DS. Congreso de los Diputados, Comisiones, núm. 849, de 19/06/2007
CORTES GENERALES
DIARIO DE SESIONES DEL CONGRESO DE LOS DIPUTADOS
COMISIONES
Año 2007 VIII Legislatura Núm. 849
TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
PRESIDENCIA DE LA EXCMA. SRA. D.ª CARMEN MARÓN BELTRÁN
Sesión núm. 55
celebrada el martes, 19 de junio de 2007
ORDEN DEL DÍA:
Debate sobre:
- Solicitud de prórroga para la finalización de los trabajos de la
subcomisión sobre la Política de Inmigración. (Número de expediente
154/000010.)... (Página 2)
- Ratificación de la ponencia designada para informar el proyecto de Ley
por la que se reconoce y regula la lengua de signos española y se regulan
los medios de apoyo a la comunicación oral de las personas sordas, con
discapacidad auditiva y sordociegas. (Número de expediente
121/000073.)... (Página 2)
- Emitir dictamen, a la vista del informe elaborado por la ponencia, sobre
el proyecto de Ley por la que se reconoce y regula la lengua de signos
española y se regulan los medios de apoyo a la comunicación oral de las
personas sordas, con discapacidad auditiva y sordociegas. (Número de
expediente 121/000073.)... (Página 2)
Se abre la sesión a las once y cuarto de la mañana.
DEBATE SOBRE:
- SOLICITUD DE PRÓRROGA PARA LA FINALIZACIÓN DE LOS TRABAJOS DE LA
SUBCOMISIÓN SOBRE LA POLÍTICA DE INMIGRACIÓN. (Número de expediente
154/000010.)
La señora PRESIDENTA: Señorías, damos comienzo a esta sesión de la
Comisión de Trabajo y Asuntos Sociales.
Primer punto del orden del día: Solicitud de prórroga para la finalización
de los trabajos de la subcomisión sobre la Política de Inmigración. La
prórroga sería de seis meses. ¿Acordamos esa prórroga? (Asentimiento.)
- RATIFICACIÓN DE LA PONENCIA DESIGNADA PARA INFORMAR EL PROYECTO DE LEY
POR LA QUE SE RECONOCE Y REGULA LA LENGUA DE SIGNOS ESPAÑOLA Y SE REGULAN
LOS MEDIOS DE APOYO A LA COMUNICACIÓN ORAL DE LAS PERSONAS SORDAS, CON
DISCAPACIDAD AUDITIVA Y SORDOCIEGAS. (Número de expediente 121/000073.)
La señora PRESIDENTA: Segundo punto: Ratificación de la ponencia designada
para informar sobre la iniciativa legislativa que reconoce y regula la
lengua de signos española y se regulan los medios de apoyo a la
comunicación oral de las personas sordas, con discapacidad auditiva y
sordociegas. ¿Ratificamos la ponencia? (Asentimiento.)
- EMITIR DICTAMEN, A LA VISTA DEL INFORME ELABORADO POR LA PONENCIA, SOBRE
EL PROYECTO DE LEY POR LA QUE SE RECONOCE Y REGULA LA LENGUA DE SIGNOS
ESPAÑOLA Y SE REGULAN LOS MEDIOS DE APOYO A LA COMUNICACIÓN ORAL DE LAS
PERSONAS SORDAS, CON DISCAPACIDAD AUDITIVA Y SORDOCIEGAS. (Número de
expediente 121/000073.)
La señora PRESIDENTA: Pasamos al 3.er punto del orden del día: Emitir
dictamen, a la vista del informe elaborado por la ponencia.
Antes de dar el primer turno de palabra quiero decirles a SS.SS. que la
votación no será antes de las 12:45, para que todos estén pendientes. Sin
más dilación, comenzamos con las intervenciones de los grupos de menor a
mayor. Tiene la palabra por el Grupo Mixto, Bloque Nacionalista Galego,
la señora Fernández.
La señora FERNÁNDEZ DAVILA: Señorías, en primer lugar queremos manifestar
nuestra satisfacción por encontrarnos en el debate de las enmiendas que
presentamos al proyecto de ley por la que se reconoce la lengua de signos
española y se regulan los medios de apoyo a la comunicación oral de las
personas sordas, con discapacidad auditiva y sordociegas. Nos sentimos
satisfechos porque por fin estamos finalizando un trámite, que pensábamos
iría más rápido pero que llega en el momento oportuno después de un
importante trabajo entre los distintos grupos parlamentarios. Quiero
destacar la colaboración de todos, en especial, del grupo mayoritario
-del Grupo Socialista-, que hizo posible que pudiéramos llegar a acuerdos
y conformar una serie de transacciones que en el día de hoy se van a
incorporar al texto que, desde nuestro punto de vista, pueden satisfacer
no enteramente -porque la satisfacción nunca es completa-, pero sí de
manera suficiente a los colectivos de las personas que padecen
discapacidad auditiva.
Pasamos a defender nuestras enmiendas, veinticinco, mediante las que
tratamos de transmitir las ideas y las opiniones de aquellas personas a
las que va dirigido este proyecto de ley, aquellas que mejor conocen su
problemática al igual que las alternativas, los servicios y la ordenación
para mejorar las condiciones de vida, sobre todo aquellas relacionadas
con la comunicación con los otros. Prácticamente esas veinticinco
enmiendas fueron transaccionadas. Vamos a retirar algunas, como explicaré
al final, por esas transacciones. Paso a explicar las razones por las que
presentamos las enmiendas y por las que estamos de acuerdo con las
transacciones efectuadas.
En concreto, en las enmiendas números 101, 102 y 103 a la exposición de
motivos compartimos la idea que se proponía inicialmente en el proyecto
de ley relativa a que se limitaba la evocación de ciertos hitos que no
reflejaban de forma completa la evolución histórica de la lengua de
signos y diferentes acontecimientos protagonizados por personas o
entidades que han supuesto grandes pasos incluso para el desarrollo de
esta ley. Nos sentimos satisfechos, como decía antes, con las
transacciones efectuadas con otros grupos porque recogen más ampliamente
el sentir del colectivo de las personas que son objeto de esta ley. El
resto de nuestras enmiendas se dirigen al articulado y van de la número
104 a la número 118, menos las enmiendas 112 y 115. Enmendamos los
artículos 2 y 7, relacionados con el derecho al aprendizaje, al
conocimiento de la lengua de signos y, en particular, al aprendizaje en
la formación reglada y no reglada; el artículo 3 que regula los efectos
de la ley y el artículo 4 relacionado con las definiciones. La enmienda
número 114 modifica la disposición final relativa a las sanciones.
Acordamos la transacción de estas enmiendas -menos las números 112 y 115
que, como decía antes, vamos a retirar- porque recogen los aspectos
fundamentales a incorporarar a la ley y que eran compartidos,
como pudimos comprobar después, si no por la totalidad sí por la mayoría
de los grupos parlamentarios. Se incorporan transacciones al texto que
acuerdan importantes cuestiones que no solamente mejoran la norma en
aquellos aspectos que regula, sino también en su desarrollo posterior. Se
da mayor coherencia al reconocimiento de la lengua de signos española
como lengua y al derecho lingüístico que las personas sordas defienden,
al mismo tiempo que la incorporación del derecho del conocimiento de la
lengua catalana deja las puertas abiertas a otras posibilidades de
lenguas propias del Estado desde el punto de vista de la lengua de
signos. Señorías, cada vez más se reconocen los beneficios de la
educación bilingüe y está demostrado que ésta favorece el desarrollo
cognitivo, el desarrollo lingüístico y no es la primera vez que leemos
informes en los que se relaciona el bilingüismo y la inteligencia.
Especialistas en bilingüismo defienden que los Estados deben asegurar a
las minorías lingüísticas en su territorio no solo la utilización de sus
lenguas, sino el derecho a mantener la existencia de las mismas. Todas
las asociaciones representativas de los colectivos de personas con
discapacidad auditiva reivindican ese mismo derecho a la educación
bilingüe tanto para niños como para niñas con sordera, ya que se ha
comprobado que es beneficioso para su desarrollo educativo en general. En
la actualidad las experiencias bilingües se han extendido por todo el
mundo obteniendo unos resultados positivos que demuestran mejores niveles
académicos de las personas objeto de la ley: reducción de las
dificultades en la enseñanza, aprendizaje de la lengua escrita y un mejor
desarrollo socioafectivo. De ahí que sea importante que se pueda
incorporar al texto la garantía del derecho al aprendizaje de la lengua
de signos en el sistema educativo. Otra de las transacciones en la que
hemos llegado a un acuerdo es la que modifica el artículo 15 que facilita
el consenso no solo parlamentario sino de las diferentes sensibilidades
que concurren en el grupo de personas sujetas a esta ley, ya que parece
lógico que no se pueda crear el centro de normalización lingüística sin
tener en cuenta el importante acervo acumulado por la labor del
movimiento asociativo de la comunidad lingüística implicada en el
desarrollo, uso y aplicación, enseñanza e innovación de la lengua de
signos. Igual que no parece razonable que la inscripción del centro no
pueda limitarse a las competencias del Ministerio de Trabajo y Asuntos
Sociales.
La razón que nos ha llevado a presentar las enmiendas números 122, 123,
124, 125 y 126, dirigidas a enmendar los artículos 13.1 y 14.1, tiene que
ver con la puesta en servicio de los aspectos que se recogen y que están
relacionados con los derechos de los sujetos a los que va dirigida la
ley, tanto para el aprendizaje como para que puedan contar con los
servicios necesarios de intérpretes de lengua de signos que faciliten su
convivencia, relación, actuación social, etcétera. Es decir, son
enmiendas que pretenden que la ley aplique estos aspectos que acabamos de
comentar. Si las retiramos es, por un lado, porque entendemos, de acuerdo
con las transacciones efectuadas, que se garantizan mejor los derechos
que en el proyecto inicial y, por otro, porque mantenerlas significaría
incorporar algo que luego no podríamos llevar a cabo porque, sobre todo
en los momentos iniciales del desarrollo de la ley, no sería posible.
