DS. Congreso de los Diputados, Comisiones, núm. 779, de 18/06/2003
CORTES GENERALES
DIARIO DE SESIONES DEL CONGRESO DE LOS DIPUTADOS
COMISIONES
Año 2003 VII Legislatura Núm. 779
CONSTITUCIONAL
PRESIDENCIA DEL EXCMO. SR. D. JAIME IGNACIO DEL BURGO TAJADURA
Sesión núm. 26
celebrada el miércoles, 18 de junio de 2003
ORDEN DEL DÍA:
Ratificación de la ponencia designada para informar la proposición de ley
sobre medidas para incorporar la valoración del impacto de género en
todas las disposiciones normativas que elabore el Gobierno. Presentada
por el Grupo Parlamentario Catalán (Convergència i Unió). (Número de
expediente 122/000192.) ... (Página 24746)
Aprobación, con competencia legislativa plena, a la vista del informe
elaborado por la ponencia, de la proposición de ley sobre medidas para
incorporar la valoración del impacto de género en todas las disposiciones
normativas que elabore el Gobierno. Presentada por el Grupo Parlamentario
Catalán (Convergència i Unió). (Número de expediente 122/000192.) ... (Página 24746)
Proposiciones no de ley: Sobre principios y medidas en relación con la
constitucionalización de la Unión y el establecimiento de una ciudadanía
europea. Presentada por el Grupo Parlamentario Socialista. (Número de
expediente 161/001925.) ... (Página 24749)
Se abre la sesión a las once y cinco minutos de la mañana.
RATIFICACIÓN DE LA PONENCIA DESIGNADA PARA INFORMAR LA PROPOSICIÓN DE LEY
SOBRE MEDIDAS PARA INCORPORAR LA VALORACIÓN DEL IMPACTO DE GÉNERO EN
TODAS LAS DISPOSICIONES NORMATIVAS QUE ELABORE EL GOBIERNO. PRESENTADA
POR EL GRUPO PARLAMENTARIO CATALÁN (CONVERGÈNCIA I UNIÓ). (Número de
expediente 122/000192.)
El señor PRESIDENTE: Buenos días.
Se abre la sesión.
El primer punto del orden del día es la ratificación de la ponencia
designada para informar la proposición de ley sobre medidas para
incorporar la valoración del impacto de género en todas las disposiciones
normativas que elabore el Gobierno, proposición presentada por el Grupo
Parlamentario Catalán (Convergència i Unió). Dicha ponencia está
integrada por: María Jesús Sainz García, María Jesús Celinda Sánchez
García, Ana Cristina Guarinos López, Cristina Alberdi Alonso, Micaela
Navarro Garzón, Luisa Expósito Molina, Marisa Castro Fonseca, Margarita
Uría Echevarría, Luis Mardones Sevilla y Carlos Aymerich Cano.
¿Se ratifica la ponencia? (Asentimiento.)
APROBACIÓN, CON COMPETENCIA LEGISLATIVA PLENA, A LA VISTA DEL INFORME
ELABORADO POR LA PONENCIA DE LA PROPOSICIÓN DE LEY SOBRE MEDIDAS PARA
INCORPORAR LA VALORACIÓN DEL IMPACTO DE GÉNERO EN TODAS LAS DISPOSICIONES
NORMATIVAS QUE ELABORE EL GOBIERNO. PRESENTADA POR EL GRUPO PARLAMENTARIO
CATALÁN (CONVERGÈNCIA I UNIÓ). (Número de expediente 122/000192.)
El señor PRESIDENTE: Vamos a debatir la proposición de ley sobre medidas
para incorporar la valoración del impacto de género en todas las
disposiciones normativas que elabore el Gobierno.
Anuncio que acumularemos las votaciones de las dos proposiciones que
tenemos que debatir al final de la proposición no de ley. Se han
presentado a esta proposición once enmiendas, de las cuales nueve fueron
aprobadas en el trámite de ponencia. En cuanto a las dos restantes, están
la enmienda número 1, del Grupo Parlamentario Vasco (EAJ-PNV), sobre la
que la ponencia ha considerado que no procede su mantenimiento por
referirse a un artículo que desaparece como consecuencia de la aceptación
de las enmiendas del Grupo Popular; y la enmienda número 11, del Grupo
Socialista, sobre la que la ponencia ha considerado que la mención
expresa al Instituto Nacional de la Mujer no es necesaria, ya que es una
práctica constante. No obstante, estas enmiendas pueden ser defendidas en
caso de que los proponentes quieran hacerlo. En primer lugar, estaría la
presentada por el Grupo Parlamentario Vasco (EAJ-PNV), pero como no está
presente ningún representante del mismo, significa que esta enmienda
decae. La enmienda del Grupo Socialista la va a defender la señora
Alberdi, que tiene la palabra.
La señora ALBERDI ALONSO: En primer lugar, en nombre del Grupo Socialista
quiero manifestar nuestra satisfacción por la presentación de esta
iniciativa para incorporar la valoración del impacto de género en todas
las disposiciones normativas que elabore el Gobierno. La idea de la
perspectiva de género, lo que se denominó el mainstreaming, en la cumbre
de Pekín, que significa la integración de esa perspectiva de género en
todas las políticas, es absolutamente necesario, entendido el género como
la construcción social derivada de una desigualdad histórica entre
hombres y mujeres, perspectiva que ha de tener en cuenta las distintas
oportunidades y las dificultades derivadas de la posición devaluada de
las mujeres en la sociedad en todos sus ámbitos, políticos, sociales y
económicos. El impacto de género se inscribe en una nueva concepción que
alude al género como concepto político que se refiere a las desigualdades
sociales y culturales, no a las diferencias de sexo, que son biológicas.
La perspectiva de género explica las diferencias como fruto de la
construcción social y del sistema de dominación masculino, y lo hace desde
el planteamiento de la necesidad de cambios estructurales que vayan
reflejando la nueva realidad de igualdad que poco a poco se abre paso.
Este concepto, impacto de género, en tanto perspectiva de género, supone
también pasar de la concepción sectorial de las políticas referidas a las
mujeres como colectivo, en orden a la mejora de su condición en todas las
áreas, a un nuevo orden que globalice las políticas y las plantee de una
forma integral en todos sus aspectos, origen, causas, situación actual,
avances y alternativas de futuro.
Un ejemplo de este nuevo enfoque podemos verlo en un tema de total
actualidad, la violencia de género. Hemos pasado con la nueva perspectiva
a la que me refiero de los planes integrales, importantes y necesarios, a
una visión global que plantea una ley integral que va a la raíz del
problema y que actúa desde la nueva educación necesaria y los valores de
igualdad que hay que incorporar en la socialización hasta la respuesta de
todo tipo de orden, judicial, sanitario y social, que es necesario dar al
problema. Cada vez más en todos los países de la Unión Europea se van
desarrollando y poniendo en práctica medidas con esta nueva visión
propiciada por la Comisión y el Parlamento Europeo desde que la
perspectiva de género fue uno de los ejes centrales de las nuevas
políticas aprobadas en la cumbre mundial sobre el avance de las mujeres,
celebrada en Pekín en septiembre de 1995. Por ello bienvenida sea esta
iniciativa del Grupo Parlamentario Catalán (Convergència i Unió), siempre
atento a estos temas, que en esta ocasión además nos propone una
iniciativa que ya es una realidad en el Gobierno catalán. Tanto la
iniciativa como su exposición de motivos y su articulado nos parecen muy
adecuados y en nombre del Grupo Parlamentario Socialista hemos propuesto
una enmienda de adición, que mantenemos, a fin de enriquecer el contenido
del proyecto y su eficacia. Se trata de que sea el Instituto Nacional de
la Mujer u organismo equivalente el que establezca los criterios
generales para la elaboración de los informes de impacto por razón de
género previstos en la ley y que sea ese Instituto Nacional de la Mujer u
organismo equivalente quien coordine su realización por los órganos de la
Administración general del Estado.
