absoluta de la bondad de nuestras instituciones. Creo que la pregunta se
hace sin haber rastreado cómo se han comportado todas las
administraciones públicas, porque todas ellas han publicado sus órdenes
de cierre en las mismas fechas, desde Andalucía a Asturias, Galicia,
todas ellas. Ocurre que publicar una orden de cierre para disciplinar el
gasto y no gastar lo que no tenemos y no hay que gastar -estoy hablando
del gasto discrecional-, me parece que es una actitud encomiable y no
reprochable. Pero no se introduzcan aquí dudas sobre un posible
desplazamiento de gasto que, por supuesto, acabo de despejar, en todas
las administraciones públicas, que en los meses de enero, febrero y marzo
están conteniendo su déficit público respecto a 2013. No hagan ese tipo
de valoraciones porque la contabilidad nacional, que es aquella conforme
a la cual se registra el déficit público, lo que mide son los devengos.
¿Conocen ustedes algún funcionario que haya dejado de cobrar? En el mes
de diciembre, lógicamente, se pagaron todas las nóminas y, además, la
paga extraordinaria. De no haberlo hecho estaría devengado y registrado
en déficit. Una cuestión distinta es que aquel gasto discrecional que,
como bien saben, también hay una actitud tradicional de los departamentos
de apurar el gasto a fin de ejercicio para que no me sobre, corresponde
intentar controlarlo a un Gobierno responsable. Hasta aquí hemos tenido
que llegar en este esfuerzo de gestión. Desde luego, un esfuerzo muy
distinto del de otras épocas que todos conocimos, donde realmente el
debate parlamentario solo se ceñía a cuál era el grado de ejecución de
cada departamento ministerial. El efecto del cierre del déficit del
Estado ha supuesto apenas un ahorro de 300 millones de euros, que es
aquello que se podía dejar de gastar. Desde luego, nada sospechoso; 300
millones de euros. Pero hasta ese punto hemos apurado la mejor gestión
del presupuesto que esta Cámara nos entregó.
El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señora secretaria de Estado. Le
agradecemos su presencia y sus explicaciones y esperemos que acuda dentro
de unos meses. (El señor Sánchez i Llibre pide la palabra). ¿El señor
Sánchez i Llibre quería alguna cosa?
El señor SÁNCHEZ I LLIBRE: Muy rápidamente, es que no sé si ha habido
algún portavoz que ha pedido turno de réplica, pero de las cinco
preguntas que yo le he hecho creo que no me ha contestado absolutamente a
ninguna. De las posibles transferencias...
El señor PRESIDENTE: Vamos a ver, no hay réplicas, pero si usted quiere...
El señor SÁNCHEZ I LLIBRE: No, solamente es para que constara en el
"Diario de Sesiones", señor presidente.
El señor PRESIDENTE: Muy bien puede contestar la señora secretaria de
Estado.
La señora SECRETARIA DE ESTADO DE PRESUPUESTOS Y GASTOS (Fernández
Curras): Sí, señor Sánchez i Llibre, en primer lugar sí he hecho -aunque
deprisa, porque eran muchas las preguntas formuladas- referencia a que...
(El señor Sánchez i Llibre pronuncia palabras que no se perciben).
El señor SÁNCHEZ I LLIBRE: Si me las puede contestar por escrito o con
posterioridad, no tendría ningún inconveniente. Teníamos dudas razonables
y, si no tiene los datos, le puedo dar un cuadro de mis referencias para
que pueda contestarme por escrito.
La señora SECRETARIA DE ESTADO DE PRESUPUESTOS Y GASTOS (Fernández
Curras): La principal de sus inquietudes me pareció constatar que era la
minoración de la financiación territorial. A ello he hecho referencia en
mi primera intervención, y en todos los documentos de indicadores del
Estado que hemos publicado a lo largo de 2013 hemos tenido que hacer ese
esfuerzo de explicación, entiendo que no fácilmente comprensible pero
nosotros no diseñamos el sistema de financiación. Ha ocurrido que el
sistema de financiación ha entrado progresivamente y ahora ya tenemos el
definitivo. Cuando se produce la liquidación de ejercicios anteriores,
las entregas a cuenta se dieron con los porcentajes del sistema de
financiación antiguo, la liquidación con los porcentajes de financiación
nueva. Por ello el resultado global de esa comparación que hacía usted es
que está inflada en 25.000 millones en ingresos pero también está inflada
en 25.000 millones en gastos. Es decir, el comportamiento del sistema de
financiación hay que verlo completo por la transferencia vía ingresos y
por la transferencia que sale vía gastos, los fondos correspondientes. En
este ejercicio 2013 no solamente ha habido menos financiación sino más
financiación de la que correspondía, y lo explico muy brevemente. El
presupuesto estaba hecho con un crecimiento del 0,5. Como saben, a lo
largo del ejercicio se modificó el cuadro macro y se hizo una previsión
de cierre del menos 1,3. Ahora bien, el sistema de financiación está
diseñado sobre las bases fijas de las entregas a cuenta definidas en los
Presupuestos Generales del Estado. Por ello, esa entrega a cuenta no se
modificó con el cuadro macro, supuso una pérdida de ingresos de 6.000
millones para el Estado en tributarios -algo más porque son debidamente
compensados con los ingresos no tributarios- y la ha soportado el Estado.
Esto es, que el resultado global es que las comunidades autónomas han
tenido 4.000 millones más de lo que les hubieran correspondido según la
evolución de la economía. Hasta el punto de incrementar sus porcentajes
hasta el 63 % del porcentaje de participación en los correspondientes
ingresos que forman parte de la cesta de impuestos cedidos.
El señor PRESIDENTE: Gracias, señora secretaria de Estado. La esperamos
dentro de unos meses.
Se levanta la sesión.
Eran las doce y treinta y cinco minutos del mediodía.
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