Considerando que están transaccionadas en la medida en que garantizan
mejor esos servicios y derechos del colectivo de personas con
discapacidad auditiva y sordo ciegas, retiramos las enmiendas. El debate
de estos temas, así como la mejora efectuada por la incorporación de
transacciones o enmiendas que acabamos de mencionar, nos lleva a apreciar
que todas nuestras enmiendas han sido transaccionadas o, en el caso de
que no lo hayan sido, se han incorporado nuestros puntos de vista en la
medida en que se recogen nuestras inquietudes. Para finalizar, como
manifestamos al inicio de nuestra intervención, con nuestras enmiendas
hemos tratado de trasladar cuestiones que eran reivindicadas por los
colectivos de personas a los que va dirigida la ley. En los argumentos
que utilizamos para sustentar estas enmiendas recogimos -no sé si
fielmente, pero cuando menos en el espíritu- las razones que nos
trasladaron estos colectivos en las reuniones que tuvimos no solamente
durante la tramitación de la ley sino en los últimos años en la medida en
que nuestro grupo político, cuando menos en Galicia, ha tenido una
relación con las asociaciones representativas del colectivo de personas
con discapacidad auditiva en cuanto a la necesidad de elaborar y aprobar
una ley y en otros muchos aspectos para mejorar la vida y las condiciones
de comunicación de estas personas. Espero que finalice el trámite lo
antes posible, algo que todos nos agradecerán.
La señora PRESIDENTA: Entiendo de su intervención, señora Fernández, que
ha retirado sus enmiendas y que da por defendidas las del Grupo Mixto,
señor Labordeta y señora Lasagabaster.
La señora FERNÁNDEZ DAVILA: Efectivamente.
La señora PRESIDENTA: Tiene la palabra la señora García por el Grupo de
Izquierda Unida-Iniciativa per Catalunya Verds.
La señora GARCÍA SUÁREZ: En primer lugar quisiera, como ha hecho mi
antecesora en el uso de la palabra, resaltar la gran satisfacción que
para mí personalmente como diputada y para mi grupo significa que
finalmente esta Comisión esté a punto de aprobar esta ley cuyo proceso ha
sido largo y muy esperado por muchas personas afectadas, sus familiares y
los colectivos que han trabajado en este tema durante muchos años.
Podemos concluir que ese largo proceso ha sido fructífero por el
resultado que ha tenido la ley tal como podremos ver en esta sesión.
Quiero poner en valor que me he sentido personalmente muy escuchada y
útil en el trámite de esta ley. Felicito también a los portavoces
socialistas, al señor Heredia y, especialmente, si me lo permiten, a la
señora Esperança Esteve, con la que hemos podido trabajar más
estrechamente, por su buen hacer y capacidad de diálogo y de negociación
que va a permitir que hoy aprobemos por unanimidad esta ley.
Estamos ante una ley que es, desde nuestro punto de vista, una asignatura
pendiente del Estado del bienestar social y que tiene antecedentes. No
hay duda de que la Ley 51/2003 de igualdad de oportunidades, no
discriminación y accesibilidad universal de las personas con discapacidad
significó ya el reto de llegar a este Estado de derechos en bienestar
social para las personas sordas y para aquellas que tienen alguna
dificultad. Al inicio de la tramitación de esta ley nuestro grupo escuchó
muy detenidamente a todas las personas que comparecieron a petición de
los diversos grupos, quienes nos informaron de las necesidades que esta
ley debía resolver. Es una ley que ha de cumplir fundamentalmente con lo
que marcan los artículos 10.1 y 14 de la Constitución española. La
principal finalidad es situar a todas las personas en igualdad de
condiciones y que tengan las mismas oportunidades y posibilidades para el
desarrollo de los derechos fundamentales y de una vida digna. En
definitiva, es una ley por la que se reconoce y regula la lengua de
signos española -seguramente hoy vamos a aprobar su cambio- y los medios
de apoyo a la comunicación oral de las personas sordas, con discapacidad
auditiva y sordociegas.
A este proyecto de ley nuestro grupo presentó un total de 44 enmiendas. No
las voy a nombrar todas porque son muchas y no quiero alargarme
demasiado, pero sí haré un breve repaso de lo que pretende mi grupo. En
primer lugar, hemos pedido que en la exposición de motivos y de manera
transversal en el articulado no se hable de lengua de signos española,
sino de lenguas de signos. Después se va a presentar una transaccional
que resuelve este tema y que pide el máximo respeto a los usuarios de
lengua de signos española y catalana. Otro conjunto de enmiendas van
dirigidas a dotar de mayores medidas a los diferentes ámbitos de la vida
cotidiana. Creíamos oportuno modificar el verbo promover y facilitar por
el de garantizar. También tenemos enmiendas al artículo 1. Proponemos
introducir modificaciones para clarificar la redacción, equiparar la
regulación de ambas lenguas de signos, la española y la catalana, e
introducir el principio de igualdad. Al artículo 4, nuestro grupo propone
eliminar la referencia del 33 por ciento del grado de minusvalía, pues
entendemos que existen personas sordas que a pesar de no tener reconocido
el 33 por ciento de minusvalía pueden ser también beneficiarias de las
medidas y de garantías de esta ley. Respecto al artículo 4 k),
introducimos modificaciones en las figuras de los profesionales de la
logopedia, del maestro especialista y del psicopedagogo. También se van a
presentar transaccionales que resuelvan lo que para nosotros era
importante abordar. Al artículo 4 proponíamos la introducción de nuevas
figuras profesionales -logopeda, educador, intérprete educativo- y con la
transaccional propuesta creemos que será de suficiente resolución. En el
texto pedimos una mayor garantía en la efectividad del derecho a la
información y a la comunicación de las personas sordas y sordociegas, en
el sentido de que los servicios de intérpretes no sean por solicitud
previa sino que sean efectivos en todos los ámbitos de nuestra sociedad:
en educación, en formación y trabajo; en salud; en cultura, deporte y
ocio; en transportes; en relaciones con las administraciones públicas; en
la participación política; en los medios de comunicación social, de
telecomunicaciones y sociedad de la información. También solicitamos
modificaciones al artículo 15, ya que el proyecto de ley preveía la
creación de un centro de normalización lingüística de la lengua de signos
española y nosotros planteábamos la necesidad de crear también uno
correspondiente a la lengua de signos catalana, partiendo de la riqueza
cultural que este hecho representa. Nuestra enmienda a la disposición
final tercera pretende establecer un mayor compromiso presupuestario en
la implantación y desarrollo de la lengua de signos. Finalmente -no he
mencionado todas las enmiendas, pero sí las que he querido resaltar-,
introducimos una disposición transitoria relativa al régimen de sanciones
para reforzar el desempeño de la ley. Solicitamos que en el plazo de un
año desde la entrada en vigor de la ley el Gobierno remita a las Cortes
la regulación de un régimen de infracciones y sanciones.
Después de este proceso que valoramos muy positivamente de negociación, de
consenso y de diálogo con todos los grupos, nuestro grupo ha aceptado
seis enmiendas y se siente partícipe de transacciones en 25 enmiendas.
Como es una ley que tiene como objetivo primordial ponernos al día en
esta asignatura pendiente con el colectivo afectado y todos los grupos
han presentado numerosas enmiendas, de todo esto se va a deducir una gran
aproximación y un consenso amplio. Nuestro grupo está de acuerdo con
estas transaccionales y retiraremos las catorce enmiendas que no han sido
recogidas total ni parcialmente, cuyos planteamientos se han incorporado
mejorando alguna de las enmiendas que hemos presentado. Con el fin de
alcanzar este consenso en esta ley y que con su resultado final todos nos
sintamos cómodos, partícipes y satisfechos, nuestro grupo retirará estas
enmiendas.
Quisiera resaltar finalmente que en esta ley ha habido interés en
anteponer las coincidencias a las diferencias gracias al trabajo de todos
los grupos, hecho por el que tenemos que felicitarnos. El objetivo de
esta ley es claro y concreto: la igualdad de oportunidades para todos los
colectivos con discapacidad auditiva y sordociegos. En el debate final
del Pleno mi grupo hará un reconocimiento más amplio a los colectivos
afectados y al reto tan importante que esta ley tiene por delante.
La señora PRESIDENTA: Señora García, entiendo también retiradas las
enmiendas. (Asentimiento.)
Tiene la palabra por el Grupo Parlamentario Vasco (EAJ-PNV) el señor
Olabarría.
El señor OLABARRÍA MUÑOZ: También mi grupo participa de esta
autofelicitación -vamos a calificarla así- colectiva que todos están
realizando. Parece un poco petulante felicitarse a sí mismo, pero puesto
que los demás lo están haciendo y por no quedarnos atrás, no se vaya a
malinterpretar, nos vamos a felicitar también colectivamente a nosotros
mismos y a los demás. (Risas.) Estamos haciendo algo relevante: consagrar
un derecho denominado de nueva generación, de ciudadanía, que adquirirá
dimensión cuando se reforme la Constitución, suponiendo que
metafísicamente esto sea algo que se pueda plantear. Es un texto, como
las Tablas de la Ley, poco menos que intocable, pero algún día se
incorporarán los llamados derechos de nueva generación, de la ciudadanía.