El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Parlamentario Catalán (Convergència i
Unió), tiene la palabra la señora Expósito.
La señora EXPÓSITO MOLINA: Señor presidente, señoras y señores diputados,
estoy segura de que esta intervención podría comenzarse de muy diferentes
maneras, agradeciendo a todos los grupos parlamentarios y a sus
representantes en la ponencia el acuerdo alcanzado de una manera
prácticamente unánime por todos nosotros, o bien podría comenzar haciendo
hincapié en la forma dialogante y abierta con la cual hemos llegado al
final de la tramitación de esta proposición de ley; tal vez podría poner
de manifiesto la importancia del acuerdo, un acuerdo que abre un nuevo
camino hacia la igualdad, y resaltar el beneficio que causará a todas
aquellas personas a las cuales va dirigida esta proposición de ley, y
seguro que habría un largo etcétera de formas de iniciarla. Pero me
permitirán SS.SS. que comience esta intervención con todo lo que he
manifestado anteriormente, con todo lo que SS.SS. puedan estar pensando,
pero también con la satisfacción que supone ser el grupo proponente,
porque no cabe duda que hoy estamos dando un paso importante, un paso que
comenzó con la presentación de la propuesta por el Grupo Parlamentario
Catalán (Convergència i Unió), y esta iniciativa fue defendida por
nuestra portavoz de igualdad para la mujer, la diputada Mercè Pigem, el
día 8 de marzo del pasado año. En diciembre de este mismo año se me
encarga por parte de mi grupo parlamentario la ponencia que daría paso a
la elaboración de esta proposición de ley, que hoy creo que nos llena de
satisfacción a todos, pero a nuestro grupo y a mí en particular.
Tanto en la iniciativa como en la toma en consideración dimos cuenta de
los criterios que nos habían llevado a defender esta propuesta. La cuarta
Conferencia mundial sobre la mujer, que tuvo lugar en Pekín en 1995,
renovó el compromiso de la comunidad internacional para lograr la
igualdad entre los géneros, así como el desarrollo y la paz para todas
las mujeres. En la misma se invitó a los gobiernos y a los demás agentes
a integrar la perspectiva de género en todas las políticas y los
programas para analizar sus consecuencias para las mujeres y los hombres
respectivamente antes de tomar decisiones. Los gobiernos, el sistema de
las Naciones Unidas y la sociedad civil han ido realizando considerables
esfuerzos a fin de lograr la equidad entre los géneros en todos los
ámbitos. Las preocupaciones de la mujer aún tienen una prioridad
secundaria en algunas partes del mundo. Por ello del 5 al 9 de junio de
2000 se llevó a cabo un período extraordinario de sesiones de la Asamblea
General, a fin de hacer una evaluación quinquenal, cuyo tema fue La mujer
en el año 2000, igualdad entre los géneros, desarrollo y paz en el siglo
XXI. Durante la misma se analizaron los mecanismos para incrementar la
responsabilidad de los gobiernos en el cumplimiento del mandato que
figura en la plataforma de acción, reiterando la necesidad de aplicar de
manera completa y rápida dicha plataforma.
En el ámbito de la Unión Europea, con la entrada en vigor el 1 de mayo de
1999 del Tratado de Ámsterdam, se inició una nueva etapa en el proceso de
construcción europea y especialmente en materia de igualdad de
oportunidades entre hombres y mujeres. En este contexto
la promoción de la igualdad entre hombres y mujeres en todas las políticas
y la eliminación de las desigualdades constituyen una de las prioridades
a tener en cuenta en el diseño de las políticas de la Unión Europea.
Posteriormente la proclamación solemne por el Parlamento, el Consejo y la
Comisión de la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea,
con ocasión de la cumbre europea que tuvo lugar en Niza, supuso un avance
más en la consecución de la igualdad respecto al Tratado de Ámsterdam.
En el seno de la Unión Europea y como complemento a los objetivos de la
acción comunitaria prevista para la promoción de la igualdad entre
hombres y mujeres, se aprobó la decisión del Consejo de 20 de diciembre
de 2000, por la que se establece un programa de acción comunitaria sobre
la estrategia a seguir en materia de igualdad entre hombres y mujeres,
destacando que en la misma se articula la evaluación del impacto en
función del sexo en distintos ámbitos de intervención de la estrategia
marco comunitaria como una de las acciones a emprender para el logro de
los objetivos mencionados en el referido programa.
Por otro lado, la Comisión de la Unión Europea, ante la constatación de
que decisiones políticas que en principio parecen no sexistas puedan
tener un diferente impacto en las mujeres y en los hombres, a pesar de
que dicha consecuencia ni estuviera prevista ni se deseara, aprobó una
comunicación sobre la transversalidad como un primer paso hacia la
realización del compromiso de la Unión Europea de integrar la perspectiva
de género en el conjunto de las políticas comunitarias y elaboró una guía
para la evaluación del impacto en función del género, diseñada para
proyectarse en el seno de la Comisión, con el objetivo de evitar
consecuencias negativas no intencionales que favorezcan situaciones de
discriminación y para mejorar la calidad y la eficacia de las políticas
comunitarias.
En definitiva, señoras y señores diputados, el camino es largo y esto es
sólo una etapa, pero es una etapa ganada. Somos conscientes de que queda
mucho por hacer, pero hemos de sentirnos satisfechos del camino andado y
continuar si titubeos para llegar a conseguir la igualdad plena que todos
nosotros entendemos que es necesaria, y no sólo hemos de hacerlo por las
mujeres, sino por la sociedad en general. No se debe olvidar que ante una
discriminación no sólo sufre la persona, sino también su entorno, y con
ella toda la sociedad. Somos conscientes también de que lo que hoy
aprobamos es sólo un instrumento que, junto con las estadísticas, nos
permitirá valorar el impacto de género, pero que no sustituye a las
políticas concretas de igualdad que debemos elaborar y sobre todo
aplicar.
Debemos, pues, en definitiva, felicitarnos por los acuerdos alcanzados y
por ser pioneros a la hora de presentar esta iniciativa, que, como he
dicho al principio de esta intervención, llena de satisfacción al Grupo
Parlamentario Catalán (Convergència i Unió), al igual que al resto,
espero, de grupos parlamentarios.
El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra, por el Grupo Popular, la señora
Sainz.
La señora SAINZ GARCÍA: Señorías, tomo la palabra para apoyar la
proposición de ley que modifica la Ley 50/1997, de 27 de noviembre, del
Gobierno, con el fin de que los proyectos de ley vengan acompañados de un
informe sobre el impacto por razón de género.
En primer lugar, el Grupo Parlamentario Popular ha impulsado y creemos que
ha mejorado notablemente este texto a través de las importantes enmiendas
que hemos presentado y que han sido ya subsumidas en el texto que hoy
vamos a aprobar. Estamos hablando de una iniciativa similar a la que, a
propuesta precisamente del Grupo Popular, fue aprobada en el Parlamento
catalán en diciembre del año 2001 y está, por otro lado, en línea con una
proposición no de ley del Grupo Popular, aprobada también por unanimidad
en este Parlamento, y que yo misma defendí en nombre de mi grupo en el
año 1999. Decíamos entonces que era necesario profundizar en la
integración de la igualdad en todas las políticas, en línea precisamente
con las recomendaciones de la Comisión Europea emanadas de la importancia
de la transversalidad recogida en la plataforma de Pekín y formalizada
también en el Tratado de Ámsterdam. Nuestro grupo siempre ha defendido
que la dimensión de igualdad de género debe estar presente en todas las
acciones y en todas las actuaciones del Gobierno, precisamente desde la
fase de su planificación para conocer mejor los efectos de su
aplicación.