Me gustaría enfatizar, señora presidenta, que estamos cumpliendo con
mandatos de la Constitución actualmente vigente. Me refiero al artículo
41, que obliga a los poderes públicos del Estado a proteger de forma
suficiente cualquier situación de necesidad -las personas sordas, mudas y
sordociegas padecen una situación de necesidad evidente-, y aunque del
citado artículo ha dimanado solo el sistema público de pensiones, la
jurisprudencia constitucional le ha dado a este artículo 41 y a su
contenido esencial una dimensión mucho más amplia cuando habla de
cualquier situación de necesidad, también de las que afectan a estos
colectivos. Me refiero al artículo 49, en relación con las
discapacidades. Sobre todo es importante invocar siempre al artículo 9.2
de la Constitución y a ese efecto motriz que consagra, obligando a los
poderes públicos a remover cualquier obstáculo que impida la efectiva
igualdad entre los ciudadanos, cualesquiera que sean sus circunstancias.
Desde esta perspectiva, nos embarga también esa felicidad colectiva que
embargaba a los demás grupos, y lo queremos proclamar así. No voy a hacer
una relación pormenorizada de nuestras enmiendas, sino que voy a explicar
los tres bloques argumentales, sin citar ninguna, señora presidenta, y
adelantándole ya que cautelarmente vamos a mantenerlas todas hasta el
Pleno. Como hay muchas transacciones ofertadas, luego veremos en qué
términos las retiramos o no. La prudencia aconseja el mantenimiento de
las mismas, no vaya a ser que se produzcan cuestiones sobrevenidas que
impidan que esta felicitación se culmine de forma tan esplendorosa.
En primer lugar, tenemos una duda conceptual, no resuelta en un largo
trámite de comparecencias celebradas en esta Comisión, porque había quien
invocaba que la lengua de signos es una lengua en sí misma, con lo cual
se incorporaría a la cooficialidad existente en las comunidades
autónomas, o no es una lengua sino un elemento instrumental para poder
comunicarse a través de las lenguas existentes. Respecto a este tema hay
opiniones discrepantes y no quedó suficientemente claro en la Comisión.
Desde esa perspectiva, tenemos un bloque amplio de enmiendas que hacen
referencia a que, puesto que existe una lengua de signos con relación a
la lengua española, como soporte instrumental, otra lengua de signos con
relación a la lengua catalana -también utilizando la lengua de signos no
como tal lengua, sino como soporte instrumental-, también en aquellas
otras comunidades autónomas en las que exista lengua cooficial -léase
Euskadi o Galicia-, puede existir una lengua de signos que se erija en
soporte instrumental del euskera, del gallego, etcétera. No hay que ser
un lingüista muy reconocido sino solo haber leído lo más elemental sobre
lingüística para saber que una lengua no es más que un grupo estructurado
de códigos de comunicación que se basan y transmiten una metacultura.
Sabiendo eso, el euskera, el catalán, el gallego o cualquier otra lengua
del mundo son tan respetables como la lengua española o el castellano
para que se articule una lengua que sirva de soporte para las personas
sordas, sordomudas y sordociegas. Por tanto, señora presidenta, hay un
primer bloque argumental de enmiendas que hacen referencia a esta
cuestión, a la posibilidad de que existan lenguas de signos como soporte
instrumental, en el ámbito de la prestación de servicios de intérprete,
de ocio, cultura y deporte, de formación reglada, educación y aspectos
curriculares de la educación, medios de apoyo, medios de comunicación,
participación política, transportes, etcétera.
Un segundo bloque de enmiendas -este sería el segundo bloque argumental
que voy a utilizar- hace referencia al respeto de las competencias
autonómicas, que creo van a ser objeto de satisfactoria solución. Existe
una buena predisposición para la aceptación de estas enmiendas, que hacen
referencia a lo que ya ha proclamado la jurisprudencia constitucional,
particularmente la sentencia 87/1997, que confiere a las comunidades
autónomas con competencia en materia de promoción de la lengua propia, de
la lengua cooficial, nada menos que la competencia de regulación de los
aspectos esenciales de la cooficialidad de las mismas. Estamos hablando
de un problema de cooficialidad -con una lengua instrumental, la lengua
de signos, pero de un problema de cooficialidad- y, desde esa
perspectiva, también nosotros invocamos que las competencias de los
gobiernos autonómicos, en este caso en materia lingüística -en las tres o
cuatro lenguas cooficiales que existen actualmente en el Estado español,
dependiendo de cuántas entendamos que existen-, se reconozcan. Esto hace
referencia a las competencias en las materias que antes he comentado:
ocio, cultura y deporte, formación reglada, educación y aspectos
curriculares, medios de apoyo, medios de comunicación, participación
política, transportes, etcétera. Esperamos del bueno talante del grupo
mayoritario que estas enmiendas sean objeto de aceptación.
Por último, las enmiendas singulares serían las siguientes. Como son tres
enmiendas y tienen un carácter más conceptual, voy a detenerme en las
mismas no con mucho pormenor, pero sí con algún detalle. El artículo 2 de
este proyecto de ley es un artículo troncal, y establece
que se reconoce el derecho de libre opción de las personas sordas, con
discapacidad auditiva y sordociegas al aprendizaje, conocimiento y uso de
la lengua de signos española, así como de los distintos medios de apoyo a
la comunicación oral. Esta última expresión, comunicación oral, nos
parece perturbadora, señora presidenta. En esta ley debería regularse
solo todo lo atinente a la lengua de signos, porque los aspectos
relativos a la comunicación oral están ya muy prolijamente regulados en
otras normas que resultan de aplicación y que ni siquiera son objeto de
derogación por este proyecto de ley; me estoy refiriendo a la Orden de 18
de septiembre de 1990, la Orden de 9 de diciembre de 1992, el Real
Decreto 696/1995 y una larga miscelánea de normas que regulan el apoyo a
la comunicación oral de las personas que posean este problema. Esta es
una cuestión de filosofía -si vamos a errores, vamos a errores, y si
vamos a setas, vamos a setas; la señora Cortajarena sabe a qué me estoy
refiriendo-, y si lo que estamos regulando es la lengua de signos,
cuestiones colaterales que pueden perturbar el contenido esencial y
material de este proyecto de ley no nos parecerían particularmente
pertinentes. Otra enmienda en la que quiero detenerme es la número 98,
que hace referencia a lo que se llama hecho diferencial de Euskadi. Uno
de los hechos diferenciales de Euskadi, además de los identitarios, es la
complicadísima estructura institucional de este país, donde no solo hay
Administración periférica del Estado, Gobierno autonómico y entidades
forales, sino un número importante de instituciones, que aquí se
consignan en el artículo 13.2 y no creo que tenga mayor problema su
aceptación. Hace referencia a que todo lo que se requiere para las
administraciones se inquiera para la compleja estructura administrativa
de una comunidad autónoma como la de Euskadi. Esto forma parte de la
naturaleza de las cosas y debería, por tanto, ser aprobado.
Por último, quiero compartir lo dicho por la señora García. Una ley que no
tiene un procedimiento disciplinar ni un régimen de sanciones está
llamada a ser incumplida, no solo porque esto está experimental y
empíricamente comprobado, sino porque así lo advierte el Tribunal
Constitucional en la sentencia 129/1991. Si a este proyecto de ley no le
incorporamos un régimen de sanciones, mediante la correspondiente
tipificación, y un procedimiento sancionador va a ser muy difícil que
esta ley cumpla las funciones tan beneméritas que antes todos hemos
invocado. Desde esta perspectiva, esta es la última enmienda que
presentamos, la número 100, y con esto doy por concluida mi
intervención.
La señora PRESIDENTA: Por el Grupo de Esquerra Republicana, señor Tardà.
El señor TARDÀ I COMA: En el caso de Esquerra Republicana de Catalunya -y
creo que también en el del resto de grupos parlamentario catalanes-, el
conjunto de enmiendas, que se eleva a 55, tiene en su mayoría un
objetivo, que es encontrar un escenario óptimo: el reconocimiento de la
existencia de la lengua de signos catalana. Para defender los derechos de
todas las personas discapacitadas, y en particular de aquellas que tienen
un déficit de audición o son sordociegas estamos los parlamentarios,
porque todos estamos a favor de superar ese déficit, pero para
reivindicar la lengua de signos catalana estamos solo los catalanes. Si
no viniéramos a este Parlamento a reivindicarla, quizá, y con razón, el
resto de diputados y de diputadas del Estado no tendría por qué asumir
mayores responsabilidades, si los propios catalanes no las asumimos. Por
ese motivo, entenderán que un buen número de esas enmiendas tuvieran como
objetivo llegar al reconocimiento de la lengua de signos catalana. Debo
decir, tal y como ya han afirmado otros parlamentarios que me han
precedido en el uso de la palabra, que el objetivo ha sido alcanzado y
estamos satisfechos del resultado final. En este caso, los catalanes no
hablamos de satisfacción porque sí, sino porque al principio dudábamos de
conseguirlo en el momento en que vimos en la primera redacción aprobada
en Consejo de Ministros había un título que decía: por la que se reconoce
y regula la lengua de signos españolas y se regulan los medios de apoyo,
etcétera. A los demás no sé, qué les parecerá, pero no hay nada peor que
no existir. Total transparencia. En cambio, ahora tenemos un título que
reconoce que en el Estado español existen dos lenguas de signos y por eso
hemos consensuado el título lenguas de signos españolas. A partir de
aquí, se entiende que dicho título, que es de carácter político, incluye
dos estructuras: la lengua de signos catalana y la lengua de signos
española. Ciertamente, hay dos adjetivos que coinciden, pero uno tiene un
paradigma de carácter político y otro reconoce una lengua de signos que
es mucho más usada que la catalana. El título nos permite decir que el
objetivo ha sido alcanzado, ya que en la exposición de motivos se habla
de la lengua de signos catalana, que es la lengua propia de las personas
sordas de Cataluña. Supongo que entenderán que vengamos con este ánimo al
Parlamento del Estado, puesto que la ley orgánica española llamada
Estatuto de Autonomía de Cataluña habla en su artículo 50 de la difusión
de los poderes públicos del uso de la lengua de signos catalana y de las
condiciones que permitan alcanzar la igualdad de las personas con sordera
que opten por esta lengua, que tiene que ser objeto de enseñanza,
protección y respeto. En cumplimiento de este artículo 50 del Estatuto de
Autonomía de Cataluña, me consta que el Parlamento de Cataluña está
trabajando junto con el Gobierno en la elaboración de una ley catalana.
Para nosotros es muy importante y no solo motivo de satisfacción, sino
también de felicitación al resto de los grupos parlamentarios -entre
comillas-, españoles. Gracias por esta ley porque nos va a permitir que
la ley catalana, que, repito, llegará dentro de unos pocos meses, actúe
como engranaje con la ley española. Para nosotros -la expresión que voy a
utilizar ahora creo que es de la diputada y compañera Esteve- es una
especie de paraguas para que en Cataluña podamos hacer los deberes.
En este caso no ocurre lo que normalmente sucede y es que a veces desde el
Estado -lo voy a decir en catalán porque no sé cómo es en castellano- se
nos hace la puñeta. Al parecer, esta ley será un lubricante que permitirá
que el Parlamento de Cataluña pueda hacer bien los deberes (Risas.) Sí,
un lubricante, para los engranajes por supuesto. Necesitaba razonar por
qué les felicitábamos.
La señora PRESIDENTA: Señor Tardà, por favor, céntrese en su
intervención.
El señor TARDÀ I COMA: Quiero destacar algunos aspectos. De las 55
enmiendas, 44 han sido transaccionadas, ocho rechazadas y dos aprobadas
en su integridad. Entendemos que algunas hayan sido rechazadas y me
refiero al centro de normalización lingüística de la lengua de signos
catalana, que en un primer momento enmendábamos para su concreción. En la
medida en que el Gobierno de Cataluña va a elaborar la ley, entendemos
que este aspecto no se debe incluir. Pertenece al ámbito competencial
catalán y ya hemos pactado una transaccional que implica al Gobierno
español en la financiación de la ley de signos catalana, tanto en su
fomento como en su desarrollo tecnológico. Esto es, desde Cataluña se
podrá legislar, tal como permite el texto estatutario, y de la misma
manera que el Gobierno del Estado, la Administración General del Estado,
participará económicamente en la financiación del centro de normalización
lingüística de la lengua de signos española, la ley incluye la obligación
del Estado de financiar el fomento y uso de la lengua de signos catalana.
Esto ya lo incluimos en una disposición final de la ley.
Quiero destacar los artículos 13, 14 y 15, pues son los que nos permiten
no sentirnos invadidos -entre comillas- por los medios de comunicación
social de ámbito estatal y por la Administración General del Estado.
Destacaría el artículo 14 en el cual un buen número de nuestras enmiendas
han sido transaccionadas. Por lo que se refiere a estos tres artículos,
debo señalar que ninguna de nuestras enmiendas ha sido rechazada, sino
que todas han sido transaccionadas, lo cual nos satisface en la medida en
que ha habido voluntad para buscar fórmulas de consenso. Para el artículo
14, relativo a los medios de comunicación social, hemos encontrado una
redacción que nos parece interesante: "Los poderes públicos promoverán
las medidas necesarias para que los medios de comunicación social... sean
accesibles a las personas sordas, con discapacidad auditiva y sordociegas
mediante la incorporación de las lenguas de signos españolas". ¿Por qué?
Porque no todas las cargas tienen que recaer en los medios de titularidad
pública. No tiene ningún sentido que no sean asumidas, por ejemplo, por
las televisiones privadas. Para nosotros es un gran avance que se
incorporen las lenguas de signos españolas y la razón es evidente. Si los
medios de comunicación de masas, los privados y los públicos, pero
básicamente los privados, que están destinados en los próximos años a ser
los medios con mayores audiencias, no asumen también el uso de la lengua
de signos catalana, existirá un verdadero proceso de sustitución de la
lengua de signos catalana por la de signos española. Para nosotros este
punto es fundamental y ha sido un gran avance, de la misma manera que el
que se haya incorporado al articulado la necesidad de que las
administraciones públicas en todas sus vertientes y las instituciones
deban contemplar las dos lenguas. No sé si será porque este avance puede
parecer de menos calado en tanto en cuanto no afecta a las lenguas
orales, pero nos gustaría que en su traslación a las lenguas orales se
progresase tanto como se progresa en lo que respecta a las lenguas de
signos en esta ley. De igual manera, les recuerdo la vergüenza, el
ridículo que provocó hace unos meses un anuncio del Ministerio del
Interior que instaba a los ciudadanos a acudir a los ayuntamientos a
revisar el censo para poder acudir a las urnas y se utilizaba la lengua
de signos española, con lo cual los ciudadanos que padecen esta
discapacidad en Cataluña quedaban huérfanos de información. Esto ya no
volverá a ocurrir con esta ley...
La señora PRESIDENTA: Señor Tardà, vaya terminando. Agotó su tiempo.
El señor TARDÀ I COMA: Voy terminando, señora presidenta.
Decía que situaciones como esta ya no se volverán a repetir en tanto en
cuanto se ha incorporado un conjunto de enmiendas según las cuales todo
lo emanado de la Administración General del Estado y de todos los órganos
debe contemplar el uso de las lenguas de signos españolas, es decir, la
lengua de signos española y la lengua de signos catalana. En definitiva,
como la próxima semana tendremos oportunidad de hacer una valoración más
global en el Pleno, debo decir que retiramos las ocho enmiendas, en tanto
en cuanto entendemos que, en términos generales, con las 44 enmiendas
transaccionadas y con las dos integradas en su totalidad se han
contemplado las aspiraciones que nos habíamos propuesto al inicio del
trámite de esta ley.
La señora PRESIDENTA: Por el Grupo Parlamentario Catalán (Convergència i
Unió), tiene la palabra el señor Campuzano.
El señor CAMPUZANO I CANADÉS: Señorías, mi grupo, como no puede ser de
otra manera, coincide con las ideas de fondo que han expresado los grupos
que han intervenido hasta el momento en el sentido de entender que este
texto que hoy aprueba la Comisión de Trabajo y Asuntos Sociales de
reconocimiento de las lenguas de signos que se hablan en España responde
a un consenso total de todos los grupos de esta Comisión y a la mayoría
de las demandas, de las necesidades, de las inquietudes que los diversos
grupos sociales vinculados al ámbito de la sordera y de la deficiencia
auditiva nos habían planteado
en los últimos tiempos. Ese consenso total se pondrá de manifiesto cuando,
previsiblemente, el dictamen de esta Comisión sea aprobado por unanimidad
expresando, desde la perspectiva de Convergència i Unió, que hemos
resuelto la principal cuestión política abierta en el mismo. Hemos pasado
de reconocer, de regular la lengua de signos española a reconocer las
lenguas de signos españolas. Inicialmente, el proyecto que el Gobierno
había mandado a la Cámara partía del hecho de que el objeto de esta ley
era reconocer la lengua de signos española. Como resultado, entre otras
cosas de las comparecencias que tuvimos en esta misma Comisión o en la
Comisión de Discapacidad -ahora me falla la memoria- de los
representantes de la discapacidad auditiva en Cataluña, quedó muy claro a
todos los grupos parlamentarios que esta ley debía resolver el
reconocimiento de la lengua de signos catalana. La solución técnica a ese
problema político, que se articula perfectamente en el artículo primero
de la ley, lo resuelve de manera muy satisfactoria.
El artículo primero de la ley afirma, con la propuesta transaccional que
SS.SS. ya conocen: Asimismo, la presente ley tiene por objeto reconocer
la lengua de signos catalana como lengua de las personas sordas, con
discapacidad auditiva y sordociegas en Cataluña que libremente decidan
utilizarla, sin perjuicio de la ulterior regulación legislativa
reglamentaria que pueda corresponder a la Generalitat de Catalunya en
desarrollo de sus competencias. Todas las alusiones que esta ley hace a
la lengua de signos española se entenderán hechas a las demás lenguas de
signos españolas para su ámbito territorial propio, sin perjuicio de lo
que establezca la normativa propia de las respectivas comunidades
autónomas en el ejercicio de sus competencias. Esta solución, a nuestro
entender, satisface el pleno reconocimiento de la lengua de signos
catalana. Esta ley afirma que hoy en España existen dos lenguas de
signos: la conocida como lengua de signos española y la conocida como
lengua de signos catalana, y esta ley ampara en los mismos términos que
la lengua de signos española a la lengua de signos catalana. Por tanto,
la principal preocupación política que mi grupo tenía en relación con
este proyecto de ley ha quedado plenamente resuelta en esta fórmula, que
además expresa que siempre que nos referimos a lenguas de signos lo
hacemos en términos plurales. Junto con la referencia que el señor Tardà
ha hecho al Estatuto de Autonomía vigente -por primera vez se incorpora
en el texto estatutario catalán esa referencia a la lengua de signos
catalana-, avanzamos en esa normalidad, en ese reconocimiento de una
realidad singular y específica de Cataluña como es la existencia de una
lengua de signos propia en nuestro país. En la exposición de motivos de
la ley, poco o mucho, ya expresamos también esta consideración y lo
expresamos de una manera muy clara. La lengua de signos catalana, que es
la lengua propia de las personas sordas catalanas que han optado por esta
modalidad de comunicación y que la usan en las comunicaciones de la vida
diaria, se ha desarrollado en Cataluña de una forma similar a cómo lo ha
hecho la lengua de signos española en el resto de España, de tal forma
que se ha ido consolidando una estructura lingüística comunicativa
íntimamente relacionada con el entorno geográfico, histórico y cultural.