Está comprobado que políticas aparentemente neutras tienen una incidencia
diferente en las mujeres y en los hombres; políticas que a simple vista
podrían no parecer discriminatorias pueden tener un impacto muy distinto
y no contribuir a ese objetivo de alcanzar esa igualdad real. La
transversalidad es, por tanto, un objetivo que requiere un enfoque
integral y unas estrategias especiales, y sabemos además que hay que
estar siempre en posición de avance, incluso podríamos decir que de lucha
constante, para progresar en esa igualdad de oportunidades, en la
igualdad en todos los campos de la vida, en las distintas esferas de la
sociedad. En este sentido sabemos que hoy estamos avanzando, que hoy
estamos dando un paso adelante, porque vamos a aprobar una buena
herramienta, un buen instrumento, que servirá claramente de ayuda para la
mejor puesta en práctica de ese objetivo compartido, del mainstreaming,
de la transversalidad, del principio de igualdad en todas las acciones y
en todas las políticas. Se trata, como conocen, de articular la
evaluación del impacto de género, de hacerlo además de forma pionera,
casi podríamos decir, en Europa. Hemos estado revisando
la legislación y no encontramos en otros países europeos una legislación
similar a ésta que adquiera ese compromiso de llevarlo a las leyes, de
que el impacto de género que las leyes pueden tener a los efectos
diferenciales sobre mujeres y hombres sean contemplados. Se trata, en
definitiva, de que los desequilibrios puedan remediarse antes de que se
adopten unas decisiones de gran trascendencia, porque estamos hablando de
disposiciones de rango de ley. Un análisis desde esta perspectiva
ayudará, estamos seguros, a ver si las necesidades de las mujeres y de
los hombres se tienen en cuenta igualmente y han sido atendidas, y
contribuirá también a desarrollar políticas mucho más ajustadas al
compromiso de la realidad socioeconómica, del conjunto de la sociedad.
Sólo me resta decir que nuestro grupo considera que la enmienda número 11,
del Grupo Parlamentario Socialista, es innecesaria, porque sus fines se
consiguen claramente a través del artículo 2 de la Ley 16/1983, de 24 de
octubre, de creación del Instituto de la Mujer, donde se le encomiendan
estas funciones, y de otras disposiciones organizativas del Gobierno o de
la Administración, sin necesidad de que se mencione expresamente en una
ley, una ley general, una ley del Gobierno, cuando en el futuro ello
supondría congelar de alguna manera este órgano, o someter estas leyes a
las futuras variaciones que suponen las modificaciones de la estructura.
Ello, señorías, además, por las mismas razones por las que tampoco se
mencionan otros órganos directivos que tienen también funciones de emitir
otros informes preceptivos en el acompañamiento de las leyes; es decir,
es la misma razón que hace que no se especifique quién va a emitir el
informe de medio ambiente. Por tanto, incluir en leyes institucionales la
mención específica de los órganos que emiten el informe no parece lo más
oportuno, no es lo que se hace, como digo, en ningún caso, porque de
alguna manera intenta lo que se suele conocer como la economía de las
leyes de este tipo. Sería tanto como atarse para el futuro el que se
decidiese, por ejemplo, que la actual dirección del Instituto de la Mujer
pasase a ser una Secretaría de Estado, etcétera. No afecta al fondo quién
lo haga, señorías -y esto es importante-, siempre será el órgano
directivo quien tiene el encargo de velar por el principio de la
igualdad, que hoy se llama Instituto de la Mujer pero que mañana podría
tener el rango de una Secretaría de Estado, por ejemplo. Piensen,
señorías, además, que en esta ley del Gobierno el único órgano
expresamente mencionado es el Ministerio de Presidencia.
Ya termino, señorías, señor presidente, diciendo que esta evaluación del
impacto de género aplicado a las leyes, igual que a los planes políticos,
a los programas y a las acciones concretas, es una actuación que el
Gobierno viene realizando a través fundamentalmente de ese Instituto de
la Mujer pero hoy creemos -y nos reiteramos en lo que antes decía- que se
da un salto cualitativo de gran importancia al vincularlo a los proyectos
de ley, un paso adelante hacia la igualdad, que es un objetivo
prioritario del Grupo Popular y del Gobierno, empeñado en promover
constantemente esa plena participación de las mujeres y de los hombres en
sociedad para que sea cada día la sociedad más justa y más equilibrada.
PROPOSICIONES NO DE LEY:
- SOBRE PRINCIPIOS Y MEDIDAS EN RELACIÓN CON LA CONSTITUCIONALIZACIÓN DE
LA UNIÓN Y EL ESTABLECIMIENTO DE UNA CIUDADANÍA EUROPEA. PRESENTADA POR
EL GRUPO PARLAMENTARIO SOCIALISTA. (Número de expediente 161/001925.)
El señor PRESIDENTE: Pasamos al debate y votación de la proposición no de
ley sobre principios y medidas en relación con la constitucionalización
de la Unión Europea y el establecimiento de una ciudadanía europea. El
autor de la proposición es el Grupo Parlamentario Socialista, y para su
defensa tiene la palabra el señor López Garrido.
El señor LÓPEZ GARRIDO: La proposición no de ley que el Grupo Socialista
va a defender se refiere al proceso de constitucionalización de la Unión
Europea y, dentro de ello, al establecimiento de una ciudadanía europea.
Como saben, precisamente la semana pasada la Convención para el futuro de
Europa acabó sus trabajos, a salvo de algunas reuniones de carácter menor
que todavía se realizarán en julio, y por tanto se ha realizado una
primera fase, determinante desde nuestro punto de vista, de ese proceso
de constitucionalización al que nos referimos en nuestra proposición no
de ley.
El Grupo Socialista, en septiembre del año pasado, cuando se estaban
iniciando los trabajos de la Convención, presentó un largo texto con una
propuesta sobre lo que entendíamos que debía de ser la futura
Constitución europea, y quiero recordar que en aquel momento decir
Constitución europea era algo atrevido, porque simplemente se hablaba de
tratados que reformarían los existentes, que los simplificarían, pero no
todo el mundo se atrevía a hablar de Constitución europea. Hoy es una
realidad y ya no se habla de un tratado, ni siquiera de un tratado
constitucional, se habla de una Constitución europea. Este es uno de los
grandes resultados de la Convención para el futuro de Europa.
En aquel momento el Grupo Socialista, después de plantear esa posición,
que fue enviada a los grupos parlamentarios y a todos los miembros de la
Convención europea y, por tanto, a los miembros de la Comisión Europea
españoles en representación del Parlamento
y del Gobierno español, propuso que se sometiese a un debate también en
este Congreso. Por eso presentamos diversas proposiciones no de ley sobre
los distintos aspectos de lo que sería la Constitución europea, y en la
Comisión Constitucional presentamos esta proposición no de ley que vamos
a debatir hoy y que se refiere específicamente, como corresponde al
sentido y a la materia de esta Comisión, al proceso de fondo de
constitucionalización de la Unión, y como un elemento clave que explica y
que justifica el que efectivamente se ha llegado a una Constitución lo
que se refiere a la ciudadanía europea, y como un aspecto fundamental de
eso, la Carta de Derechos. Nosotros siempre entendimos -y creo que todo
el mundo sabe que esa fue una iniciativa del Gobierno español de cara al
Tratado de Maastricht- que la idea de ciudadanía europea es esencial en
el proceso de construcción de Europa. Europa no podrá construirse, no
podrá progresar si no es contando con los ciudadanos. La Unión Europea es
una unión de Estados y de ciudadanos, como se dice ya en el proyecto de
constitución aprobado por la Convención, pero en lo relativo a los
ciudadanos siempre hemos entendido que esa era la gran asignatura
pendiente de la Unión. Europa todavía en alguna medida se ve como algo no
suficientemente cercano, no se piensa que afecte, que determine la vida
cotidiana de la gente, que se cuente con la gente para esa construcción
europea, que el ser ciudadano europeo tiene un sentido diferente del que
tiene uno que no lo es, que en la Unión Europea hay unos valores y unos
objetivos que tienen que ver con los deseos, con los anhelos, con los
valores y objetivos de los ciudadanos y ciudadanas de la Unión. Por eso
nos parece que un proceso de constitucionalización de Europa tiene que
ver necesariamente con el establecimiento y consolidación de una
ciudadanía europea, que empezó a plantearse en el Tratado de Maastricht y
que fue uno de los grandes avances de dicho tratado, y que una
constitución que merezca el nombre de tal no podría dejar de plantear, de
insertar.