La lengua de signos catalana, señorías, forma parte de esa expresión, de
ese carácter nacional de Cataluña. En la exposición de motivos hacemos
referencia a los pronunciamientos del año 1994 del Parlament de
Catalunya, a la actividad de las universidades catalanas en esta materia
y a un elemento muy singular, que es la aprobación en el año 2005 de la
Gramática básica de la lengua de signos catalana, donde el Institut
d'Estudis Catalans ha tenido un papel fundamental. Es bueno también
recordar en este momento la comparecencia del presidente de la sección
filológica del Institut d'Estudis Catalans, que vino a reafirmar esa
dimensión científica de la existencia de la lengua de signos catalana.
Insisto, señorías, la ley va a resolver bien el reconocimiento a nivel
estatal de esta realidad catalana tan potente, tan sólida y tan presente
en la comunidad de personas sordas de nuestro país. Además, y más allá de
la poesía que quizá la exposición de motivos implica, el texto de la ley
va a aprobar una disposición final tercera, que ha sido modificada con
una transacción que afecta a diversos grupos -también al grupo de
Convergència i Unió, con sus enmiendas 309 y 310- y que compromete a la
Administración del Estado a la financiación del fomento, la investigación
y la difusión de la lengua de signos catalana entre las personas sordas
residentes en Cataluña. No es baladí esta disposición final tercera, tal
como ha quedado configurada. Corríamos el riesgo de que el reconocimiento
de la lengua de signos española implicase tan solo un compromiso de la
Administración General del Estado en relación con esa lengua de signos y
que los sordos de Cataluña no pudiesen beneficiarse de los recursos
públicos que el conjunto de los ciudadanos pagamos a la Administración
General del Estado. Con la fórmula que incorpora esta disposición final
tercera, en los Presupuestos Generales del Estado habrá que articular
partidas que acompañen las políticas destinadas a normalizar la presencia
de la lengua de signos catalana. La incorporación de esta transacción en
relación con esta cuestión es muy importante.
Más allá de la problemática de la lengua de signos catalana, había tres
cuestiones que nos preocupaban. Una de ellas era la realidad de la
sordoceguera. Todos recordaremos la comparecencia que hubo en esta
Comisión en relación con esta problemática, que nos provocó a todos un
impacto considerable. Es una realidad relativamente poco conocida, al
menos por este diputado, y que el texto inicial del Gobierno no termina
de reconocer en toda su dimensión. Aquí se han incorporado enmiendas que
reconocen plenamente la realidad de las personas sordociegas y con la
aprobación de la ley se va a articular una política que responda a las
necesidades concretas de estas personas y de sus familias. Mi grupo
valora muy
positivamente que esto haya quedado incorporado en la ley de forma más que
correcta.
También existía la problemática relativa al conjunto de los profesionales
que se mueven en el mundo de la lengua de signos y que muchas veces han
empezado a desarrollar su actividad profesional en un marco de regulación
normativa escaso, incierto o inexistente. La ley, a través de diversas
disposiciones adicionales, va a articular mecanismos para normalizar la
situación administrativa de estos profesionales. Este va a ser un gran
reto en los próximos años, porque esta vocación de normalidad de las
lenguas de signos implica también dignificar y cualificar a los
profesionales vinculados a esta materia. Las enmiendas transaccionales
que se han incorporado dejan esto muy claro. Estamos hablando de las
disposiciones adicionales cuarta y quinta. Mi grupo entiende que estas
cuestiones han quedado resueltas de forma satisfactoria.
Finalmente, nos preocupa una cuestión no directamente vinculada con el
núcleo duro del reconocimiento de las lenguas de signos, pero sí con las
necesidades de las personas sordas, que es la relativa al conjunto de
ayudas técnicas que permiten a muchas personas sordas incorporarse con
normalidad a nuestra sociedad. Se trata de las ayudas para la audición,
que van desde las prótesis auditivas hasta los implantes cocleares, los
audífonos, etcétera. A pesar de que en los últimos años se ha ido
mejorando, lo cierto es que la cobertura de estas ayudas técnicas por la
Seguridad Social no es suficiente para garantizar a las clases medias y a
las familias más modestas un acceso a los avances técnicos que permiten
una mejora sustancial de la audición de las personas sordas. Este mismo
fin de semana he participado en el encuentro de la Asociación de
Implantados Cocleares, y en los talleres previos a mi incorporación a esa
reunión las familias de las personas sordas que habían optado por el
implante coclear manifestaban su preocupación por la falta de cobertura
de los implantes, de la renovación de sus componentes externos o del
suministro de baterías por la Seguridad Social. Por tanto, señorías, se
impone la necesidad de reforzar estas ayudas técnicas para las personas
sordas. A última hora, con una enmienda del Grupo Popular y una enmienda
de Convergència i Unió, se ha aprobado un mandato parlamentario para que
estas ayudas técnicas mejoren sustancialmente. Creo que esta es una buena
noticia para las personas sordas y para las familias que las tienen su
cargo.
Finalmente, la ley -y el trámite parlamentario lo ha reforzado- deja muy
clara la libertad de opción de las familias que tienen hijos con
necesidades auditivas, especialmente en el sistema escolar. Esa libertad
de la familia de elegir el tipo de educación y las lenguas que van a
permitir la incorporación de sus hijos al sistema escolar es muy
importante. En Cataluña, de común acuerdo con todas las instituciones
catalanas y con todos los grupos políticos que hemos gobernado o que
están gobernando en Cataluña, se ha optado por un modelo fundamentado en
la libertad de elección de los padres de la forma en la que deben ser
educados sus hijos. Esta ley consagra este modelo de libertad de elección
de las familias del tipo de educación de sus hijos en el supuesto de que
sean personas sordas o con dificultades auditivas. El texto de la ley
también nos satisface plenamente desde ese punto de vista. En este
sentido es bueno agradecer el esfuerzo que han hecho los portavoces del
Grupo Socialista hasta los minutos previos al inicio de esta Comisión
para alcanzar la unanimidad. El señor Heredia y la señora Esteve se han
esforzado para que esta sea una ley de todos y se han esforzado en
comprender las posiciones de los diversos grupos parlamentarios.
Convergència i Unió se lo quiere agradecer, haciendo una referencia muy
especial a la señora Esteve, que ha sido consciente de que desde la
perspectiva catalana era necesario que esta ley incorporase el pleno
reconocimiento de la lengua de signos catalana. Mi grupo quiere
agradecerle su esfuerzo, su buen trabajo parlamentario, su sentido común,
su modestia y su compañerismo, que han permitido que el texto que hoy
vamos a aprobar tenga el apoyo de todos los grupos políticos.
La señora PRESIDENTA: Señor Campuzano, ¿retira usted todas las enmiendas?
El señor CAMPUZANO I CANADÉS: Las retiramos todas.
La señora PRESIDENTA: Por el Grupo Parlamentario Popular tiene la palabra
el señor Barrachina.
El señor BARRACHINA ROS: El Grupo Popular está satisfecho del encuentro al
que ha llegado con el resto de los grupos, singularmente con el Grupo
Socialista, en las conversaciones lideradas por el señor Heredia y la
señora Esteve, que han hecho un gran esfuerzo de conciliación.
Me hubiera gustado que esta mañana, como en las previas, las personas
sordas hubieran sido el sujeto casi exclusivo del debate, sin perdernos
en cuestiones identitarias que hacen que lo que debiera ser algo común,
lógico y coherente para el conjunto de España derive -como hemos llegado
a escuchar aquí- en parte del elemento nacional catalán o de cualquier
otro territorio español. No deberíamos perdernos en esa cuestión
identitaria que lleva a veces a multiplicar lo que puede separar a las
personas sordas españolas en lugar de subrayar lo que les une. Hay muchos
sordos españoles con los que tengo relación desde hace al menos una
década que acaban de descubrir que en España se hablan dos lenguas
distintas. Me parece muy bien, si es mayoría el colectivo catalán que así
lo reclama, que este Parlamento así lo reconozca, pero entiendo que el
acento debería ponerse no en lo que separa a las personas sordas
españolas sino en lo que las une. Dicho esto, tengo la absoluta
convicción de que una vez que -como he escuchado aquí- la lengua de
signos catalana se ha
convertido en parte del elemento nacional catalán, los políticos seremos
capaces, como siempre, de hacer que aquellos que tendían a converger y a
equipararse terminen por no entenderse entre sí, como ha venido siendo
habitual en los sordos españoles. No tengo ninguna duda de que cuando la
política entra en estas cuestiones acaba por separar todo lo separable.