Decía la propia Declaración Universal de los Derechos Humanos, dice la
historia del constitucionalismo mundial, a partir de la Revolución
francesa, que si no hay una carta de derechos y una separación de poderes
no hay una constitución. El trabajo de la Convención ha clarificado las
competencias entre órganos en la línea de una separación de poderes y la
Convención ha aprobado la inserción, como parte de la constitución y con
carácter vinculante, de la Carta de derechos de los ciudadanos de la
Unión Europea.
En nuestra proposición no de ley no mencionábamos, lógicamente por el
momento de su presentación, que fue hace algunos meses, la terminación de
los trabajos de la Convención. La semana pasada acabaron básicamente esos
trabajos y precisamente mañana se va a iniciar el Consejo Europeo de
Tesalónica, donde el presidente de la Convención, Valéry Giscard
d'Estaing, va a hacer entrega a los jefes de Estado y de Gobierno de este
proyecto de constitución. Evidentemente, un debate de estas
características y una proposición no de ley de este tipo tienen que
incorporar inevitable y afortunadamente una actualización, señalando que
se ha producido el trabajo de la Convención, que es positivo y que debe
ser el punto de referencia esencial para la Conferencia
Intergubernamental, que es esa segunda fase que se inicia ahora y que
terminará bien este año o bien el que viene, en todo caso a principios de
2004, y que en su caso se someterá a ratificación de este Congreso de los
Diputados, del Senado y de todos los parlamentos de la Unión Europea.
Por eso hemos presentado una enmienda in voce a esta proposición no de
ley, que contiene dos apartados en los que se da cuenta de la importancia
de los trabajos de la Convención. Voy a reiterar el texto de esa
proposición no de ley en estos primeros apartados que introducimos como
enmienda in voce, porque creemos que merece la pena destacarlo a la hora
de que SS.SS. sepan qué es exactamente lo que se propone someter a
votación por parte de nuestro grupo en esta proposición no de ley. Se
dice: El Congreso de los Diputados valora globalmente de forma positiva
el desarrollo y los resultados de la Convención Europea y felicita a sus
miembros por el esfuerzo realizado en cumplimiento del encargo que supuso
la declaración del Consejo Europeo de Laeken sobre el futuro de la Unión
Europea. A continuación, se dice también en nuestra enmienda in voce a
esa proposición no de ley: El Congreso de los Diputados considera que el
proyecto constitucional elaborado por la Convención supone una muy
estimable base para lograr los objetivos de la Unión y un importante
progreso en la integración europea e insta al Gobierno para que defienda
en la próxima Conferencia Intergubernamental la plasmación de este
proyecto en una constitución europea.
A partir de lo que se dice en el tercer apartado, en el que se insta al
Gobierno a que defienda en todos los ámbitos y en el seno de la próxima
Conferencia Intergubernamental una serie de principios que están
plasmados en ese proyecto de constitución, esta proposición no de ley
señala esos objetivos esenciales que creo que se han conseguido plasmar
ya en el proyecto que nace de la Convención y que se trata de que se
defiendan especialmente por el Gobierno español, porque es quien va a
tener una presencia en esa Conferencia Intergubernamental. En esta
Convención ha habido representantes del Parlamento español, como el señor
Cisneros, miembro de esta Comisión, el señor Muñoz Alonso, el señor
Borrell y yo mismo; ha habido representantes de parlamentos nacionales;
ha habido representantes del Parlamento Europeo, como los señores Méndez
de Vigo y Carnero; también ha habido representantes de los gobiernos, y
en ese sentido han estado presentes doña Ana Palacio, ministra de Asuntos
Exteriores, y don Alfonso Dastis, que sustituyó a la
señora Palacio en el Presidium en un período determinado de la
Convención.
Creemos que el trabajo realizado en esta Convención es muy positivo y que
el Gobierno español, que es el que va a trabajar en esa Conferencia
Intergubernamental, lo debe defender, y muy especialmente algunos
aspectos que señalamos en nuestra proposición no de ley, a la cual se ha
presentado una enmienda por parte del Grupo Popular, que nosotros
aceptamos básicamente, pero proponemos una transacción en algunos puntos
que voy a señalar a continuación. En primer lugar, a partir de estos
apartados a los que anteriormente me referí, de la Convención debe surgir
un proyecto de constitución europea en la cual los ciudadanos sepan
reconocer sus derechos y deberes y su estatuto de ciudadano europeo, y
esa constitución debe ser sometida a referéndum en España. El Grupo
Socialista ya lo propuso en septiembre del año pasado en ese documento al
que me he referido antes y el Gobierno español ha considerado buena esa
propuesta, la ha aceptado, la ha hecho suya -ayer mismo en esta Cámara
doña Ana Palacio se refería a ella- y consideramos como un hecho que esta
constitución será sometida a referéndum en España y que será un elemento
claro de acercamiento a los ciudadanos de este país, a los que les será
sometida la Constitución europea. Los ciudadanos españoles que tienen
menos de 40 años no han tenido ocasión de votar la Constitución española.
Si se somete a referéndum, como esperamos, esta constitución -seguramente
la época más adecuada sería coincidiendo con las elecciones europeas del
año que viene-, tendrán ocasión de votar esa Constitución europea que de
alguna forma es como votar de nuevo la Constitución española, puesto que
el proyecto de construcción europea está en el fondo, en el núcleo de la
filosofía y de los valores que nuestra Constitución encarna.
El apartado 2 de nuestra proposición no de ley sería suprimido, aceptando
la propuesta que nos hace el Grupo Popular, ya que se refiere a un
sistema de reforma del texto constitucional que por el momento no está
suficientemente claro que vaya a ser como nosotros proponemos, y ya
partiendo de la Convención. En aras del acuerdo, nosotros aceptaríamos
suprimir el texto del apartado 2. El apartado 3 se refiere a la Carta de
derechos y a la garantía de los derechos. Ahí se señala que la Carta de
derechos tenga un carácter vinculante jurídicamente. Este ha sido uno de
los grandes avances de la Convención. Hasta los gobiernos más reticentes
a este asunto -por ejemplo, el Gobierno británico- han terminado por
aceptar que la Carta de derechos, que se aprobó hace dos años en Niza y
que no tiene carácter vinculante hasta este momento, se incluya como
parte de la Constitución con carácter legalmente vincunlante invocándola
ante los tribunales -nos parece un salto importantísimo- y le otorgan a
la labor que ha hecho la Convención un carácter realmente constitucional.
Proponemos una transacción al Grupo Popular porque la Carta no solamente
debe ser un elemento de garantía de los ciudadanos europeos frente a lo
que dicen las instituciones europeas -frente a Bruselas, para
entendernos-, sino que, además, debe ampliar su proyección,
convirtiéndose en estándar de garantía en el conjunto de la Unión. En
este sentido nosotros proponemos que diga lo siguiente el apartado 3: Los
ciudadanos europeos necesitan una carta de derechos y una garantía de
esos derechos. La Carta de derechos debe convertirse en un texto vigente
y efectivo que constituya el primer capítulo de la Constitución europea.
Esta carta, diseñada en principio para que tenga efectos frente a las
instituciones comunitarias, debe ampliar su proyección, convirtiéndose en
el estándar mínimo de protección reconocida a todo ciudadano europeo y,
en su caso, a los ciudadanos de terceros países residentes en Europa.
Esta última parte tiene sentido porque la Carta de derechos, tal como
está redactada, concede esos derechos, salvo los de participación
política, a todos los ciudadanos que residan en Europa aunque no sean
ciudadanos de cada uno de los países miembros de la Unión.En el párrafo 4
de nuestra proposición no de ley -que una vez corregido, suprimiendo el
2, se convertiría en el 3 definitivo- se habla de la garantía de esos
derechos. Nosotros entendemos que unos derechos que no estén garantizados
son puramente declamatorios, no tienen efectividad práctica y sería una
frustración para los ciudadanos europeos. Por eso, se propugna que los
derechos civiles, políticos y sociales sean garantizados a todos los
ciudadanos europeos y a los de terceros países a través de procedimientos
rápidos y directos ante los tribunales estatales y ante el Tribunal de
Justicia, potenciando a éste y armonizando su jurisprudencia con la del
Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Esto es absolutamente procedente
ahora cuando en el texto que ha aprobado la Convención se propugna que la
Unión Europea como tal, con independencia de que cada uno de los países
forme parte del sistema del Convenio Europeo de Derechos Humanos de 1950
de Roma, firme y ratifique dicho convenio, con lo cual, en última
instancia, las decisiones de la Unión estarían sometidas, en cuanto a la
defensa de los derechos humanos, al Tribunal de Estrasburgo.
Nos alegramos muchísimo del apartado 5, que en la propuesta que hace el
Grupo Parlamentario Popular se mantiene tal cual. Va en el sentido de que
deban establecerse formas de participación democrática directa como la
iniciativa legislativa popular referida a la política europea ante
instituciones europeas por ciudadanos de diversos países de la Unión,
limitada a determinadas materias y con un mínimo de firmas. Prácticamente
esto es lo que se ha aprobado en la Convención, ha sido una de las
conquistas de última hora. Como recuerda el señor Cisneros, fue una de
las conquistas de la semana pasada de la Convención -no recuerdo
exactamente si
el miércoles o jueves- porque como parte final del trabajo de la
Convención, se introdujo la iniciativa legislativa popular, cuya forma
tendrá que ser desarrollada por una ley europea, en la que se plantea
que, con un número mínimo de firmas y de ciudadanos, que tienen que ser
de diversos países -no cabría hacerlo, desde luego, desde un solo país-,
haya democracia directa, es decir, participación directa, que significará
propuestas legales que los ciudadanos europeos podrán plantear ante la
Comisión Europea, respetando, eso sí, el monopolio de la iniciativa
legislativa que tiene la Comisión Europea. Nos parece que este es un
apartado especialmente feliz e importante y que se ha visto plasmado ya
en ese proyecto de Constitución europea, es decir, ampliar, junto a la
democracia representativa que está en la cultura europea, la democracia
participativa o lo que Jürgen Habermas y otros autores -este último, por
cierto, flamante premio Príncipe de Asturias- han llamado la democracia
deliberativa, la democracia que hace que los ciudadanos, no sólo a través
de las elites políticas, participen directamente en los asuntos públicos.
Este es el auténtico sentido de una democracia deliberativa o
participativa.
En el apartado 6 aceptamos la propuesta del Grupo Popular de que se
elimine y, por último, es de destacar que haya consenso en esta Comisión
respecto al apartado 7 porque habla de la democracia paritaria y dice: La
democracia europea debe ser una democracia paritaria en la que hombres y
mujeres tengan los mismos derechos y deberes y formen parte en igualdad
de condiciones de cada uno de los órganos que garantizan la convivencia
democrática en la Unión. Este aspecto nos parece esencial y sobre él se
ha batallado fuertamente en la Convención; la igualdad entre hombre y
mujer se ha introducido como uno de los objetivos de la Unión. Desde
nuestro punto de vista, la igualdad entre hombre y mujer no es sólo un
objetivo, es un valor intrínseco de la cultura europea y, por tanto, debe
ser proyectado a los órganos políticos, a la vida pública, a través de lo
que llamamos la democracia paritaria, que significa que hombres y mujeres
tienen que poder participar en la democracia exactamente con los mismos
derechos, con las mismas posibilidades y con las mismas oportunidades.
Este es el contenido de nuestra proposición no de ley que proponemos a
esta Comisión, aceptando básicamente la propuesta que nos ha hecho el
Grupo Popular y añadiendo los aspectos introductorios referidos a la
reciente aprobación del proyecto de Constitución por la Convención para
el futuro de Europa. Se decía el otro día en Bruselas que era un día
histórico para Europa, tampoco estaba claro que iba a salir de la
Convención un texto único redactado de esa forma y consensuado de la
forma tan importante como el que salió. Nosotros creemos que es el texto
de referencia que debería mantenerse básicamente y someterse a referéndum
próximamente a los españoles y a todos los europeos si fuera posible. De
hecho, hay ya una iniciativa de muchos convencionales que proponen que el
mismo día de las elecciones europeas haya un referéndum en todos aquellos
países de Europa en que lo permita su Constitución. Creo que sería una
forma magnífica de culminar este trabajo constituyente de la Convención
que pretende como primer objetivo -es el sentido de fondo, repito, de
nuestra proposición no de ley- el acercamiento a los ciudadanos que, a
partir de ahora, los ciudadanos vivan Europa como algo suyo como ven algo
suyo también las instituciones democráticas de cada uno de sus países.
El señor PRESIDENTE: Interpreto, por lo tanto, que a la proposición no de
ley que presentó su grupo se ha presentado a su vez una enmienda in voce,
que agradecerá que haga llegar a la Mesa, y, además, hay una serie de
enmiendas aceptadas en relación con la que en este momento va a defender
el señor Cisneros, al que doy la palabra.