Dicho esto, la ley me parece un avance. En este sentido, la Liondau,
aprobada en diciembre de 2003, recogía literalmente -aunque no aparezca
en la exposición de motivos, se hace una indispensable referencia a ella-
que el Gobierno en el plazo de dos años, evidentemente superado,
regularía los efectos de la lengua española de signos a fin de garantizar
a las personas sordas y con discapacidad auditiva la posibilidad de su
aprendizaje, de su conocimiento y uso, así como la libertad de elección
respecto al resto de medios utilizables en la comunicación con su
entorno. Por tanto, esta ley nos parece continuadora, un avance, un paso
más en el proceso de inserción que las personas sordas españolas viven
desde hace algunos años. En consecuencia, como ya dijimos en anteriores
intervenciones, nos parece una buena cosa que vamos a respaldar; de hecho
no hemos presentado enmienda a la totalidad del texto, tampoco tenemos
previsto vetarlo en el Senado y vamos a dar todas las facilidades para su
tramitación. Al final de esta mañana retiraremos todas nuestras enmiendas
vivas, evidentemente una vez hayamos leído lo que ya previamente el Grupo
Socialista, hasta un minuto antes del inicio de la Comisión, nos ha
avanzado a través de textos. Señorías, hemos conseguido dar una mayor
concreción al conjunto de buenos propósitos del Gobierno socialista. De
hecho, especialmente en la parte educativa, hemos conseguido entre todos
que se pase del: El Gobierno podrá, el Gobierno dispondrá, a: El Gobierno
deberá. Es decir, que haya una concreción y que no suceda como en
proposiciones anteriores también cargadas de buenísimas intenciones,
concretamente había una magnífica proposición no de ley de 2005 referida
a los sordociegos, en la que se advierte de sucesivos cambios
legislativos que desgraciadamente después no tienen continuidad. Queremos
-y es el propósito respecto del que nosotros confiamos en un cien por
cien en el Grupo Socialista y en sus dos ponentes, Esperanza y Miguel
Ángel- que esto sea así, y que, por tanto, lo que hoy se propone como una
ley tenga su continuidad en el futuro. Como digo, hemos tratado de dar
concreción a una ley cuya memoria económica -como ya dijimos- nos parece
meramente anecdótica, es decir, es evidente que con 1.800.000 euros, 300
millones de las antiguas pesetas, y con un incremento anual previsto del
2 por ciento, lo cual supone en términos reales reducir la aportación,
evidentemente no hay ni para editar esta ley en todas las lenguas
existentes en la nación española. En nuestra opinión, eso no debe ser una
limitación, sino que hemos preferido dar algunas de las cuestiones por no
vistas y entender que el espíritu que nos han trasladado los ponentes
socialistas debe imperar sobre la cortedad económica de una memoria que
evidentemente no debe servir como elemento de constricción para los
derechos de las personas sordas en España que se pretenden extender.
Señorías, a pesar de que el conjunto nos parece bien, hay algunas cosas
que podrían haber sido mejoradas, concretamente en cuanto a las
definiciones. En este sentido, pensamos que tanto el profesor
especialista en lengua de signos española como el mediador de las
personas sordociegas deberían tener parte en esas definiciones, ya que el
guía-intérprete no es suficiente. La mayor parte de los sordociegos
españoles nunca llegan a entender la lengua de signos y, por tanto, el
guía-intérprete no les es suficiente. Estas personas tampoco llegan nunca
a ser capaces de leer en braille, por tanto, hay una persona que ejerce
de mediador que no puede tener ni tiene la condición de intérprete de
lengua de signos ni de guía, por lo que ese concepto de mediador debería
figurar en la ley. (La señora vicepresidenta, Cortajarena Iturrioz, ocupa
la Presidencia.) Al final se ha decidido que no sea así, pero nosotros no
renunciamos a intentarlo en el Senado porque esto no perjudica a nadie,
por lo que entendemos que se debería hacer así. Asimismo, y tal y como
este Parlamento dejó claro en diciembre de 2005, entendíamos que esto era
merecedor de un título aparte, y así lo presentó el Grupo Parlamentario
Popular: un título aparte para las personas sordociegas, porque esta ley
hablaba de las personas sordociegas. Estas personas vinieron al Congreso,
y conmovidos por aquellas intervenciones propusimos un título que
respondía a esas demandas, ya que si no esta ley dejaba a las personas
sordociegas absolutamente indiferentes por más menciones que se hicieran
a la sordoceguera. Entendíamos que debería haber un título concerniente a
esta cuestión, pero no se ha creído conveniente. En este sentido,
aceptamos que una parte de las definiciones vaya a las definiciones, pero
también quiero señalar que otra parte del título aparece perdida. Por
último, y con relación a una de las disposiciones adicionales, el
recogido no nos parece del rango, de la dignidad que merecería el
colectivo de las personas sordociegas españolas, pero la aceptamos
siempre y cuando esa disposición adicional, y el texto que finalmente nos
traslada el Grupo Socialista, sea para crear aquellos centros de
referencia que necesitan las niñas y los niños sordociegos de España. En
la actualidad, y meritoriamente por parte de la ONCE, se mantiene un solo
centro para dieciséis niños sordociegos de toda España. Los colectivos de
padres de sordociegos dicen que su número podría llegar a los 40.000.
Señorías, yo no lo sé; no sé si los sordociegos dicen o no la verdad, si
son 40.000 ó 5.000; desde luego, no son dieciséis. Por eso, en muchas
comunidades autónomas se está intentando crear estos centros. Asimismo,
el Grupo Popular entiende que la creación de dichos centros en todas las
comunidades autónomas sería gravoso para las mismas y probablemente
imposible de hacer tanto para las autonomías pequeñas como incluso para
las grandes. A día de hoy nadie ha sido capaz de crear centros
suficientes;
tan solo hay uno para dieciséis niños en Madrid, lo cual no responde a la
necesidad real. Sabemos que es difícil y que no tampoco se va a hacer en
esta legislatura, que está llegando a su fin, sino que será en la
siguiente o en la posterior. Por este motivo ya nos parece un avance -y
el Grupo Popular no va a defender ese título- que el ministerio haga un
estudio, no por el hecho en sí de hacerlo, sino para determinar el número
de centros de referencia que se crearán para las personas sordociegas en
España así como su ubicación y el establecimiento de los recursos más
acordes con sus necesidades. Entendemos que el Estado, el Gobierno de
España, el Ministerio de Trabajo, en la actualidad tiene capacidad y
recursos suficientes para, cooperando con las comunidades autónomas,
crear estos centros de referencia y que puedan atender no solo las
necesidades de la comunidad autónoma en la que se decida la ubicación de
los mismos, sino a un conjunto de ellas; que no queden fuera comunidades
autónomas pequeñas, tales como La Rioja, Navarra, Ceuta o Melilla, es
decir, comunidades sin capacidad pero que tienen transferida -no es el
caso de Ceuta y Melilla, pero sí del resto de las diecisiete autonomías-
la competencia en esta materia. Por tanto, confiamos en que efectivamente
este emplazamiento que se hace al Ministerio de Trabajo para que estudie
el lugar para crear los centros de referencia oportunos sea lo más breve
posible -haremos el seguimiento parlamentario oportuno-, y que
naturalmente las iniciativas que ya están comenzando a tejerse en algunas
de las autonomías españolas cuenten con el compromiso del ministerio de
llevarlas adelante y ejecutarlas en el tiempo más breve posible. En
consecuencia, confiando en que este compendio de buenas intenciones que
la ley recoge tenga la continuidad y el desarrollo indispensables, mi
grupo parlamentario apoyará este texto.
La señora VICEPRESIDENTA (Cortajerena Iturrioz): Tiene la palabra el señor
De Luis Rodríguez.
El señor DE LUIS RODRÍGUEZ: Señora presidenta, para el Grupo Parlamentario
Popular el trámite en el que se encuentra la Comisión es una etapa más
del largo recorrido que desde hace años mi grupo viene realizando en
beneficio del cumplimiento del mandado constitucional, fundamentalmente
en relación con el mundo de la discapacidad auditiva, el impulso y la
adopción de medidas que sean eficaces para eliminar las barreras de
comunicación de este colectivo y garantizar unos mejores índices de
integración en la sociedad. Desde luego, nosotros, desde hace muchísimos
años, en esta Cámara y en distintos ámbitos -cuando digo distintos
ámbitos quiero decir en distintas comisiones-, hemos mantenido este
mensaje y esta tensión de una forma continuada; tanto en la época en la
que hemos estado en la oposición como después, cuando estábamos en el
Gobierno, como ahora, que estamos de nuevo en la oposición, y cuando
volvamos a estar en el Gobierno mantendremos la misma filosofía. Yo he
impulsado medidas concretas en la Comisión de Educación, he participado
como ponente en el proyecto de Ley de ayudas a la cinematografía para que
allí se contemplaran medidas específicas que favorecieran el subtitulado
y la posibilidad de que las personas sordas pudieran acceder a los
contenidos y, desde luego, es reiterativa mi insistencia a los distintos
directores generales del grupo de Radiotelevisión Española para que no se
olvide al colectivo de los sordos. Siempre, en todos esos planteamientos,
mi grupo parlamentario ha hecho valer el interés general sobre el interés
particular de las distintas opciones políticas y, por ello, esa misma
filosofía es la que hemos mantenido cuando hemos abordado con
detenimiento el análisis del proyecto de ley que remitía el Gobierno.
Cuando lo hemos analizado y hemos presentado las oportunas enmiendas al
proyecto de ley que hoy nos ocupa hemos buscado el mantenimiento
exquisito del equilibrio entre las dos principales vías de acceso que
existen para eliminar las barreras de comunicación, sea lengua de signos,
lectura labial o apoyos técnicos para conseguir eliminar las barreras en
la comunicación.
Hemos presentado diversas enmiendas en esa línea con las que hemos
intentado preservar y garantizar la libertad de opción de las personas
afectadas por la discapacidad o de sus padres, en el caso de menores o
personas incapacitadas. En esta línea van las enmiendas al artículo 1, al
4 y al 5. El conjunto de nuestras enmiendas buscaba que la ley para el
colectivo -que la venía demandando desde hace tiempo- incluyera una serie
de medidas que fueran eficaces; que el contenido de la norma, que hoy
aprobará como dictamen, la Comisión fuera realmente un instrumento válido
para mejorar las condiciones de integración. Hemos vigilado especialmente
todo lo que afecta al ámbito educativo, a la enseñanza reglada, recogida
en el artículo 7, porque entendemos que una de las grandes dificultades
de las personas sordas para acceder a su integración social son las
deficiencias en su educación. Es reconocido que si desde los primeros
momentos las personas con esta discapacidad son atendidas
convenientemente se puede lograr un magnífico resultado en el
aprovechamiento de sus capacidades, consiguiendo una formación que les
permita alcanzar cualificaciones académicas que después facilitarán su
incorporación al mercado de trabajo. La incorporación al mercado de
trabajo para un discapacitado sordo, e incluso cualquier tipo de
discapacitado, no solo contribuye a elevar su autoestima, sino que es un
factor definitivo para conseguir su integración social, y que sea una
realidad y no simplemente un desiderátum. También nos hemos preocupado de
que esa eficacia afecte a otros campos, como son el de la cultura y las
actividades lúdicas o el del transporte. Otro conjunto de nuestras
enmiendas pretendía garantizar la seguridad y cuando hablo de la
seguridad me refiero a la seguridad en torno a las capacitaciones y
cualificaciones profesionales de todas aquellas personas que requieren
una capacidad técnica reconocida y acreditada por la Administración
competente referida a que tienen conocimientos para
enseñar, ayudar y conseguir aprovechar las capacidades que tienen las
personas sordas con las que tienen que trabajar.