El señor CISNEROS LABORDA: En primer término, para la mejor claridad de
los eventuales lectores futuros del "Diario de Sesiones", el proceso de
formación de voluntad común ha sido exactamente el siguiente. Existía una
proposición no de ley del Grupo Parlamentario Socialista, a la que se
presentó una enmienda de sustitución -ciertamente, lo de enmienda de
sustitución parece muy rupturista- que suprimía dos de los puntos del
Grupo Parlamentario Socialista y enmendaba puntualmente otros dos, que
son coincidentes en el espíritu. En base a esa enmienda de sustitución,
se ha producido la transacción a la que hacía referencia el señor López
Garrido. El señor López Garrido convendrá conmigo en que -y esta objeción
ha quedado salvada justamente por la transacción-, por razones no
imputables a la voluntad del Grupo Socialista ni del Grupo Popular, me
imagino que a las condiciones de agenda y de trabajo de esta Comisión, la
iniciativa podría tener un cierto punto de extemporaneidad toda vez que
originariamente se pretendía instar al Gobierno a que defendiera
determinadas posiciones en el seno de la Convención, siendo así que, como
nos recordaba el señor López Garrido, ésta ha dado conclusión formal a
sus trabajos. Nos quedan apenas dos reuniones en las que se va a discutir
la llamada parte tercera, que son las políticas de la Unión, con un
contenido fundamentalmente técnicojurídico, pero las grandes decisiones
políticas están ya resueltas en los títulos I y II. Efectivamente, el
Partido Popular formalizó en marzo su posición definitiva ante la
Convención, que se articuló a través de una serie de actos públicos y de
manifestaciones del propio señor presidente del Gobierno y que se
instrumentó cerca de la Convención en virtud de una aportación suscrita
por la ministra de Exteriores, Ana de Palacio, el senador Muñoz-Alonso y
yo mismo, como diputado representante de las Cortes Generales
ante la Convención. Debo decir con la más plena satisfacción que intentar
cuantificar, el 80 o el 90 por ciento, es un procedimiento muy grosero,
muy burdo, pero es bien sabido que el Gobierno de España mantiene una
reserva fundamental -como calificó la señora ministra- respecto a un
elemento específico, como es la ponderación de votos en el Consejo. En
definitiva, es una cuestión de reparto de poder, que, por su propia
naturaleza, está más inscrita en el ámbito de trabajo propio de la
Conferencia Intergubernamental que en el de la Convención, que ha sido
una asamblea en la que nunca se ha votado, donde las decisiones se han
adoptado por consenso, dirigidas por el presidente y por el presidium a
la vista de las tendencias mayoritarias, pero no pasaba de ser una
asamblea deliberativa y no conclusiva, toda vez que los trabajos de la
Convención, el proyecto de constitución, se erige en el elemento base
fundamental, con la fuerte autoridad moral y política que deriva tanto de
la composición de la Convención como del alto nivel de acuerdo alcanzado
en su seno de cara a los trabajos de la Conferencia Intergubernamental.
Debo decirle al señor López Garrido -y no vamos a enzarzarnos en un debate
que tendría más sabor académico que otra cosa- que estoy de acuerdo con
él en que el fruto de nuestro trabajo es una auténtica constitución en la
que cabe distinguir una parte orgánica, una parte dogmática, que sería la
propia Carta de Derechos Fundamentales, el respeto al acervo,
instrumentado por las políticas, y las definiciones preliminares -lo que
yo pretendí sin éxito que constituyera el título preliminar de la
Constitución-: del ámbito, objetivos, valores, principios, etcétera, que
están integradas en la parte primera.
Con independencia de que el fruto de nuestro trabajo fuera una
constitución -y va a ser perfectamente lícito y legítimo presentarla como
tal y hablar de la Constitución europea-, no es menos cierto que la
cobertura jurídico formal tiene que ser un tratado internacional, cuyo
contenido se discuta en una conferencia intergubernamental, que después
debe ser objeto de ratificación por los respectivos Parlamentos
nacionales y, en su caso, como es común voluntad del Grupo Parlamentario
Socialista y del Partido Socialista, y del Grupo Parlamentario Popular y
del Partido Popular, sometido a referéndum, a ser posible en el mayor
número de países de la Unión Europea. Es sabido que hay algunos cuya
propia Constitución proscribe el recurso al referéndum, como es el caso
de la República Federal Alemana.
Comparto la totalidad de los juicios manifestados por el señor López
Garrido, también en lo que tienen de reconocimiento del papel que los
convencionales españoles hemos desarrollado en el seno de la Convención.
¿A qué obedecían nuestras enmiendas y los reparos a la formulación
originaria del Grupo Parlamentario Socialista? En primer término, a que
esta proposición no de ley contiene un doble mandato, un requerimiento al
Gobierno para que tome una decisión que está en su ámbito de autonomía
-obviamente, el sometimiento del nuevo tratado a referéndum es algo que
pertenece al ámbito de decisión del Gobierno de la nación- y a estas
alturas estamos en condiciones de asegurar que va a producirse, con toda
probabilidad en coincidencia con las elecciones europeas, y yo me permito
suponer, aunque quizá sea temerario anticipar tanto, que va a gozar del
respaldo de las fuerzas políticas españolas más significativas. Hay otro
elemento de esa instancia, de ese mandato, la posición que el Gobierno
debía adoptar en el seno de la Conferencia Intergubernamental. Usted
sabe, señor López Garrido, que nosotros no somos partidarios de mandatar
en términos excesivamente vinculantes a un gobierno en el umbral de una
Conferencia Intergubernamental porque ésta tiene indefectiblemente
fuertes elementos de negociación y hay que dejar al negociador algunos
elementos de latitud para obtener otras contrapartidas o la aproximación
en algunas materias a costa de alguna cesión, como es, en definitiva, la
esencia de toda negociación. Pero no es éste el caso porque estamos
hablando de la Carta y de ciudadanía. Estamos hablando de la Carta de
Derechos Fundamentales y yo creo que la antinomia entre niveles de
protección de la Carta y niveles de protección de las legislaciones de
los países nacionales es probablemente más formal o académica que
sustantiva. No en balde -yo tuve la fortuna de participar también en la
Convención redactora de la Carta de Derechos Fundamentales- esta Carta se
presenta como el denominador común de los estándares de protección
asumidos por todos y cada uno de los Estados miembros. Por fortuna, los
ciudadanos de los 15 países miembros de la Unión Europea vivimos en el
confín más privilegiado de la libertad y, por fortuna también, todos
ellos son suscriptores del Convenio del Consejo Europeo sobre Derechos
Humanos y, en consecuencia, los niveles de protección son comparables,
salvo quizá en algunas materias novedosas, como las biotecnológicas o la
protección de la privacidad frente a la agresión informática. La Carta es
un buen texto, hay que reconocerlo, pero no supone grandes innovaciones
sobre los niveles de protección de que goza el conjunto de los países
occidentales. Pretender una explícita prevalencia, señor López Garrido,
tendría algún riesgo. Usted sabe que nosotros, los españoles, sufrimos
una fuerte decepción como tales puesto que nuestro Gobierno enarboló la
bandera del valor normativo de la Carta ya en el año 1999, de cara a la
célebre reunión de Biarritz, pero la Carta no fue incorporada a los
tratados, sino que se limitó a aquella solemne asunción. S.S. sabe que
uno de los temores en el seno de la Convención redactora de la Carta era
que no se produjera vía carta una criptoexpansión de competencias de la
Unión frente a las competencias de los Estados miembros. Ahí tanto el
Reino Unido, como Irlanda, como los Países Bajos o
los países escandinavos -Suecia y Dinamarca-, mantuvieron una fortísima
reserva, que fue la que provocó el fracaso del carácter normativo de la
Carta, en la reunión de Biarritz. Hemos superado ese escollo, incluso
respecto al Reino Unido. S.S., que estuvo en el grupo de trabajo, conoce
muy bien en virtud de qué proceso de concesiones; en la última de las
reuniones, in extremis, el comisario Vitorino introdujo esa referencia a
las explicaciones adicionales a la Carta, que fue la concesión que
permitió la incorporación resuelta al consenso del Reino Unido.
El otro elemento fundamental de la proposición no de ley socialista hace
referencia al concepto de ciudadanía. Nosotros estamos plenamente de
acuerdo con la transversalidad del erigido como objetivo de la igualdad
entre hombres y mujeres, a efectos de interpretación auténtica. De cara
al "Diario de Sesiones", me permito señalar que no debemos deducir de esa
afirmación del carácter paritario la pretensión de una igualación
numérica o de cuota en relación con la presencia de hombres y mujeres en
todos y cada uno de los órganos de la Unión -Comisión, Parlamento,
etcétera-, sino un principio general de igualdad de oportunidades. Por
otra parte, ese carácter aparece subrayado, aparte de las declaraciones
generales y el reconocimiento como objetivo, toda vez que en la terna que
los países miembros presenten para la formación de la Comisión
necesariamente habrá de haber representación de los dos géneros. Es un
elemento en esa línea de intención paritaria.
Las otras reservas u objeciones, que yo agradezco al señor López Garrido
que haya tenido la comprensión de hacer suyas, hacen referencia al status
de los terceros de países no comunitarios residentes en la Unión. En la
formulación original socialista se pretendía una generalización de esos
derechos. Sabe el señor López Garrido, teniendo en cuenta que no estamos
hablando de una decisión nacional sino que estamos hablando de la
posición del Gobierno español de cara a una conferencia
intergubernamental, que la heterogeneidad de los supuestos nacionales de
países como Irlanda, que prácticamente no tiene inmigración, hasta el
Reino Unido, la República Federal Alemana y crecientemente España, que sí
la tienen, es un asunto extraordinariamente delicado que ha determinado
que a los problemas de inmigración y de fortalecimiento de las fronteras
exteriores se les haya dedicado en la Convención una atención muy
cuidadosa. Es evidente que en la Carta, exactamente igual que en nuestra
Constitución, se distingue el sujeto de los derechos y de las libertades
diciendo unas veces todos y otras, los españoles; hay una modulación de
la distinción de la titularidad de los derechos civiles, sociales y, en
general, de los derechos humanos fundamentales en razón de su
titularidad. Es obvio que nadie en ningún caso puede ser sometido a
tortura y que todos tienen derecho a la libertad de conciencia y a la
libre expresión, pero es evidente que la participación en la Función
pública, en el ejercicio de cometidos que lleven anejo las potestades
administrativas o en el propio derecho electoral existen restricciones
muy significativas que reservan el ejercicio de esos derechos a quienes
sean nacionales de los países miembros de la Unión y, con arreglo a las
propias normas de la Unión, también a los terceros miembros de la Unión
residentes en cualquier otro de los países, como es el caso de la
participación de los ciudadanos comunitarios en las elecciones
municipales y en las elecciones al Parlamento Europeo. Pero estas
previsiones no podían plantearse sin atender a principios de generalidad
en el ámbito europeo y de reciprocidad respecto a los terceros países de
que se trate, no podían ser sin más objeto de una generalización
indiscriminada porque es verdad que los derechos a que se hace referencia
quedan subordinados a la residencia legal en los países de que se trate
y, repito, no podían ser objeto de una generalización indiscriminada. Ése
fue el espíritu de nuestros reparos a la proposición socialista. Yo
agradezco la comprensión de su portavoz para hacerlos suyos porque a
estas alturas de la Convención, salvo en materias de gobernanza
económica, de política social y de armonización de las políticas
fiscales, en donde claramente han surgido las diferencias entre las
posiciones liberales del Grupo Popular y las posiciones socialistas del
grupo de este nombre, en la gran mayoría de los temas de la Convención
hemos mantenido posiciones perfectamente asimilables, cuando no
idénticas, y hubiera sido relativamente escandaloso que después de 16
meses de trabajo en el que se ha advertido ese profundo lecho de
coincidencias, no fuéramos capaces de votar aquí un texto unánime en la
misma dirección.
Quiero concluir subrayando lo que decía al principio en razón de esa
reserva a la que la ministra de Asuntos Exteriores hizo referencia. Se
trata de una cuestión estricta de reparto de poder que la Conferencia
Integubernamental decidirá, pero está el carácter normativo de la Carta:
valores; principios; progresos en el espacio de libertad, seguridad y
justicia; supresión de los pilares; incorporación a la identidad nacional
en la definición de la misma Unión; incorporación a la identidad nacional
de los elementos de reparto de poder de cada país miembro; por supuesto,
las consecuencias de la lucha antiterrorista que alcanzan rango
constitucional, disposiciones como la confiscación de bienes de las
organizaciones terroristas que ya se recogían pero en niveles más
subalternos de la normativa europea. Desde la perspectiva de intereses
nacionales específicos, el resultado no puede ser más satisfactorio. Y
desde la perspectiva cosmopolita de la incoación de una auténtica unión
de Estados con valores, principios y competencias crecientemente
atribuidas al conjunto, sin detrimento de esa naturaleza esencial de
unión de Estados, la Unión que sale de la Convención va a ser muchísimo
más que una organización internacional, aunque todavía
no es y quizá no lo sea en razón de diversidades históricas bien conocidas
un Estado federal. En definitiva, esas posiciones han sido mantenidas en
términos ampliamente coincidentes por ambos grupos y no tendría sentido
que aquí no fueran votadas.
El señor PRESIDENTE: Para la fijación de la posición del Grupo Catalán
(Convergència i Unió), tiene la palabra la señora Pigem.
La señora PIGEM I PALMÉS: Señorías, deseo indicarles, en primer lugar, que
Convergència i Unió coincide con muchas de las afirmaciones que aquí se
han expuesto de manera brillante tanto por el señor López Garrido como
por el señor Cisneros. No voy a enumerar toda la serie de coincidencias
porque sería repetir unas intervenciones que, como decía, en su gran
mayoría asumimos íntegramente, pero quisiera resaltar algunas de ellas
muy brevemente. Coincidimos en algo muy importante que ha señalado el
señor López Garrido, en la necesidad de acercar la Unión a las personas,
a los ciudadanos, que la viven de una manera lejana hasta ahora y que de
alguna manera han de acercarse y ser conscientes de hasta qué punto todo
lo que se decida en la Unión va a incidir en sus vidas cotidianas. Es una
tarea pedagógica que hemos de hacer todos y que se ha puesto en marcha en
la Convención. Coincidimos también en la necesidad de valorar
positivamente una constitución en donde se recojan los derechos y los
deberes de la ciudadanía europea y compartimos también la valoración
positiva que ha hecho el señor López Garrido del carácter vinculante de
la Carta de los derechos, con todas las matizaciones que ha expuesto
brillantemente el señor Cisneros y que también hacemos nuestras, en
cuanto a las reservas sobre cuál va a ser el alcance real para que esta
Carta sea efectiva y vinculante. Compartimos también que se introduzca la
igualdad de oportunidades y condiciones entre hombres y mujeres, que es
un valor intrínseco de la cultura europea, pero todos podremos coincidir
en que todavía no es una realidad. Por eso valoramos positivamente que se
introduzca como uno de los objetivos de la Unión. Quiero recordar aquí
que el señor López Garrido y yo hemos coincidido defendiendo la necesidad
de un título competencial específico en la Comisión Mixta para los
derechos de la mujer y, por tanto, no tengo más que reiterar la
valoración positiva de que esto se convierta finalmente en uno de los
objetivos claros de la Unión.
Dicho esto, señorías, quiero también dejar constancia de que la propuesta
de Convergència i Unió es diferente, sobre todo en aquello que incide en
los temas de la participación de las regiones. ¿En qué sentido? En el
sentido de que nuestra aspiración es que la participación de las regiones
tenga un reflejo más adecuado a la organización del Estado que
constitucionalmente nos hemos dado. Como nuestra postura es diferente -y
así lo explicaremos tanto en una interpelación que se debatirá esta tarde
como en la moción que, como consecuencia de esa interpelación,
defenderemos en el Pleno la próxima semana-, manifiesto aquí que hoy no
vamos a poder apoyar el texto que han transaccionado el Grupo Popular y
el Grupo Socialista porque, como decía, la visión que se da al papel de
las regiones no es la que tenemos desde Convergència i Unió.
El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor López Garrido.
El señor LÓPEZ GARRIDO: Yo quería hacer una intervención muy breve sobre
las palabras de la señora Pigem, que agradezco en cuanto a apoyo al
discurso general que ha realizado esta mañana aquí nuestro grupo así como
el portavoz del Grupo Popular, añadiendo una reserva en relación con lo
que la señora Pigem llama la deficiente regulación de la participación de
las regiones, políticamente hablando, en la Unión Europea. Yo quiero
decir, en primer lugar, que esta proposición no de ley no va dirigida
específicamente a ese aspecto; está hablando de un proceso de
constitucionalización, de la importancia del estatuto de ciudadanía, de
la Carta de derechos, de la democracia paritaria, de la democracia
directa, etcétera, aspectos que el Grupo de Convergència i Unió
perfectamente comparte.