Hemos estudiado el texto que nos han cedido los portavoces del Grupo
Socialista y hemos comprobado que gran parte de las aportaciones que mi
grupo hacía, siguiendo los tres ejes que antes he señalado, estaban
recogidas. Esta mañana aún teníamos viva una enmienda que afectaba al
artículo 7.3 donde, hablando de los planes de estudio y las posibilidades
de incluir el aprendizaje de la lengua de signos, mi grupo insistía en la
necesidad de que esto fuera una realidad en aquellos centros donde existe
un número suficiente de alumnos sordos, es decir, en aquellos centros de
referencia, a los que hacen mención los apartados 1 y 2, con el único
objeto de que fuera real, factible y posible y no fuera, simplemente, una
declaración de intenciones porque en centros donde no haya suficiente
número de alumnos no cuenten con recursos para atender esta demanda. Esta
mañana -en unas negociaciones que entiendo se han cerrado
satisfactoriamente por lo que me han comentado los diputados ponentes del
Grupo Socialista- hemos hecho especial hincapié en algo que nos
preocupaba mucho, y a lo que se ha referido el señor Campuzano y sabe que
responde a una iniciativa adoptada por mi grupo parlamentario en la
legislatura 1996-2000, que es la financiación pública de apoyos técnicos,
que en su momento no estaba incluido en el real decreto de medidas
ortoprotésicas financiadas con fondos públicos, de acuerdo a determinados
criterios. Esa realidad, que como digo se alcanzó por una iniciativa de
mi grupo siendo entonces nuestro grupo el que apoyaba al Gobierno en
mayoría relativa, insistíamos en que fuera una realidad en el texto de la
ley. Por esa razón, presentamos una enmienda que pretendía incluir una
disposición adicional nueva para que en el articulado de la ley se
recogiera esta realidad, y cuyo texto dice así: Los poderes públicos, en
el ámbito de sus competencias, aportarán financiación para la adquisición
de apoyos técnicos y cualquier otro recurso, en síntesis, bajo los
principios de solidaridad. Esto es una conquista social del colectivo de
la discapacidad auditiva que utiliza los apoyos técnicos en los términos
en los que hoy se ejecutan y en los que fueron planteados por mi grupo
parlamentario. Se convirtió en realidad por decisión de nuestro Gobierno
y trataba de auxiliar a aquellas unidades familiares con menos recursos
para garantizar que quienes tienen este problema pudieran cuanto antes
eliminar la barrera de comunicación que dificultaba su aprendizaje y su
incorporación. Confío que haya sido incorporada en términos aceptables al
texto que se está transaccionando en este momento.
Agradezco que el Grupo Socialista haya comprendido que el interés del
Grupo Popular era defender un objetivo justo y una necesidad evidente,
como etapa más en auxilio de las dificultades del colectivo de los sordos
y la sordoceguera en España. Esta ley da cobertura legal a muchas de las
peticiones que mi grupo ha venido manifestando en distintas ocasiones en
esta Cámara. Ahora entre todos, corresponda a quien corresponda aplicar
la norma, hay que conseguir que lo que en ella se recoge sea una
realidad. Así se habrá comprendido que nuestra posición siempre responde
al interés del colectivo. Confío en que, gobierne quien gobierne, la
integración social del sordo sea mucho más fácil con esta ley, una vez
haya entrado en vigor.
La señora VICEPRESIDENTA (Cortajarena Iturrioz): En nombre del Grupo
Parlamentario Socialista va a intervenir el señor Heredia.
El señor HEREDIA DÍAZ: Voy a repartir la intervención con la señora
Esteve.
Quiero comenzar mi intervención diciendo que una sociedad no es del todo
justa si todos sus ciudadanos no gozan de las mismas oportunidades de
participar en la vida social, laboral, económica y cultural y este
objetivo se ha convertido en prioridad para el Gobierno de Rodríguez
Zapatero. (La señora presidenta ocupa la Presidencia.) En nuestro país
casi un millón de personas padece algún tipo de discapacidad auditiva, de
las que 100.000 tienen sordera profunda. Son ciudadanos que se encuentran
con continuas barreras de comunicación, con elevadas tasas de
analfabetismo funcional, serios problemas de lectura comprensiva y para
la expresión escrita de la lengua. De hecho, solo el 2,8 por ciento de la
población sorda en España accede a la universidad. Por todo ello, el
movimiento asociativo representativo de las personas sordas, con
discapacidad auditiva y sordociega, venía reivindicando desde hace
décadas una norma de alcance nacional que propiciara el acceso a la
información y a la comunicación de tal colectivo teniendo presente su
heterogeneidad y las necesidades específicas de cada grupo. Ha sido este
Gobierno, el Gobierno socialista, el que ha impulsado un proyecto de ley
por el que se reconocen las lenguas de signo españolas y se regulan los
medios de apoyo a la comunicación oral, una ley llamada a convertirse en
auténtico revulsivo para lograr la plena integración social de todos los
que sufren este tipo de discapacidad. Se trata de un texto pionero a la
altura de las legislaciones más desarrolladas, un texto que además ha
sido fruto del consenso con la comunidad sorda y también, tengo que
decirlo, fruto del consenso y del acuerdo con todos los partidos
políticos. Este grupo parlamentario, cuyos tres ponentes -Olivia Cedrés,
Esperança Esteve y yo mismo- hemos trabajado para conseguir un acuerdo,
tiene que decir y reconocer la voluntad y el compromiso de todos los
partidos políticos por alcanzar un acuerdo con aportaciones importantes y
que enriquecen dicho texto. Estamos ante una ley que progresa en el
principio democrático de la igualdad de oportunidades en la educación, en
la formación y en el acceso al mundo laboral, es una normativa que
contempla la libertad de elección, reconoce y regula el conocimiento y
aprendizaje de la lengua de signos española y reconoce también la lengua
de
signos catalana. También garantiza de forma diferenciada los apoyos a la
comunicación para los discapacitados auditivos que opten por el
aprendizaje de la lengua oral.
Yo quisiera centrarme en el acuerdo con el Grupo Popular y mi compañera
Esperança Esteve hablará del resto. Ha habido un magnífico trabajo por
parte de los dos representantes del Grupo Popular -don Teófilo de Luis y
don Miguel Borrachina- con aportaciones bastante importantes y yo
quisiera citar hoy algunas. Se ha hecho hincapié de manera significativa
en el tema de la sordoceguera. Quiero decir que las personas con
sordoceguera ven reforzada su presencia en la ley mediante un párrafo
específico en la exposición de motivos, mediante la introducción de una
nueva letra en el artículo 4 que incorpora una definición específica para
este colectivo y mediante una enmienda adicional. Luego es un avance
importante esta ley para las personas con sordoceguera. También hay que
señalar que se otorga un mayor grado de concreción y, por tanto, de
efectividad en la regulación del uso de la lengua de signos y de los
apoyos a la comunicación oral en el acceso de bienes y servicios, es
decir, educación, salud, transporte, etcétera. Asimismo ha habido un
acuerdo en lo que se refiere a los apoyos técnicos para la audición con
una enmienda por la que los poderes públicos en el ámbito de sus
competencias aportarán financiación para la adquisición de apoyos
técnicos para las personas sordas, con discapacidad auditiva y
sordociegas. También se incorpora en el preámbulo la referencia a la
Liundau.
Termino. Hoy los verdaderos protagonistas son las personas sordas, con
discapacidad auditiva y las personas sordociegas. Una persona sorda,
sordociega o con discapacidad auditiva es una persona con plenos derechos
de ciudadanía, que no debe tener ninguna barrera para su integración, ni
social ni laboral, y esta ley se lo va a conceder.
La señora PRESIDENTA: Tiene la palabra la señora Esteve.
La señora ESTEVE ORTEGA: Yo intentaré hacer un análisis de cómo han
influido las diferentes enmiendas en el texto y hoy espero que podamos
aprobar el dictamen por unanimidad, a pesar de lo que señalaba don Emilio
Olabarría. También vamos a ver sus enmiendas, cómo han sido recogidas y
por qué algunas han quedado rechazadas.
En primer lugar me parece que es importante, como decía mi compañero
Miguel Ángel Heredia, esta ley en sí misma. En su salida, esta ley tenía
como primer objetivo encontrar el acuerdo con los otros grupos. Se trata
de algo tan importante, como es la situación de las personas sordas,
sordociegas y con discapacidad auditiva, como para que sea en esta ley
donde se manifiesten más las diferencias que no los acuerdos que pudiera
haber. Esta ha sido la voluntad del Grupo Socialista y, por tanto, espero
que hoy podamos aprobar esta ley por unanimidad. Hemos intentado mantener
tanto en la exposición de motivos como en el título I, objeto de la ley,
la incorporación de la realidad cultural, histórica y lingüística de las
lenguas de signos que existen en el Estado español. Lo han dicho mis
compañeros, dos realidades con un mismo objetivo: promover la
comunicación de las personas sordas entre ellas mismas y con su entorno.
Por tanto, ante estas dos realidades que se manifiestan clarísimamente en
la lengua de signos española y en la lengua de signos catalana, la oferta
a la cual hemos llegado, por tanto, por consenso, era que, bajo el
paraguas -decía mi compañero Tardà- de la lengua de signos española,
estábamos reconociendo que España es una sociedad plural y que incluso en
este ámbito se han dado diferencias culturales, históricas y lingüísticas
que nos han llevado a tener dos lenguas diferenciadas, aunque parecidas
en muchos aspectos, y, además, hemos dejado abierta la ley para, si
hubiera nuevas realidades lingüísticas y esta ley ya no sirviera en su
contenido, el desarrollo de una posible ley en el Euskadi, en Galicia o
en Valencia, no importa, allí donde existe una realidad cultural, donde
existe un dinamismo, donde existe una realidad histórica y práctica. De
ahí esa transacción. En este sentido hemos evitado, señor Olabarría,
todos los grupos -yo diría que ha estado en el ánimo, incluso en la
conversación que tuvimos con usted-, entrar en el concepto de
cooficialidad de las lenguas. Si nosotros hiciéramos una equiparación de
la lengua oral con la lengua de signos sería un error porque personas
castellano-hablantes están utilizando la lengua de signos catalana
sencillamente por una razón de entorno académico, práctico, familiar,
cultural, etcétera. No existe una relación directa entre la lengua oral y
la lengua de signos. De ahí que introducir la cooficialidad no ayudaría a
la propia lengua de signos ya que debe ser tratada como lengua, eso sí,
pero en su realidad concreta y no estableciendo una relación directa con
las lenguas orales porque entraríamos en un debate mucho más complicado.
De ahí que al hablar de lenguas de signos la palabra cooficialidad -le
comentamos- probablemente no sea la más adecuada, y allí donde no las
hay, si las puede haber, esta ley tiene que permitir su desarrollo. Esta
es la explicación del porqué. Entiendo que este tema lo habíamos
comentado.
Otra cuestión que quisiera destacar es la siguiente. La ley tiene un
equilibrio y lo mantiene, y así lo ha querido desde sus inicios.
Probablemente es verdad, podríamos haber hecho una sola lengua de signos
y hubiera estado bien, pero, al final, se opta por una lengua que incluya
las diferentes posibilidades para que permita la libertad de elección de
las familias y de las personas directamente afectadas cuando es posible.
Por tanto, mantiene un equilibrio entre la lengua oral, entre los medios
orales y las lenguas de signos. De ahí, señor De Luis y señor Borrachina,
que no era posible redactar un título específico para los sordociegos,
porque rompíamos el equilibrio de la ley, y lo ha dicho mi compañero. Se
ha incorporado toda la especificidad y probablemente sea
insuficiente porque la situación de las personas sordociegas es muy
desconocida y requieren un tratamiento específico, que, tal como ha
quedado resuelta la ley, nos parece importantísimo.
La ley podía haber sido muy ambiciosa en cuanto a los profesionales
recogiendo las diferentes propuestas de las distintas asociaciones y
entidades e incorporar todo tipo de perfiles profesionales, pero
probablemente no sabemos suficiente, y si hay que elevarlo a la categoría
de titulaciones oficiales -como queremos que así sea y este es el
espíritu conjunto-, qué mejor que estudiarlo, determinarlo, conocerlo,
ponernos de acuerdo al final en cuáles son las titulaciones oficiales. Y
algo que me parece muy importante: lo vamos a tener, vamos a darle
contenido, y finalmente todas aquellas personas que hoy están
desarrollando un trabajo tendrán un periodo de transición para poderse
adaptar a las titulaciones oficiales. Por tanto, le estamos dando rigor,
le estamos dando continuidad y le estamos dando la posibilidad de
desarrollo.
En lo que hace referencia al centro de normalización lingüística -aquí mis
compañeros están muy animados- (Risas.)...
La señora PRESIDENTA: Guarden silencio, estamos terminando.
La señora ESTEVE ORTEGA: No me voy a extender mucho más.
En cuanto al centro de normalización lingüística este ha sido un elemento
de debate, porque ¿cómo logramos que todas las ventajas que esta ley
tiene y va a tener -porque así queda regulado en la lengua de signos
española- sean también extensibles a la lengua de signos catalana, que es
una realidad más e importante? En sus artículos 1, 2 y 3 queda muy claro:
todos los beneficios que se reconocen en esta ley para la lengua de
signos española se harán extensibles a la lengua de signos catalana o a
otras lenguas si las hubiera, querido señor Olabarría, en condiciones de
igualdad; esto es fundamental. Finalmente, en el centro de normalización
lingüística, al final, con una negociación que nos satisface a todos,
decimos que también el Estado va a velar por la lengua de signos catalana
-para su desarrollo, para su innovación, para su fomento-, por tanto,
coadyuvará con la Administración competente que es la Generalitat de
Catalunya. En ese este sentido, hemos sido muy escrupulosos con las
competencias, señor Campuzano, señor Olabarría, y ha sido un elemento que
hemos tenido que cuidar muchísimo porque a cada uno le toca lo que le
toca. En todo caso, la regulación de la lengua de signos catalana
quedaría en manos de la Generalitat de Catalunya, y parece que en eso hay
un compromiso. Con esto -con las ayudas técnicas, más este paraguas
amplio, más el equilibrio y el apoyo a las lenguas orales y a todos los
soportes tecnológicos- que respeta las diferentes sensibilidades de
familias y de personas afectadas, parece que al final sacamos un texto
que quizá no sea el ideal pero sí el mejor posible porque atiende a dos
elementos principales: primero, ha escuchado a todas las entidades -y
quiero agradecer especialmente la aportación de la Confederación Nacional
de Sordos de España, de Fiapas, de Fesoca, Plataforma, Apansce,
Apsezocat, que nos han hecho llegar sus aportaciones y sobre todo nos han
ayudado a entender más el fenómeno de las personas sordas con
discapacidad auditiva y sordociegas-; segundo, a los grupos con los que
hemos trabajado. Quiero hacer una especial mención a ello hoy aquí,
aunque lo volvamos a hacer en el Pleno. Es, ha sido y estoy segura de que
continuará siendo un placer trabajar con ustedes -y quiero decirlo con
nombres y apellidos-: Carmen García que, aparte de compañera política
cada una en su formación, es una amiga con la que podemos trabajar; Joan
Tardà que ha sido muy duro pero, finalmente, hemos llegado a un acuerdo;
Carlos Campuzano, gran conocedor del tema y también gran amigo; Emilio
Olabarría; Olaia Fernández; Teófilo de Luis y Miguel Barrachina. Con
todos ha sido un placer trabajar y quiero dejar constancia de ello y
acabar con un reconocimiento especial a mi compañera, Olivia Cedrés, que
conoce las lenguas de signos y le interesa el tema pero que, por razones
de tipo político, no ha podido hacer su inmersión al final; es cierto que
ella ha estado con Miguel Ángel y conmigo en todo momento trabajando para
ese consenso y para darnos luz también en cuanto a los contenidos.
Gracias, Olivia y suerte.
La señora PRESIDENTA: Vamos a concretar. ¿Retiran las enmiendas del Grupo
Popular que quedaban vivas? (Asentimiento.) Pregunto lo mismo al portavoz
del Grupo Socialista, ¿retiran las enmiendas vivas? (Asentimiento.)
El señor OLABARRÍA MUÑOZ: Señora presidenta, después de esta invocación a
la amistad tan entrañable y, sobre todo, a la erudición y facundia
demostrada por los dos portavoces del Grupo Socialista, vamos a retirar
también nuestras enmiendas. (Risas.)
La señora PRESIDENTA: Es fantástico presidir una sesión de tanto consenso,
como es habitual también en esta Comisión, hay que decirlo.
Suspendemos medio minuto para ordenar la votación y para que vayan
llamando a los grupos porque vamos a votar enseguida. (Pausa.)
Señorías, han sido repartidas las copias de las enmiendas transaccionales.
Por tanto, procedemos a la votación.
En primer lugar, votamos las enmiendas del señor Labordeta, porque no me
consta que hayan sido retiradas. Lo ha hecho verbalmente, pero no hay
nadie que lo ratifique.
Efectuada la votación, dio el siguiente resultado: votos en contra, 35;
abstenciones, dos.
Efectuada la votación, dio el siguiente resultado: votos en contra, 35;
abstenciones, dos.
La señora PRESIDENTA: Quedan rechazadas.
Votamos los textos transaccionales presentados en el curso del debate y
que han sido distribuidos para conocimiento de sus señorías.
Efectuada la votación, dijo:
La señora PRESIDENTA: Quedan aprobados por unanimidad.
Votamos el texto del informe de la ponencia con las modificaciones
efectuadas hoy, que se convertirá en el dictamen de la Comisión que será
elevado al Pleno.
Efectuada la votación, dijo:
La señora PRESIDENTA: Queda aprobado por unanimidad.
Recuerdo a SS.SS. que el artículo 117 establece el plazo de 48 horas para
mantener los votos particulares.
Antes de terminar esta Comisión quisiera hacer una mención especial a la
primera secretaria de la Mesa doña Olivia Cedrés, que ha estado con
nosotros toda esta legislatura y que por ser elegida en el Parlamento
canario dejará la Comisión. Le agradecemos su colaboración y su
aportación. (Aplausos.) Que conste así en el "Diario de Sesiones".
Para terminar, les recuerdo que hay reunión de Mesa y Portavoces muy
breve. Se levanta la sesión.
Era la una y diez de la tarde.
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