En segundo término, hay una valoración positiva global al trabajo de la
Convención. Por eso animaría al Grupo Catalán (Convergència i Unió) a
apoyar esta proposición no de ley, porque en nada afecta a su posición
respecto del papel de las regiones.
Una tercera puntualización. El papel de las regiones, cuando empezamos los
trabajos de la Convención, era algo que estaba en el aire y de lo que
prácticamente no se hablaba. Los trabajos de la Convención han situado no
solamente a las regiones, sino al derecho a la autonomía de las regiones
y de los municipios, en uno de los elementos básicos de la construcción
europea, y así se dice exactamente en este proyecto de Constitución. La
presencia de las regiones está en la construcción europea, se proyecta en
un órgano específico, un órgano consultivo de la Unión, que es el Comité
de las Regiones, al cual se le da incluso la potestad de presentar
recursos ante el Tribunal de Justicia de Luxemburgo.
Es sabido -porque así lo planteamos en el punto de partida del documento a
que me refería y que presentamos en septiembre- que nosotros hubiéramos
querido llegar a que las regiones con competencias legislativas pudieran
presentar recursos directamente ante el Tribunal de Justicia. No se ha
llegado hasta ese extremo en los trabajos de la Convención, entendemos
que habrá que establecer un sistema en el Comité de las Regiones para que
las reivindicaciones de las
regiones, sobre todo con competencia legislativa, como son las españolas,
puedan llegar al Tribunal de Luxemburgo y también entendemos que en el
proceso decisional de los órganos de la Unión tendrán que participar las
regiones, especialmente cuando se trate de competencias exclusivas de las
mismas. Esto es algo más bien propio de las estructuras constitucionales
internas -y así se señala en los trabajos de la Convención- y no
específicamente de una Constitución europea, que es una unión de Estados
y de ciudadanos en la que las regiones -así se dice- tienen un
protagonismo especial.
Estas son las dos puntualizaciones que quería hacer a doña Mercè Pigem,
aunque entiendo por su intervención que el conjunto de lo que esta
proposición no de ley dice es ampliamente compartido por su grupo
parlamentario.
El señor PRESIDENTE: El señor Cisneros tiene la palabra.
El señor CISNEROS LABORDA: Voy a intervenir con gran brevedad para unirme
a ese turno de exhortación -podríamos llamarle así- que acaba de
protagonizar el señor López Garrido.
Señora Pigem, lo que no es posible es proyectar sobre el ámbito europeo
cuestiones que están inevitablemente inscritas en el ámbito político
nacional, como es el conseguir un protagonismo, una coparticipación de
las comunidades autónomas en la formación de la voluntad nacional
respecto de Europa. S.S. sabe muy bien que en la Unión hay dos países
federales, la República Federal Alemana y Austria; hay otros Estados
compuestos de naturaleza no federal, como el nuestro, como empieza a
serlo Italia, como lo es sin duda el Reino Unido, con fuertes
peculiaridades históricas; pero hay una gran mayoría de Estados
unitarios, mayoría que se va a ver muy acentuada con la entrada de los
Estados del centro, del este de Europa y de las islas mediterráneas,
porque por su tamaño, salvo Polonia o Rumanía quizás, ninguno justifica
una estructura federal compuesta. Hecha esa salvedad, que impide que
desde el ámbito europeo se resuelvan problemas que están en el ámbito
nacional, el papel de las regiones ha sido fuertemente potenciado. Es
verdad que no se ha logrado algo a lo que quizás ustedes aspiraban -y que
tuvo valedores en el seno de la Convención, como el señor Lamasour-, que
hubiera en el plano europeo una distribución competencial de cuatro
niveles y que los poderes locales y regionales se recogieran en la
Constitución europea. Era muy difícil por la heterogeneidad de los
supuestos nacionales que he mencionado, pero hay tres logros que S.S. no
puede ignorar: primero, el otorgamiento de legitimación activa frente al
Tribunal de Luxemburgo del Comité de las Regiones, para lo que no hace
falta una adhesión directa o inmediata, hasta una invocación del
principio de subsidiariedad. Segundo, importantísimo, que en la
definición de la propia identidad nacional de los Estados se recoge como
ingrediente constitutivo de esa identidad nacional el pluralismo de su
ordenación territorial y de su pluralidad interna y, en tercer lugar, que
mediada por los respectivos Parlamentos nacionales, al confiarles a éstos
la custodia del principio de subsidiariedad y al otorgarles el mecanismo
de alerta temprana para sacar tarjetas amarillas o poner reparos a una
iniciativa de la Comisión, S.S., como parlamentaria nacional que es,
podrá perfectamente promover una iniciativa tendente a que por el
Parlamento español se haga ejercicio de esa iniciativa en pro de la
subsidiariedad. Comprendo perfectamente los elementos de insatisfacción a
que doña Mercè Pigem se ha referido, pero el papel de los entes
subestatales no ha salido malparado en la Convención, sin invocar el
argumento, muy importante, aunque no deje de ser formal, de que la
proposición no de ley que vamos a votar para nada concierne a ese tema,
sino al estatuto de la ciudadanía europea, en el que estoy seguro de que
la coincidencia de S.S. es plena.
El señor PRESIDENTE: La señora Pigem tiene la palabra.
La señora PIGEM I PALMÉS: Yo quiero agradecer tanto al señor López Garrido
como al señor Cisneros las precisiones que han hecho, pero tengo que
ratificarme en mi posición. Es cierto que la proposición no de ley no
recoge nada de esto y, desde nuestro punto de vista, lo echamos de menos.
Ciertamente, se ha avanzado en el papel de las regiones pero para
Convergència i Unió no de la manera en que hubiéramos querido.
Ciertamente, hubiéramos podido presentar una enmienda, pero hemos
preferido centrar nuestra posición, como he dicho, en la interpelación
que debatiremos esta tarde y en la moción que, a consecuencia de la
misma, presentaremos y defenderemos la semana que viene. Estoy segura de
que en este nuevo trámite podremos llegar a un acuerdo. Ustedes saben que
el papel de las regiones es un objetivo prioritario de mi grupo político
y, con todo el respeto a muchas de las cosas que han dicho, nuestra
posición es legítima, por lo que nos vamos a abstener, sin dejar que este
camino quede aquí cerrado sino que podamos seguir hablando de ello.
El señor PRESIDENTE: Pasamos a la votación de la enmienda número 11, del
Grupo Parlamentario Socialista, a la proposición de ley sobre medidas
para incorporar la valoración del impacto de género en todas las
disposiciones normativas que elabore el Gobierno.
Efectuada la votación, dio el siguiente resultado: votos a favor, 11; en
contra, 20; abstenciones, dos.
Efectuada la votación, dio el siguiente resultado: votos a favor, 33.
El señor PRESIDENTE: Queda aprobado.
Votación correspondiente a la proposición no de ley sobre principios y
medidas en relación con la constitucionalización de la Unión y el
establecimiento de una ciudadanía europea. Entiendo que lo que vamos a
someter a votación es la enmienda transaccional que in voce se ha
presentado a la Mesa de la Cámara y se ha defendido por los señores López
Garrido y Cisneros.
Efectuada la votación, dio el siguiente resultado: votos a favor, 32;
abstenciones, dos.
El señor PRESIDENTE: Queda aprobada.
Señorías, hemos concluido el orden del día. Muchas gracias.
Se levanta la sesión.
Eran las doce y veinticinco minutos del mediodía.
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